Jordi Graupera, junto Carles Sastre y Elisenda Paluzie

Jordi Graupera, junto Carles Sastre y Elisenda Paluzie

Política

Graupera justifica su derrota en la rendición del independentismo

El candidato de Barcelona és capital y su entorno se abonan a la tesis de que los catalanes han "comprado" la "reculada indolora" en lugar del conflicto permanente

30 mayo, 2019 00:00

El candidato preferente de la ANC al Ayuntamiento de Barcelona, Jordi Graupera, y su entorno están digiriendo la derrota de no haber logrado representación en el consistorio barcelonés. Antes de sacar conclusiones de cara a su equipo para reorganizarse, la principal justificación que ha ofrecido el propio alcaldable y algunos de sus hombres de confianza es que el independentismo prefiere la “paz” al conflicto abierto y permanente que ellos estaban dispuestos a liderar.

El promotor de Primàries Catalunya ha informado a través de Whatsapp a su equipo que en pocos días contactará con ellos para “explicar las opciones” que tienen por delante, aunque admite que no será “fácil” con el establishment en contra. Su primera reflexión en las redes sociales sobre la derrota ha ido a criticar la rendición del nacionalismo que encarnan figuras como Ernest Maragall (ERC), y asumiendo que los barceloneses “han votado paz”, que a su juicio significa “cerrar el círculo del 1-O” con una “reculada indolora”.

Discurso belicista

El historiador Enric Vila ha sido más explícito y ha argumentado en un artículo en El Nacional que el independentismo ha optado por la “paz del cementerio” en lugar del “Vietnam” que ellos representaban. Esta dicotomía entre paz y guerra o entre rendición y dar la batalla está muy presente en muchas de las reflexiones que hace el equipo de Graupera. La número dos en la candidatura Barcelona és capital se abonaba a la tesis en otro artículo, esta vez en Nació Digital, asegurando que la victoria de Maragall transmite el “mensaje de que no se dará ninguna batalla” y que el nacionalismo ha votado “cerrar heridas”.

Este lenguaje de tintes belicistas puede ser solo retórica, pero el propio Graupera ha flirteado con la idea de que España envíe los tanques a Barcelona. Su tesis es que si se tensa la situación hasta el máximo, el Estado cederá y se avendrá a negociar sin la necesidad, se presupone, de que haya muertos. Pero es una idea arriesgada y censurada por muchos, que consideran que un grado muy elevado de movilización en las calles junto a la presencia de las fuerzas de Estado puede dar pie a situaciones indeseadas. 

¿Un Vietnam?

Era Enric Vila quien también hacía referencia a un artículo del catedrático en Literatura comparada y profesor en la Universidad de Stanford, Joan Ramon Resina, publicado en Vilaweb, instando a los “patriotas” a atreverse a “romper el hechizo con el que les somete la propaganda y nieguen la condición de catalanes a quienes no son sino tropas de ocupación”.

Según el profesor, habría que saber distinguir entre “inmigración y ocupación”. Por esto entiende a los que “procedentes de fuera” pasean “el uniforme dando órdenes mientras acusan a los de casa de dividirla”.

Para el independentismo irredento de Graupera, ni Maragall, ni Junqueras, ni Puigdemont, son quienes pueden llevar a Cataluña a la independencia. Acuñan el concepto procesismo para evitar cualquier autocrítica y ofrecer una primera conclusión de por qué los catalanes prefieren, según ellos, vivir engañados con el procés que asumir todas las consecuencias de la independencia unilateral.