Xavier Gabriel, propietario de 'La Bruixa d'Or'

Xavier Gabriel, propietario de 'La Bruixa d'Or'

Política

Xavier Gabriel: "La sede de 'La Bruixa d'Or' no volverá a Cataluña hasta que dejen de amenazarme"

El propietario de la célebre administración de lotería se muestra muy crítico con los líderes políticos catalanes: "¿De verdad creen que pueden darme lecciones de catalanismo?"

4 julio, 2018 00:00

Xavier Gabriel (Sort, 1957) es el vendedor de lotería más famoso de España. Su empresa La Bruixa D'Or vende cupones por todo el territorio. Gabriel vive en Sort, pero se encuentra en Madrid porque acaba de publicar un nuevo libro, El gran libro de la inspiración, en el que derrocha optimismo. Y sabe de lo que habla: acaba de hacer público que sufre un cáncer desde hace siete meses. Sin embargo, sus ganas de luchar y salir adelante siguen intactas. Asegura, incluso, que compró "champán para celebrarlo" con su mujer e hijo. Su hijo, que lo acompaña, asiente con la cabeza. Y es que, para Gabriel, todo depende del cristal con el que se mire. Dice que "le ha tocado", y que lo ha cogido a tiempo para combatirlo.  

--¿Cómo surge la idea del libro?

La idea es la quinta idea, ya que es mi quinto libro. Ya hay demasiadas cosas negativas que nos rodean diariamente en la sociedad como para no plasmar algo positivo. Este libro es positivismo puro y, en consecuencia, te traslada ganas de emprender, de hacer y de ver las cosas desde un prisma que debería ser obligado.

--¿El libro es para que la gente se haga tan rica como usted?

Me he hecho muy rico en felicidad porque he conseguido darme cuenta y vivir a tiempo que la familia y la salud es lo más importante. Y más ahora con los problemas que tengo en salud.

--¿La enfermedad le ha cambiado la forma de ver la vida?

La enfermedad ayuda a verlo. Tenemos una fundación social con niños con enfermedades de baja prevalencia y cuando estás ayudando con ganas, ilusión y ambición lo que no te esperas, ni yo ni nadie, es que te toque. Hablando de lotería, me ha tocado. Y cuando te toca y te dicen en una revisión que resulta que tienes un cáncer de colon y que ha hecho metástasis en el pulmón, si no lo evitas se te cae el mundo encima. Hay que aceptarlo. Si no es eso será otra cosa... Los años pasan. Yo me lo tomé llegando a casa y celebrándolo con mi mujer y mi hijo con champán.

--¿Celebraste un cáncer con champán?

La gente dirá que me he vuelto loco, pero estaba celebrando que, a pesar de haberlo cogido con metástasis, lo he cogido y tengo opciones y tengo que estar contento, y celebrar que voy a sacarlo adelante. Si esto lo he hecho con la empresa, que he sido capaz de arruinarme y volver a levantarla más de una vez, en todos las facetas de la vida hay que hacer lo mismo. Incluso te diré que, en los últimos siete meses --desde el diciembre que lo descubrí--, me siento incluso más feliz que antes de saberlo. Esto quiere decir que cuando lo sabemos todo no somos capaces de ser felices. Nos quejamos de que nos faltan cosas y no nos falta nada. Nos sobra egoísmo. La ambición es sana, pero el egoísmo, no. Y la ambición consigue poder trasladar esta enfermedad en algo que, para mí, es totalmente transitorio.

--¿Cómo se consigue mantener esta actitud?

Se consigue con un buen médico, haciendo y siendo estricto con lo que te digan. Pero también se consigue sin dejar de trabajar, hacer un libro, hacer una web nueva, hacer una app nueva, y tener ilusión por hacerlo. Todo ello te crea endorfinas que son contrarias a todo lo negativo que puedes tener en el cuerpo. Es una lucha interna que se tiene que ganar.

--Este discurso, ¿no puede llevar a responsabilizarse a uno mismo de una enfermedad que no ha elegido?

No. Depende de ti que salves la enfermedad. Pero, que te venga, ni yo ni absolutamente nadie podemos prevenir. Lo que sí podemos hacer es que, a partir del momento en que lo sabemos, intentar remediarlo. Pero si tú esta noche está previsto que tengas un accidente lo único que puedes hacer es tomar las medidas al día siguiente para evitar que vuelva a suceder.

--Hay también una parte espiritual en el libro.

Siempre he creído profundamente en Dios. A partir de allí creo que hablar con él diariamente no cuesta nada. Todo lo que estamos viendo y el sol que está luciendo ahora no es porque toca. Uno lo puede llamar Dios, Jesucristo o rezar a una pared. Yo prefiero rezar a algo que no pueda ver. Para mí no tendría ningún sentido la perfección, la belleza sin la idea de Dios… también hay tragedias y accidentes, pero tenemos que aceptar lo que nos venga porque no podemos entenderlo todo. Cuando a mi me dicen que no solo tengo un cáncer sino que tengo metástasis tuve dos minutos de reflejo pensando en Dios y le dije: “esto no me lo esperaba, pero no te voy a defraudar”. Y voy a luchar para ganarlo y lo estoy ganando.

--Antes de saber que estaba enfermo le iba a preguntar que quizás es más fácil creer en Dios cuando a uno todo le va bien…

No es verdad. A nadie le va bien sin jugársela. Tampoco te toca la lotería sin jugar. Para ser director de banco tuve que empezar de botones a los 16 años. Y para conseguir aumentar de categoría tuve que trabajar gratis por la tarde en dicho banco haciendo corresponsalías. A los 28 dejé la banca y me dediqué a los negocios. Por mucho que creo en Dios, me he arruinado dos veces. Por lo tanto, si creyese en Dios cuando me van las cosas bien, esto no cuadraria por ningún lado. Por otra parte, tú ahora ves pasar a uno con una moto y otro con un coche de alta gama, pero tanto el uno como el otro deben saber ser felices y nunca se sabe cuál de los dos es más feliz…

--Habla de Dios, de trabajar para llegar lejos… ¿Dónde queda la suerte para usted que vende lotería?

La suerte no existe. Cuando las cosas van bien es que tú has hecho las cosas bien. Y si has comprado lotería y te ha tocado es que te la has ganado. Te has gastado un dinero y has provocado esa suerte. La suerte es simplemente una forma de nombrarla, como la mala suerte.

-Cambiando de tema. En una entrevista hace años en TV3 salía leyendo la biografía de Jordi Pujol. ¿Qué opina ahora de él?

Por mucho que haya hecho cosas bien al final hay que ver que las ha hecho con el dinero de todos los contribuyentes. Y lo que ha hecho es penoso. Y lo que aún es más penoso es que queramos taparlo. Tenemos que hacer autocrítica. Nos quejamos mucho cuando los políticos de fuera de Cataluña roban, pero no cuando son los de casa. No se puede ir de catalán modelo si tu ambición no es nada más que ser funcionario. ¿Me tienen que decir a mí lo que tengo que hacer por Cataluña cuando he creado empresas de 200 trabajadores? ¿De verdad me tienen que contar ellos a mí lo que tengo que hacer por Cataluña? ¿Quieren darme lecciones de catalanismo a mí?

--¿Cataluña ha perdido el espíritu emprendedor?

Nadie pierde una esencia, lo que dejan es de regarla. De cultivarla. De cuidarla. En Cataluña nos dedicamos a que haya dos bandos enfrentados. Y eso es muy poco inteligente. En lugar de pelearnos y de recibir amenazas de muerte como he recibido en mi casa, lo que hay que hacer es ir todos juntos.

--¿Ha recibido amenazas de muerte?

Sí. Las he denunciado. No solo me amenazaban a mí sino también a mi hijo. 

--Con este panorama, ¿volverá algún día a trasladar la sede social de la Bruixa d’Or a Cataluña?

Cuando dejen de amenazarme y de apuntarme con el dedo, volveré. Pero si en mi tierra me tengo que sentir acusado, mis negocios estarán fuera de mi tierra. Con todo mi dolor, con toda mi pena, pero con toda la certeza.

--Usted curiosamente se mantuvo mucho tiempo sin posicionarse políticamente. Incluso en los años de auge del procés.

Porque no me gusta ni la política ni el enfrentamiento. A mí me gusta trabajar, crear empleo y riqueza. Y ver que la gente está contenta con lo que estoy haciendo. Pero a partir del momento en que te empiezan a hacer la zancadilla y no entiendes por qué... Cuando me empezaron a amenazar pasaron exactamente 22 días de agosto del año pasado y, al final, estallé.

--Pasaste de no opinar de política a ingresar en Tabarnia como ministro de Hacienda de esta región ficticia. En parte, una provocación. ¿Compensa como empresario?

De entrada, no busco compensaciones. Y tengo muy claro que en España se me quiere. España es muy grande y, en Cataluña, más del 50% también me quiere. Por lo tanto, si de 47 millones hay dos que no me quieren… Si los líderes de estos dos millones creen que la manera de premiar a un catalán que no ha parado de trabajar, crear empresas, una fundación y dar pisos gratis en familias en paro y con hijos con problemas de salud… Si todo esto no cuenta, y solo cuenta si llevas el lacito en el pecho, lo siento. Están en muy mal camino y no van a llegar a ningún sitio.

--Hablando de lazos amarillos. ¿Cómo lidia con los lazos en Sort?

Creo que no es justo que un pueblo que es precioso, de un kilómetro doscientos metros de largo, tenga tres kilómetros y medios de lazos amarillos. Hay muchas personas que van a prisión. Si por todos ellos tenemos que poner lazos y cruces nos quedaría una imagen de cementerio o algo peor… Hay que rezar en la iglesia y no en la calle. Si se lo quieren poner en sus casas, que lo pongan. O el señor alcalde en su despacho. Pero que no se ensucie el pueblo. Porque van a parar al río y contaminan. Una miserable bolsa de basura, que es de lo que se hacen los lacitos, tiene doscientos años de vida en el río. Yo lo denuncio públicamente.