
Garamendi, por Alejandro Tercero
El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, perdió todo su crédito y reputación cuando defendió los indultos a los presos del procés. Sin embargo, y pese a que su credibilidad quedó deteriorada por aquel contencioso, acierta cuando defiende una “armonización” fiscal “a la madrileña”. Al menos, acierta en parte. La crítica del líder de la patronal se dirige, en realidad, a cualquier subida de impuestos, ya sea promovida por el Gobierno nacional o por los autonómicos. Por eso apela a Madrid, comunidad que tiene los impuestos propios en los tipos mínimos que le permite la ley. Yo no entro en si es mejor subir o bajar impuestos. Yo a Garamendi solo le compro la primera parte de su demanda. Es decir, la “armonización” fiscal. Y es que cada día se hace más evidente y urgente la necesidad de que el Gobierno recupere las competencias fiscales de las CCAA. Al menos, si se cree en la igualdad de los ciudadanos españoles.
Ningún observador con un mínimo de sensibilidad social puede estar a favor de que las CCAA tengan capacidad para competir fiscalmente entre sí. De la misma manera que no tiene sentido la autonomía tributaria de las provincias vascas y de Navarra. Entiendo las críticas al dumping fiscal de Madrid por parte de cierta izquierda. E incluso las comparto. Lo que no es de recibo es atacar a Ayuso por ejercer libremente la política fiscal que le permite la descentralización actual, y a la vez oponerse como ceporros a una armonización fiscal. O una cosa, o la otra. Yo apuesto por la segunda. Y cualquiera que se considere socialdemócrata también debería hacerlo.