El cantaor Arcángel

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Política

Las cajas en el patíbulo

Que una comisión parlamentaria sea la que evalúe y saque conclusiones sobre la actuación de los directivos de cajas es como si una hermandad mafiosa procede a juzgar a Vito Corleone. ¿No sabía todo el mundo que Caixa Catalunya era la caja del PSC y que Caixa Girona era de CiU?

9 noviembre, 2013 09:03

En Italia suele decirse que la economía es ajena a la política y, por eso, todo funciona aunque lo haga de forma sui géneris. En España quizás esté pasando lo mismo. Es muy llamativa la comisión que el Parlamento autonómico de Cataluña ha constituido para analizar el papel de las cajas de ahorros en esta crisis.

Por dicha comisión han ido desfilando, uno por uno -bien, uno por uno no; como en Astérix, La Caixa resiste ahora y siempre al invasor y no se ha visto en el trance-, los directivos de las cajas catalanas que sin excepción alguna han desaparecido.

Al igual que en la Plaza de la Bastilla el pueblo de París se constituyo en juez y puso en marcha el primer escrache de la historia contemporánea, la comisión de diputados autonómicos ha hecho desfilar -paseíllo incluido- a directivos y cargos intermedios de cajas, a los que, o bien había nombrado por afinidad política y compadreo personal, o bien habían hecho la pelota sin decoro alguno a cambio de créditos y otras ayudas de dudosa devolución. Ahora les citan para comparecer e insultarlos, vilipendiarlos y ultrajarlos. ¡Chorizos, ladrones, estafadores!

Hermandad mafiosa juzgando a... Vito Corleone

En la comisión se ha oído de todo. Delacroix, quizás, no podría pintar con esta escena un cuadro, pero Almodóvar sí hacer uno de sus vodeviles cutres con cameo de Santiago Segura incluido.

Puede ser que algunos de los directivos de cajas merezcan ser juzgados y hayan cometidos delitos, sin duda alguna los compradores de preferentes que han perdido dinero merecen reparación. Efectivamente, falta Primperan para frenar el vómito que el pago de ciertas indemnizaciones puede provocar en el marco de organizaciones de raíz pública, como lo eran las cajas con vinculación a la administración (Caixa Catalunya, Tarragona y Girona).

Ahora bien, que una comisión parlamentaria sea la que evalúe y saque conclusiones sobre la actuación de los directivos de cajas es como si una hermandad mafiosa procede a juzgar a Vito Corleone.

¿No sabían que Caixa Catalunya era del PSC; y Caixa Girona, de CiU?

Hagamos algunas preguntas: ¿Quién nombro a Narcís Serra presidente de Caixa Catalunya? ¿Y a Arcadi Calzada presidente de Caixa Girona? ¿No sabía todo el mundo que Caixa Catalunya era la caja del PSC y que Caixa Girona era de CiU? ¿Quién puso en marcha un sistema forzoso de fusiones de cajas? ¿Quién autorizó todas y cada una de las fusiones? ¿Quién autorizó cada uno de los productos financieros que comercializaban las cajas? ¿Quién hizo el marco legal de las cajas por el cual, incluso en las que no eran de titularidad pública, tenía que haber en el consejo de administración dos representantes políticos? ¿Quién hizo la ley por la cual un tercio del dinero que las obras sociales de las cajas destinaban a dicho fin tenía que ser administrado y decidido por la Generalidad?

Querido lector, la respuesta es siempre la misma: la administración, los gobiernos y, por lo tanto, los políticos.

Los parlamentos están para impulsar leyes, controlar al gobierno y ser representación democrática de la sociedad. En la comisión de cajas el reparto fácil de culpas trae implícita una autoexculpación que desautoriza a quien desde su escaño reparte responsabilidades y se lanza al "quita bicho".

Las cajas generaban en las ciudades en las que tenían su sede miles de empleos de calidad, entre informáticos, analistas financieros, bancarios, etc. El comercio y la hostelería de Vilafranca del Penedès, Mataró, Manlleu o Manresa echarán de menos el cierre de decenas y decenas de oficinas, la clausura de sedes centrales y de empresas subsidiarias de gestión de fondos o planes de pensiones. Los miles de prejubilados de las cajas no tendrán el poder adquisitivo que tenían cuando trabajaban y su lugar sencillamente ya no lo cubrirá nadie. Empresas de seguridad, limpieza, mantenimiento, APIs, márketing, han perdido a las cajas como clientes. Algunas, como la de Sabadell o Laietana, tendrían hoy más de 135 años.

Todo a la vez: políticos y aprendices de banquero

Las obras sociales fueron clave cuando los municipios no hacían política social ni cultural. Las bibliotecas de las obras sociales, los casals d’avis, las ayudas a entidades asistenciales, culturales y deportivas eran claves para la tupida red asociativa de base en Cataluña.

La concentración bancaria quizás hará más competitivos a los bancos y más ricos a los banqueros pero favorece el oligopolio y limita la competencia facilitando la concertación de prácticas lesivas a la competencia.

El poder político ha llevado a las cajas a su desaparición porque confundieron regulación y control con intervención y mangoneo. El corolario de esta comisión, el próximo lunes con Goirigolzarri y Rato; al exorcismo bancario sumaremos el linchamiento por españoles. No recuerdo ayuntamiento alguno, ni tan siquiera de ERC, que denegara licencia de apertura a Caja Madrid o Bancaja, o rechazara la concesión de una póliza.

La comisión servirá para inculpar a unos y, así, excusarse a ellos, pero Serra, como Calzada en Catalunya o Moltó, Rato u Olivas en el resto de España lo eran todo a la vez: políticos y aprendices de banquero.