Artur Mas encabeza la reunión del Consejo Ejecutivo de la Generalitat de Cataluña.

Artur Mas encabeza la reunión del Consejo Ejecutivo de la Generalitat de Cataluña.

Política

Nervios en el Gobierno catalán por los pactos de Mas con la CUP

El acuerdo incluiría la inclusión de políticos de varias tendencias en cada una de las consejerías como hizo el tripartito

4 noviembre, 2015 20:36

El diseño del futuro Gobierno catalán que el presidente en funciones, Artur Mas, pacta con la CUP levanta recelos entre las personas que han liderado la Generalitat en la última legislatura. El acuerdo con la formación antisistema no gusta a parte del Ejecutivo, pero las filtraciones de los temas que se debaten en una mesa que hasta ahora era secreta han provocado que el propio Mas manifestara abiertamente el pasado martes que aparcará una semana la comunicación de cualquier información sobre el futuro político de sus consejeros.

Se conoce el nombre de algunos que sí tendrán espacio en el cartapacio que se diseña entre CDC y ERC con el visto bueno de la CUP: el actual titular de Territorio y Sostenibilidad, Santi Vila, con una cartera diferente, y el actual titular de Interior, Jordi Jané, que mantendría el cargo si se llega a materializar el acuerdo.

Gobierno transversal

Para que ello ocurra, las tres grandes vicepresidencias que se plantean incluirán políticos de varias tendencias. Se repetiría de este modo el modelo de gobernanza impuesto durante los dos mandatos del tripartito (PSC, ERC e ICV-EUiA) entre 2003 y 2010.

Jané será consejero de Interior pero el departamento estará supervisado desde la vicepresidencia de exteriores, que encabezará el cabeza de lista de Junts pel Sí, Raül Romeva. El ex eurodiputado ecosocialista también liderará Exteriores y supervisará el área de Justicia, hasta ahora dirigida por Germà Gordó.

Nombres vetados

En un principio no se ha previsto ninguna consejería para Gordó, uno de los políticos más influyentes dentro de CDC. La CUP dejó claro públicamente que era una traba para facilitar la constitución del futuro gobierno catalán por su trayectoria en el partido, ya que consideran que podría estar vinculado con la trama de corrupción que se cierne sobre a la formación, el caso 3%. El aún responsable de Justicia en funciones no ha encajado bien la situación actual, ya que considera que paga por unos hechos que no son de su responsabilidad.

Los antisistema vetaron otros dos nombres: el del consejero en funciones de Salud, Boi Ruiz, al que responsabilizan de desmantelar la sanidad pública catalana y el de Empresa y Ocupación, Felip Puig, ex titular de Interior.

Munté se queda con la política laboral

ERC tomará el control del área de economía, pero se desvincularán las políticas laborales. El área de Trabajo quedará bajo el paraguas de la vicepresidencia social que encabezará la actual portavoz del Gobierno en funciones y consejera de Bienestar Social y Familia, Neus Munté. Otro paralelismo con el tripartito, ya que también salió de las filas de UGT de Cataluña la ex consejera de Trabajo socialista Mar Serna.

El líder de los republicanos, Oriol Junqueras, habría solicitado tener mano en dos departamentos muy sensibles socialmente, los de Educación y Salud. En contrapartida, CDC pretende que el número dos de la vicepresidencia económica sea el coordinador general del partido, Josep Rull. Este nombramiento tranquilizaría a algunos sectores empresariales conocedores del equipo de gobierno que se diseña, ya que consideran que en ERC no hay cuadros suficientemente preparados para asumir el liderazgo de todas las áreas económicas de la Generalitat.

Mas, al diseño de las estructuras de Estado

Tal y como avanzó Crónica Global, el papel que se reserva para Mas en el futuro Ejecutivo es el de presidente florero. El líder de CDC no tendrá ninguna atribución ejecutiva y su papel será únicamente institucional. Su principal responsabilidad en la nueva etapa que se abrirá en la Generalitat sería la de acabar de diseñar y desarrollar las denominadas estructuras de Estado.

Se trataría de emular el papel que desempeñan los presidentes de repúblicas sin poderes ejecutivos, como es el caso de Italia o Alemania. La diferencia está en que el Estatuto de autonomía no contemple esa figura. 

De este modo, se avanzaría hacia la constitución de la República catalana.