El presidente de SCC, Josep Ramon Bosch

El presidente de SCC, Josep Ramon Bosch

Política

El nuevo catalanismo de Bosch crea fricciones en Societat Civil Catalana

Un sector de la entidad, alrededor de las figuras de Domingo y Arenas, y conectado con los cambios en el PP y Ciudadanos, plantea que se mantenga el combate con el independentismo

28 marzo, 2019 00:00

Societat Civil Catalana tiene un plan, el que ha diseñado su nueva dirección, que lidera Josep Ramon Bosch. Se trata del Plan Estratégico 2019 que la asamblea general de la entidad deberá debatir y votar este viernes 29 de marzo. Bosch ha apostado por una hoja de ruta que pretende dibujar un nuevo catalanismo, que ofrezca soluciones, después de haber batallado en los últimos años en contra del independentismo. Además de seguir esa línea, lo que se pretende es aportar una salida posible. Pero no todos en la entidad lo ven igual. Al calor de los cambios en los partidos políticos, con la nueva coyuntura electoral, un grupo de críticos tratará de modificar ese plan. Se trata de miembros que ya han estado al frente de la entidad, como José Domingo o Rafael Arenas, y que reciben el empuje y la presión del PP y de Ciudadanos.

Esas críticas se han ido formulando en foros en las redes sociales, y en diferentes encuentros. Los reproches a Bosch pasan por una vieja idea. Lo que pretende, se señala, es algo que el mismo Bosch intentó que recogiera el PP de Cataluña: una reformulación del catalanismo, con una relectura de la historia reciente y de sus principales mitos, para ponerlo al día, siempre desde una perspectiva ideológica del centro-derecha. A Bosch aquello no le funcionó y fue expulsado del partido, cuando intentó, junto a Montserrat Nebrera, una alternativa al PP de Alicia Sánchez Camacho en el congreso de 2008.

Diálogo posible

Ahora, sin embargo, Bosch considera que se pueden dar las condiciones para elaborar un plan, dentro del catalanismo, que agrupe a diferentes sectores y que ofrezca una doble posibilidad: denunciar el nacionalismo, cuando pretende por vías unilaterales, crear un estado propio --lo que ha ocurrido en los últimos años-- y ofrece una vía de diálogo posible, leal con España y respetando el autogobierno catalán. En ese camino hay más actores, partidos y movimientos, y de todo ello puede fructificar algo tangible.

Álvarez de Toledo y Josep Bou en el stand del ejército del Salón de la Enseñanza de Barcelona / EFE

Álvarez de Toledo y Josep Bou en el stand del ejército del Salón de la Enseñanza de Barcelona / EFE

Cayetana Álvarez de Toledo, junto a Josep Bou

Pero, ¿es posible dentro de Societat Civil Catalana? Bosch lo quiere intentar y someterá ese plan a la asamblea de la entidad. Algunos miembros han expresado con claridad su rechazo. Es el caso de Ana Losada, conectada con el grupo de José Domingo, que fue uno de los fundadores de Ciudadanos. Losada reaccionó con contundencia en las redes sociales cuando Bosch difundió, en diferentes entrevistas, que no consideraba ni necesario ni prioritario aplicar de nuevo el 155 para Cataluña, dejando claro que el presidente Pedro Sánchez, a su juicio, no estaba en manos del independentismo. “¿A quién representa el señor Bosch? A los catalanes no nacionalistas, no”, aseguró Losada, quien añadió que era socia de Societat Civil Catalana y que las declaraciones de Bosch no eran propias de la entidad. "Estas declaraciones de su Presidente traicionan los objetivos para los que nació y a mí no me representan".

El PP de Casado

El nuevo PP de Pablo Casado tiene que ver con ese rechazo a Bosch. También la posición de Ciudadanos, más contundente en los últimos meses, con un deseo claro de marcar todas las distancias posibles con el PSOE y con Pedro Sánchez, y con el objetivo de lograr un Gobierno de centro-derecha con el PP. La candidatura del PP en Barcelona, con la designación de Cayetana Álvarez de Toledo, ha lanzado un mensaje diáfano: el catalanismo ha derivado hacia el independentismo, porque, de alguna forma, ya estaba latente. Por tanto, nada de acercarse o de intentar otra vez un proyecto de ese cariz. Eso choca con las intenciones de Bosch.

Pero Bosch se ha reunido con diferentes sectores en las últimas semanas. Su hoja de ruta no debería, a priori, recibir un castigo contundente.

Realidad cultural

La intención es denunciar “todos los ataques a los derechos y libertades individuales” que se produzcan en Cataluña, fomentado, además, el voto a los partidos constitucionalistas, pero sin descuidar a la Cataluña catalano-hablante que, en algún momento, se confía, optará por un proyecto político no rupturista con España. Desde el combate político con el independentismo, Bosch, a diferencia de un núcleo duro que existe y que se reivindica en Societat Civil Catalana, sí considera que existe una realidad nacional, --aunque se pueda decir también una nacionalidad cultural-- que no se puede obviar o desdeñar.

Este viernes, las bases de la entidad, la que coordinó la gran manifestación constitucionalista del 8 de octubre de 2017, --“el espíritu del 8-O”-- decidirán qué camino quiere seguir.