Informe del Gobierno sobre las consecuencias económicas de una hipotética independencia de Cataluña

Informe del Gobierno sobre las "consecuencias económicas de una hipotética independencia de Cataluña"

Política

Un informe del Gobierno cifra la caída del PIB catalán en un 20% en caso de secesión

El documento recoge los datos de otros análisis que valoran las consecuencias de quedarse fuera de la UE

13 marzo, 2014 07:03

"Una hipotética independencia de Cataluña llevaría a una caída del PIB catalán alrededor del 20% con unos supuestos conservadores". Esta es la conclusión a la que llega un informe interno del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, en el que además advierte de que en esta cifra "no se valoran los probables efectos sobre la salida de capitales, inestabilidad financiera y establecimiento de una nueva moneda ni los servicios a los que tendría que hacer frente y que hasta ahora proporciona el Gobierno Central, como defensa, seguridad, diplomacia... por lo menos en los primeros años de la independencia".

El documento, que ha publicado este jueves El Periódico, está elaborado por la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales, y recoge a lo largo de 14 páginas los datos apuntados en otros análisis, como el realizado por el catedrático de Economía de la Universidad Complutense de Madrid Mikel Buesa; el del presidente del Instituto de Estudios Económicos, José Luis Feito; o los de las entidades internacionales Credit Suisse, JP Morgan y UBS.

Según señala la introducción, el informe solo pretende mostrar "a efectos puramente dialécticos" que "las consecuencias económicas de una potencial independencia de Cataluña serían muy graves para esta última", puesto que "no cabe, dentro del marco constitucional español, ni la celebración de un referéndum sobre la independencia de una de sus regiones ni mucho menos la segregación de parte del territorio español".

Drástica reducción de las exportaciones

El informe parte de la primera consecuencia de la secesión de Cataluña: que esta no formaría parte de la Unión Europea ni de la Unión Económica y Monetaria (UEM), y que su "(re)admisión" estaría sujeta a un proceso largo y complejo. A partir de ahí, se analizan los efectos que esta situación conllevaría.

Las exportaciones de Cataluña se verían seriamente afectadas, fundamentalmente porque las ventas a la UE -principal cliente- estarían gravadas por la Tarifa Exterior Común (TEC). Esto supondría un incremento de los precios en cerca de un 20% y de los costes de transacción (que estima en otro 13% de los precios), lo que, a su vez, llevaría a una pérdida de competitividad de estas exportaciones.

A esto habría que añadir el "efecto frontera" que se produciría sobre las actuales ventas al resto de España, y que podría suponer una caída de este flujo comercial entre un 50% y un 80%. Esto es, más del 10% del PIB de Cataluña. También apunta la más que probable deslocalización de empresas extranjeras, e incluso de empresas catalanas o españolas.

Financiación más cara

El documento alerta sobre la reducción de las inversiones directas extranjeras, debido a que, una vez fuera de la UE, la localización geográfica estratégica de Cataluña "dejaría de ser tan interesante" por el incremento de costes para los suministradores y proveedores, y por una menor seguridad jurídica. El turismo procedente de la UE podría verse afectado por la secesión, en caso de no tener una moneda común.

Uno de los efectos más graves sería el que afectaría a la financiación de la deuda. La Generalitat es el Gobierno autonómico más endeudado de España, y la independencia le dejaría sin acceso a paraguas financieros como el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA), los planes de pago a proveedores, o los mecanismos del Banco Central Europeo. Los costes financieros serían mucho más elevados que los actuales. Además, Cataluña dejaría de recibir las ayudas europeas que actualmente se disponen para todo tipo de proyectos.

La dificultad de seguir usando el euro

Por otra parte, el mantenimiento del euro como moneda pese a estar fuera de la UEM no es tan sencillo. Requiere un acuerdo con la UE -como ocurre con Andorra, San Marino, el Vaticano y Mónaco- o hacerlo unilateralmente -como hace Kosovo y Montenegro-. En el primer caso, se trata de países mucho más pequeños que Cataluña y que tuvieron que esperar durante años a la autorización de la UE, por lo que no es comparable, y en el segundo, son países que antiguamente utilizaban de facto el marco. Además, esto supondría renunciar a la política monetaria.

Finalmente, fuera de la UE y de la Unión Aduanera, Cataluña dejaría de ser el referente logísitico que es actualmente, como una de las puertas principales de entrada de mercancías a España y a toda la UE. A ello habría que añadir los costes administrativos de ser un Estado independiente -hacienda, defensa, seguridad, diplomacia, etc.- y que algunos estudios fijan en alrededor del 5,8% del PIB.

Este informe se suma a otro documento, conocido en diciembre pasado, que el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación difundió entre las embajadas y consulados españoles a modo de argumentario contra el proyecto secesionista promovido por el presidente de la Generalitat, Artur Mas.