El ministro de Transportes, José Luis Ábalos y el presidente de Foment, Josep Sánchez Llibre, en el acto empresarial / EP

El ministro de Transportes, José Luis Ábalos y el presidente de Foment, Josep Sánchez Llibre, en el acto empresarial / EP

Política

El Gobierno da un golpe de efecto 'empresarial' con su desembarco en Cataluña

El Ejecutivo de Sánchez busca y encuentra complicidad entre el empresariado catalán en el terreno de las infraestructuras para superar el conflicto político

9 octubre, 2020 00:00

Las "pantallas pasadas" forman parte del argot del independentismo. Pero se recuperan ahora. Las inversiones en infraestructuras, la presencia del Gobierno central y la complicidad con el tejido empresarial catalán pueden ser la llave para superar el conflicto político que ha marcado los últimos años. Esa es la intención, en todo caso, del Gobierno que preside Pedro Sánchez, que ha dado un golpe de efecto con un desembarco en Cataluña, ayer mismo con el encuentro en la sede de Foment del Treball protagonizado por el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, con empresarios y agentes sociales.

La apuesta es clara. Ábalos es uno de los hombres de confianza de Sánchez y la mano derecha del presidente en el PSOE. Es valenciano y tiene claro que el peso de Cataluña en el conjunto de la economía española es determinante para el futuro del conjunto de España. El ministro se reunió con el presidente de Foment, Josep Sánchez Llibre; con el presidente del Círculo de Economía, Javier Faus; con el presidente de Pimec, Josep González y con el consejero de Territori, Damià Calvet, entre otros representantes empresariales y líderes sindicales. Y destacó la buena conexión --se conocen y mantienen un contacto fluido desde hace años-- con el consejero de Territorio, Damià Calvet, que aspira a liderar Junts per Catalunya (JxCat).

Inversiones y presupuestos

Ábalos lo dejó claro: “Abrimos una nueva etapa de entendimiento entre todas las administraciones”, señaló, con la idea de superar resquemores. La paradoja fue su propia expresión: “Estamos dispuestos a pasar pantalla”, pero no en los términos en los que lo ha entendido el independentismo desde el inicio del proceso en 2012 --abandonar el autonomismo-- sino con la idea de superar el bloqueo y las desconfianzas y volver sobre lo tangible, que es lo que quieren los empresarios catalanes. También se mostró en esa línea el presidente de la Cámara de Comercio, el independentista irredento Joan Canadell, consciente de que ha llegado el momento de la colaboración y de centrarse todo lo posible en las inversiones y en los acuerdos económicos.

En la comida posterior del ministro con los representantes empresariales, el mensaje fue más directo. El Gobierno quiere aprobar los presupuestos para el próximo año, y desea el máximo consenso posible, a partir de la mayoría de la investidura. Eso implica el voto favorable de Esquerra Republicana, y el Ejecutivo de Sánchez lo buscará, porque ello significa, también, un posible interlocutor directo con la Generalitat, en función de los resultados de las elecciones catalanas.

José Luis Ábalos, ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana / FOMENT DEL TREBALL

José Luis Ábalos, ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana / FOMENT DEL TREBALL

Inversiones en Cercanías

Surgieron las mismas cuestiones de hace unos años, propias de las “pantallas pasadas” de las que hablaba el independentismo: las inversiones en Cercanías de Renfe, que pasan por completar la transferencia a la Generalitat, que ya gestiona el servicio de forma parcial. Y se habló del “déficit” en inversiones en infraestructuras en Cataluña, que se sitúa, a juicio de Foment, en unos 28.000 millones de euros. Se pidió también una licitación mínima recurrente en los tres niveles de administración del 2,2% del PIB catalán, sobre los 5.000 millones de euros anuales, y unos 2.000 millones anuales de forma extraordinaria para corregir ese déficit. Y el ministro Ábalos recogió las peticiones, insistiendo en que la reunión no era una más, sino que suponía un punto de inflexión con Cataluña.

La autocrítica también apareció en el encuentro. En el almuerzo posterior, el propio consejero Calvet señaló que en muchas ocasiones ha faltado un acuerdo previo de carácter interno, que no se ha conseguido por los enfrentamientos políticos y la falta de claridad. Y eso se constata en la falta de inversiones en sectores como el eólico, en el que Cataluña lleva más de diez años paralizada. Fue también Javier Faus, el presidente del Círculo de Economía, quien abundó en ese factor, reclamando un mayor consenso interno para, después, llegar a acuerdos con el Ejecutivo central.

Barcelona, co-capital

El acuerdo con el Gobierno debería partir, precisamente, a juicio de Sánchez Llibre, de tres aspectos que marcarán el inicio de la recuperación económica: el inicio de la licitación de obras; el incremento de las partidas presupuestarias para la inversión pública y el impulso de la colaboración público-privada. Mientras que Javier Faus reclamó a Ábalos que trate a Barcelona como la co-capital de España, porque eso incidirá en el conjunto de la economía española.

¿Es un regreso a las pantallas pasadas, en las que se reclamaban inversiones del Estado? Es un nuevo intento, como apuntan las fuentes empresariales consultadas, de iniciar una nueva etapa, de buscar una recuperación económica tras la pandemia del Covid y los desencuentros provocados por el proceso independentista. Sin embargo, ¿qué pesó más en el inicio del procés? Faus, junto con Sánchez Llibre, los más activos en el encuentro, insistió en que la percepción y el hecho real de ese déficit en infraestructuras fue un motivo “esencial” del distanciamiento con el Estado, aunque a lo largo de los últimos años el motivo más determinante ha sido el identitario.

Ábalos, en todos lados

En todo caso, esa complicidad con el empresariado catalán --convencido éste, además, de que no hay alternativa política hasta el final de la legislatura al Ejecutivo de Sánchez-- es la tecla que quiere utilizar el Gobierno central para superar el conflicto político, a la espera de los movimientos de Esquerra Republicana de Catalunya.

Con el ministro, secretarios de Estado y altos funcionarios, el Ejecutivo español aprovechó cada momento entre el miércoles y el jueves: la reunión empresarial en Foment; y el acuerdo con el Ayuntamiento de Barcelona con el primer teniente de alcalde, Jaume Collboni, para ceder el edificio de Correos, que se convertirá en un polo empresarial para las nuevas tecnologías, con unos 1.500 trabajadores. Y, sin olvidar a su socio de gobierno en Madrid, Ábalos también acordó con la alcaldesa Ada Colau una inversión de 71,7 millones para la construcción de vivienda de alquiler asequible.

La rúbrica la quiere ofrecer este viernes el propio Sánchez, con un acto con el rey en Barcelona, a pesar de que es consciente de que el independentismo se ha movilizado contra la visita del jefe del Estado.