La elección de Quim Torra podría provocar un gran remordimiento en el campo independentista en los próximos meses. Su investidura ha provocado grietas y desencanta al bloque independentista, que quería, precisamente, todo lo contrario desde hace un tiempo: ensanchar las bases sociales del soberanismo para poder plantar un pulso con el Estado a medio plazo con ciertas garantías de éxito. Puede ocurrir, sin embargo, el proceso inverso, y los promotores o los “comprensivos” con el proceso han comenzado a clamar: “Es un error, es un tiro en el pie”.
Eso ocurre en el campo interno, en Cataluña, y en el resto de España, donde algunos intelectuales se habían abonado al independentismo aprovechando que eso podía ser una gran oportunidad para erosionar al PP. Pero en el propio campo político las simpatías se podrían ya acabar. La dirección de Podemos ha reaccionado con claridad y ha apoyado a sus referencias en Cataluña, como la alcaldesa de Barcelona Ada Colau. Es el caso del secretario de organización de Podemos, Pablo Echenique, pero también del líder de la formación, Pablo Iglesias, que ha tachado de “racistas” las posiciones de Torra.
Aires desde Hungría
La preocupación del independentismo, de las direcciones de Esquerra Republicana y del PDeCAT –cada vez más desbordado por el activismo frenético del entorno de Carles Puigdemont—, es que, ahora sí, Europa se interese por la cuestión y compruebe que el nacionalismo de Torra no es muy diferente al que se propaga desde Hungría o Polonia. Se vuelve a las esencias, a las políticas identitarias.
La respuesta significativa de referentes del independentismo en Cataluña, como Francesc Marc Álvaro, o de intelectuales que han querido interpretar sin trazo grueso el proceso soberanista, como Antoni Puigvert, los dos articulistas en La Vanguardia, ha provocado ya una profunda reflexión. Si Álvaro considera que el “legitimismo” llevado a sus últimas consecuencias no tiene ningún sentido, Puigvert, amigo personal de Puigdemont, le espeta que ha cometido un gran error al apostar por Torra. “Que Torra se vea obligado a pedir perdón significa que es consciente de que sus ideas no son compartidas por el grueso del independentismo. Pero, estratégicamente, el error es monumental. Un tiro en el propio pie”, asegura.
El caso de Tardà
En Esquerra están “asustados”. Se rompe a corto plazo, y se verá si también a medio plazo, el acercamiento con los comuns, la referencia de Podemos en Cataluña. Con el PSC ya era complicado, pero ahora se abre un mundo. A dirigentes como Joan Tardà, que proviene del activismo de la izquierda social de una localidad como Cornellà, con fuerte presencia de catalanes con orígenes en otras tierras de España, la figura de Torra les deja tocados. Y al propio Oriol Junqueras, que lleva meses reclamando ese acercamiento con la izquierda no independentista.
El desencanto, como en aquella película con el mismo título sobre la familia Panero, es enorme. Dejarlo todo en manos de Puigdemont se considera ahora “una dejación de responsabilidades”, admiten fuentes nacionalistas. Pero el resultado del 21D fue el que fue, con Puigdemont por delante de Junqueras en el terreno independentista.
Círculo pretoriano
Y Puigdemont ha querido “jugar” con todo el bloque independentista con la elección de Torra, con la idea de forzar una mayor tensión con el Estado y a ver qué resulta de todo ello, mientras sigue en el aire su posible extradición.
Lo que queda, no obstante, es también un bloque mediático, con medios digitales entregados a la causa, y que creen que no ha pasado nada, que Torra será el presidente de todos. Es el caso de El Nacional, que dirige José Antich, y que tiene entre sus opinadores a Enric Vila --otro referente de Torra— y a Bernat Dedéu, quien en su último artículo le explicaba a Xavier Domènech, de los comuns, cómo eran “los españoles”. Con argumentos calcados a los de Torra, Dedéu asegura que los españoles “te envían la policía a pegarte, te expolian sistemáticamente los recursos, y son suficientemente hábiles para que nuestros diputados acaben siempre renunciando a los mandatos del pueblo y al final siempre consiguen que seas tú quien baje la cabeza, o borre los tuits y pida disculpas”.