Mas y Rajoy, durante una de las visitas del presidente de la Generalidad a la Moncloa

Mas y Rajoy, durante una de las visitas del presidente de la Generalidad a la Moncloa

Política

Rajoy estudia permitir el referéndum

El presidente no descarta consentir una consulta siempre y cuando sea legal y la pregunta no haga referencia a la cuestión de la soberanía. No todo el PP comparte la tesis de su líder. Mas ganaría dos cosas muy valiosas: equilibrio político y tiempo.

8 septiembre, 2013 18:20

Este verano, Mariano Rajoy y Artur Mas han hablado, han dialogado y han acercado posiciones. Tanto, que el presidente parece dispuesto a aceptar que el catalán convoque de forma legal su famosa consulta, según explican fuentes cercanas al Gobierno. Rajoy daría permiso para la celebración del referéndum, aunque con dos condiciones claras: que éste se celebre dentro del marco legal y que la pregunta no se refiera a la soberanía de Cataluña.

Que la consulta sea legal no entraña demasiadas dificultades jurídicas, ya que el artículo 122 del Estatuto permite a la Generalidad organizar consultas en el ámbito de sus competencias, siempre y cuando sean autorizadas por el Consejo de Ministros. Ahora, el Parlamento autonómico tramita una Ley de Consultas Populares en desarrollo de este artículo estatutario.

El presidente vería con buenos ojos que se aplicase esta ley una vez esté lista -y siempre y cuando su redacción no rebase los márgenes de la Constitución- para dar cobertura legal a la celebración de la consulta pretendida por Mas, según indican las mismas fuentes.

Decisión complicada para el PP

Lo que de ninguna manera consentirá Rajoy es que la pregunta del referéndum verse sobre la soberanía, puesto que el artículo 2 de la Constitución consagra la indisolubilidad de España: "La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas".

No obstante, el presidente estaría dispuesto a aceptar una pregunta relativa a las relaciones entre el Estado y la Generalidad de tal manera que los catalanes pudiesen dar su opinión sobre el encaje de Cataluña en España sin necesidad de romper las costuras del texto constitucional.

Con esta nueva táctica de acercamiento hacia los postulados nacionalistas, Rajoy conseguiría evitar que el conflicto vaya a mayores y que Mas acabe por celebrar las famosas elecciones plebiscitarias con las que ha amenazado en los últimos días. Sin embargo, no todo el PP comparte el aperturismo del presidente.

Dirigentes del partido temen que al permitir la consulta, el PP pueda perder apoyos electorales en favor de UPyD en el ámbito nacional y de Ciudadanos, en el catalán, puesto que ambas formaciones son muy claras en sus planteamientos contrarios a la celebración de cualquier referéndum.

Por contra, conceder ese permiso situaría al PP en la centralidad política. Los populares se sumarían así a los postulados del PSC, UDC e ICV, que abogan por la celebración de una consulta siempre y cuando sea legal y acordada con el Gobierno.

Mas busca equilibrio y tiempo

Y, ¿qué ganaría Mas? Dos cosas muy valiosas: equilibrio político y tiempo. Si el presidente de la Generalidad acepta las condiciones de Rajoy podrá presumir de haber arrancado al Gobierno central algo que parecía imposible. Además, el líder de CiU también se situará en la centralidad junto a socialistas, ecosocialistas, populares y a sus socios democristianos, a quienes no puede descuidar.

En esta tesitura, sería ERC, que hoy por hoy gana adeptos a diario en detrimento de CDC, quien se quedaría sola y en la radicalidad, acompañada únicamente de la CUP, demandando la celebración de una consulta fuera de la ley (con una pregunta más contundente) o la declaración unilateral de independencia.

Pero, sobre todo, lo que Mas quiere es ganar tiempo. Un tiempo precioso que permita a los catalanes visualizar la salida de la crisis. Si en 2016, la economía va bien, CiU podrá presentarse a las elecciones autonómicas presumiendo de que sus políticas de ahorro y austeridad han dado buenos resultados y han permitido recuperar la senda de la bonanza. Un argumento que puede resultar irrefutable para tratar de evitar lo que de momento parece un imparable ascenso de ERC.