Punto de la Gran Vía que desemboca en la plaza de España.

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Política

La consulta para reformar la plaza de España, un método accidentado

El procedimiento de sufragio de Ahora Madrid deja muchas incógnitas en el aire, y afecta a proyectos tan importantes como el del Edificio España

21 marzo, 2016 17:34

Este semana el Ayuntamiento de Madrid dará a conocer el resultado de la consulta vinculante sobre la reforma de la plaza de España que organizó a través del portal web Madrid Decide. La campaña ha levantado la polémica entre diversos sectores, que critican que la capacidad de decisión de una reforma tan importante haya recalado en tan solo los 26.000 ciudadanos que han votado a través de una web que no garantiza el sufragio seguro e intransferible y en la que brillan por su ausencia los planes elaboradores por profesionales para que los participantes puedan “votar con rigor”.

Además, otro de los daños colaterales de esta fórmula decisional impulsada por el equipo de Ahora Madrid ha sido la paralización de la compra del Edificio España por parte del grupo Wanda. El proyecto para el célebre edificio se encuentra condicionado a que se despejen algunos de los puntos claves de la reforma de la plaza de España, como es la ampliación o creación de un nuevo párquing. Una instalación que el grupo chino considera fundamental para el buen funcionamiento del centro comercial de lujo que tenía previsto construir.

Con todo y a la espera de que el mismo consistorio haga públicos los resultados, el procedimiento no ha sido bien recibido a causa de las carencias técnicas y democráticas que ha comportado. Una de las críticas más notorias ha sido la formulada por el cineasta y escritor David Trueba que en un artículo en El País aseguraba que “no hay datos para votar con conciencia de acierto y la esmerada voluntad de participación ciudadana se malogra con el descerebramiento del anonimato, la voluntad vandálica, la falta de rigor en las opiniones y la carencia de planes desarrollados y profesionales sobre los que opinar”.

En septiembre, otra votación popular

Desde el ayuntamiento han informado que “se hará lo que determine la mayoría, tanto si se opta por una remodelación de la plaza como si se decide no hacerlo”. En caso de que gane la opción de remodelación, añaden, dichos resultados “servirán para definir las bases del concurso de ideas al que arquitectos y urbanistas de todo el mundo podrán presentar sus proyectos”.

La ciudadanía podrá valorar todos esos proyectos, y su voto directo formará parte del jurado del concurso. Finalmente, los dos mejores proyectos serán sometidos a votación: "Entre agosto y septiembre se abrirán los dos proyectos de remodelación más valorados y será la ciudadanía quien tenga la última palabra mediante la votación popular y vinculante”, zanjan.

Una web monopolizada por un colectivo

En opinión de Quim Brugué, experto en participación política y profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Autónoma de Barcelona, hay unos requisitos indispensables para que una consulta vinculante de este tipo pueda ser efectiva: “Tiene que haber un proceso de debate e información previo, como si fuera una especie de campaña electoral donde la gente pueda votar de forma informada. Si no solo es un tablero de quejas o reclamaciones, pero no un espacio de participación política”.

Otro de las condiciones formales ineludibles es que “tiene que haber un censo, garantías de que no se pueda votar más de una vez y que puedan votar todos los ciudadanos con facilidades”.

Una consulta difícil de simplificar

Brugué ha mostrado su escepticismo en este tipo de consultas al considerar que el principal obstáculo es que “puede ser una web monopolizada solo por unos cuantos y donde la gente mayor no participe porque no está acostumbrada”. “Que eso se convierta en un proceso de decisión es bastante discutible”, ha señalado el profesor respecto la consulta de reforma de la Plaza de España.

Una consulta de estas características es más compleja de lo que pueda parecer, y las condiciones en las que se tiene que producir son muy peculiares. En este sentido, Brugué considera que tienen que ser temas susceptibles a ser simplificados a dos o tres opciones: “Uno de los problemas de la democracia directa es que, en momentos en que las políticas públicas son muy complejas, te obligan a un 'sí' o un 'no' que a veces es un poco chapucero”.