La presidenta del Parlament, Carme Forcadell, recibe el borrador de Constitución catalana de Constituïm.

La presidenta del Parlament, Carme Forcadell, recibe el borrador de Constitución catalana de Constituïm.

Política

La Constitución de los 17 voluntarios

La última propuesta privada de Carta Magna para la "República catalana" suprime la cooficialidad del castellano, no prevé ejército --solo espías y mediadores-- y otorga la nacionalidad catalana a todos los ciudadanos de los 'Países Catalanes'

11 mayo, 2016 14:32

La futura República catalana ya tiene borrador de Constitución. Al menos, así lo plantean los medios de comunicación de la Generalitat.

Se trata de un texto que "17 personas" de "diferentes ideologías, profesiones, muy diversas edades y una procedencia territorial de norte a sur del país" han elaborado "como voluntarios" y al que han dedicado más de 2.600 horas, según ellos mismos explican. Se presentan con el nombre de Constituïm.

Este miércoles, la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, ha recibido solemnemente a una delegación de esta plataforma, que le ha hecho entrega del borrador de Carta Magna.

Iniciativa del juez de ERC Santiago Vidal

Constituïm surgió a principios de 2015, como resultado de la unión de otras tres iniciativas --también privadas-- que estaban elaborando sendos proyectos constitucionales para una hipotética Cataluña independiente: unanovaconstitucio.cat, constitucio.cat y Constitució Funcional.

Entre los impulsores de este proyecto destaca la figura de Santiago Vidal, senador de ERC y juez temporalmente suspendido de sus funciones por el CGPJ por haber promovido iniciativas políticas.

El castellano no será oficial

El texto presentado este miércoles prevé que la hipotética Cataluña independiente será una república presidencialista y unicameral, con un presidente que se elegirá de forma directa cada cinco años, y con unas legislaturas que tendrán la misma duración.

En la República catalana que han diseñado los 17 voluntarios de Constituïm el castellano no será oficial. Las únicas lenguas oficiales serán el catalán y el aranés. Eso sí, al castellano se le otorgará "un estatus jurídico especial, como patrimonio cultural y de cohesión que hay que respetar, garantizar y proteger".

De hecho, transitoriamente, "el régimen jurídico de la lengua castellana ha de respetar, garantizar y proteger los derechos lingüísticos de los catalanes que constituyen el nuevo Estado, nacidos antes del año 1977, a poder emplear oralmente y por escrito la lengua castellana ante las instituciones públicas, sin que pueda haber ningún tipo de discriminación por razones lingüísticas".

No habrá ejército, solo espías y mediadores

"Nos declaramos como nación de paz", señala el preámbulo del borrador de Constitución. Así, la futura Cataluña independiente no tendrá ejército.

En su lugar, el texto prevé una "Agencia Nacional de Seguridad y Defensa" --una suerte de servicios de inteligencia-- para "garantizar la seguridad y defensa de los ciudadanos y del territorio de Cataluña", así como las obligaciones internacionales en esta materia.

También se constituirá el Instituto Internacional de Pau y Treva (Paz y Tregua), para promover "la investigación, la formación, el desarrollo y la aplicación de métodos no violentos de intervención y de resolución de conflictos armados o de situaciones de violencia y estragos, basados en su conocimiento científico y práctico".

Nacionalidad para los 'Países Catalanes'

La propuesta de Constitución presentada este miércoles prevé otorgar la nacionalidad catalana a todos los que vivan en Cataluña en el momento de la "declaración de independencia" y a "los ciudadanos de otros Estados que tengan nexos culturales y lingüísticos comunes con Cataluña", en clara referencia a lo que el nacionalismo catalán denomina 'Países Catalanes' (esto es, además de Cataluña, la Comunidad Valenciana, Baleares, la Franja de Aragón, parte de Murcia, el Rosellón --en Francia-- y el Alguer --en Italia--).

Finalmente, el texto "declara nulo de pleno derecho" el Decreto de Nueva Planta de 1716, a pesar de que ya está derogado.