El candidato a la investidura a la presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Congreso de los Diputados / EFE

El candidato a la investidura a la presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Congreso de los Diputados / EFE

Política

Sánchez intenta convencer al Congreso: “No se va a romper España, se va a romper el bloqueo"

El candidato a la presidencia del Gobierno critica las "zancadillas" de la derecha y manfiesta que "el verdadero patriotismo significa un bien común"

4 enero, 2020 10:19

“No se va a romper España, no se va a romper la Constitución. Aquí lo que se va a romper es el bloqueo al Gobierno progresista democráticamente elegido por los españoles”. El candidato a la presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, ha comenzado su discurso de investidura con la intención de zanjar las críticas de la oposición de ceder a las pretensiones del independentismo catalán tras pactar la creación de una mesa de diálogo con ERC a cambio de su abstención. Sánchez ha defendido la coalición con Unidas Podemos como una necesidad para recuperar derechos sociales, mientras ha criticado las “zancadillas por parte de la bancada de la derecha”.

“El PSOE es un partido español formado por compatriotas”, ha manifiestado Sánchez, que ha advertido a la derecha de que "se equivoca al cuestionar el compromiso de la izquierda con España”. El presidente del Gobierno en funciones se ha mostrado crítico con PP y Ciudadanos, a los que ha acusado de mantener la “parálisis” política al no ceder sus votos para que la investidura pudiera salir adelante.

Defensa de lo público

En un discurso efectista, Sánchez ha criticado la lealtad de la derecha al país y las acusaciones de tratar de romper la unidad: “El verdadero patriotismo significa un bien común, y no los símbolos”. El candidato ha dibujado su argumentario en torno al "patriotismo social", basado la defensa de la educación, la sanidad y las pensiones públicas, así como de unos impuestos solidarios “para costear todo ello”.

Los mayores abucheos desde la derecha se han producido cuando Sánchez ha definido la crisis catalana como “un conflicto político” para el que ha pedido “dejar atrás la judicialización” y “recomenzar y retomar el diálogo”. “En nuestro país no existe un único modo de sentir la identidad nacional. Los sentimientos no pueden imponerse a la fuerza ni se prohiben”, ha manifestado el candidato, que ha lamentado que mientras en un “sector amplio” de la población de Cataluña “existe un sentimiento de agravio”, otra parte “se siente ignorada o rechazada por las instituciones de su propia tierra”, en referencia a la Generalitat. "Y existe, en otros puntos de España, un rechazo a las acusaciones que vierten algunos líderes independentistas sobre la España Constitucional. Yo me incluyo entre ellos", ha sentenciado.

Crisis heredada

Sánchez no ha dejado escapar la ocasión de definir la situación actual en Cataluña como una “crisis heredada” del gobierno del PP que se ha comprometido a asumir con “lealtad constitucional”. Así, el candidato ha instado a la bancada de la derecha a que “renuncien a su sectarismo” y dejen de “agitar los peores presagios sobre el porvenir de España”.

"Abramos un diálogo honesto amparado por la seguridad que otorga nuestro marco legal", ha espetado Sánchez, que ha clamado contra "la injusticia, el odio y el fanatismo", ideas a las que ha asegurado se les realizará un "cordón sanitario" durante su etapa al frente del Gobierno.