Primeras planas

Esa chaqueta rosa y cuatro señoras

Notable función en el Parlament, feroz resistencia y heroica actuación funcionarial. Forcadell, la señora podemita de las banderas, la exhija de Dalí y la que pegó a Navarro

7 septiembre, 2017 10:03

El histórico día de ayer. ¿Por qué lleva una chaqueta rosa Joan Ridao? ¿Es moda? Ridao, exdiputado de ERC, ahora es miembro del equipo de letrados del Parlament, un funcionario de altísimo rango cuyo deber es velar por el cumplimiento de la legalidad en el desarrollo de las actividades parlamentarias. La chaqueta no ayuda, no ayuda nada. Ridao era un personaje del Greco, maniquí acérrimo de la moda tenebrosa de ERC, cuyos dirigentes durante el cambio de siglo hicieron bandera de la chaqueta, la camisa y la corbata oscuras. ¿Pero qué se lleva ahora en ERC? ¿El estilo animador del crucero de Vacaciones en el mar? El carácter histórico, la solemnidad del momento, la importancia del trance no merecían que el ilustre jurista se paseara por los aledaños de la mesa de autoridades parlamentarias con una americana de la colección de verano de Berlusconi&Gabbana. No y no.

Un golpe a la democracia así no es serio. Nada fue serio. ¿Era necesario que Carme Forcadell dirigiera la tenida a gritos? ¿Debía usar ese tonito en el recurrente 'per què em demana la paraula'? Sacó adelante el atropello, pero faltó el canto de un duro para que la presidenta de la cámara descarrilara presa de un ataque de nervios o de ansiedad. La feroz resistencia de los diputados de la oposición casi estuvo a la heróica altura del rigor funcionarial encarnado por el secretario general del Parlament, Xavier Muro, y el letrado mayor, Antoni Bayona, cuya nota a la Mesa en advertencia de la tropelía que se estaba perpetrando es el certificado de defunción del parlamentarismo en Cataluña.

el pais

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Joan Coscubiela, Carlos Carrizosa, José María Espejo, Ferran Pedret, Santi Rodríguez, Alejandro Fernández, todos segundos espadas menos el primero, rayaron a gran altura y rayaron a la bancada separata, perpleja ante la dilatación del parto y las maniobras de los grupos de la derecha según se mira desde la perspectiva Forcadell.

Señoras. Àngels Martínez, diputada de Catalunya Sí que es Pot o no de la cuota de Podem-Podemos, se dedicó a limpiar de banderas españolas los escaños peperos. Alguien tenía que hacerlo. Qué asco que le tuvo que dar tocar semejante trapo, la estanquera que dicen en Gràcia. Forcadell le llamó la atención. Àngels Martínez. Algún día alguna rotonda llevará su nombre. Qué gran gesto. ¿No había que barrerlos? Pues ahí está la compañera Martínez.

Más señoras de bandera. Ayer no se celebró el juicio de la individua de Terrassa que le arreó un sopapo a Pere Navarro. Llegaron a un acuerdo. Multa y a otra cosa. "S'ha fet justícia. Un gen, que em va sortir així", declaró la culpable a TV3. Lo mismo también le ponen una calle, pero en Sabadell, para eliminar el rastro de genocidas como Goya, Machado y Quevedo.

Y más señoras. Pilar Abel, que decía que decía que era hija de Dalí no es hija de Dalí. Se siente

El editorial de El País sobre lo del Parlament aboga por la ponderación en la respuesta, vía burocrática: "El plan secesionista ya ha fragmentado a la sociedad catalana, pero su propósito inmediato va más allá: quebrar la complicidad y la solidaridad de los españoles y del Estado plural y descentralizado del que se han dotado. El recurso del Gobierno a restituir la legalidad desde la justicia apelando al Tribunal Constitucional es adecuado y proporcionado. Y es especialmente loable que los grandes partidos de la oposición, que mantienen con él enormes diferencias de toda suerte, apoyen sin paliativos esta actuación. Sin retornar a los cauces de la legalidad común, la cuestión catalana se alejaría de soluciones factibles, constructivas, que eviten la división y quién sabe si mucha frustración y dolor".

Algo más duro resulta el editorial de La Vanguardia, que sin entrar en la metodología de la réplica certifica las graves lesiones causadas al institucionalismo: "La fragmentación política del país ha vuelto a quedar de manifiesto. No se puede imponer un programa de ruptura sin una inequívoca mayoría social. (Y en el caso de poseer una inequívoca mayoría social, los procedimientos tampoco podrían ser los adoptados ayer). No se puede salir al abordaje de la Constitución de un Estado miembro de la Unión Europea con una sociedad partida en dos. No se puede imponer la aprobación de una ley que en la práctica cancela el Estatut, sin apenas margen para la deliberación y la enmienda. Si un nuevo Estatut pide una mayoría de dos tercios para su aprobación, su cancelación no se puede adoptar por mayoría simple, ­mediante un trámite exprés. No se puede tratar a los partidos de la oposición con el desdén que caracteriza a algunas de las democracias precarias del antiguo ­glacis soviético. No se puede aplicar la ley del embudo en un Parlamento de la Europa democrática. Menguados sus derechos ante la deliberación más importante desde la reapertura del Parlament en 1980, los diputados de la oposición recurrieron al obstruccionismo. ¿Qué otra cosa podían hacer? La institucionalidad catalana quedó ayer gravemente herida. La presidenta Carme Forcadell demostró no estar a la altura de los acontecimientos". 

Claro que a decir verdad lo tenía complicado Forcadell. ¿Cómo quedar bien mientras se pega un golpe de Estado? Pues no hay libro de autoayuda que resuelva el dilema.

Arcadi Espada apuesta en su artículo de El Mundo por una réplica contundente que retorne las aguas a su cauce: "Así pues, el gobierno democrático tiene una gran responsabilidad. Debe darle a los golpistas la exigente derrota que merecen. Debe dar, en efecto, una salida a Catalunya y debe hacerlo pronto y con contundencia. Catalunya no puede, no debe morir. Y su única posibilidad de supervivencia es que una implacable Derrota funde las bases de un nuevo relato victimista capaz de durar otros 300 años. Solo así Catalunya no morirá y podrá seguir en su fértil estado natural, agonizando".

El genial Sabino Méndez firma una pieza en La Razón que concluye así: "Al recordar que Forcadell consigue de todos los contribuyentes cosa de doce mil euros al mes en pago a su ineptitud, no queda más remedio que traer las palabras de Gaziel, un catalanista insigne, sobre muchos de los suyos: «políticamente, ideológicamente, no dejaron nada; económicamente, muchos se han enriquecido»".

Dice Mas que si tiene que pagar su parte de la fianza en el Tribunal de Cuentas se queda tieso. ¿Y los desahuciados, amigo Arturo, cómo están los desahuciados?

Hoy sigue la función.

7 de septiembre, santoral: Regina, Alpino, Clodoaldo, Anastasio y Evorcio.