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Política

Fracasa la destrucción de la sanidad pública catalana

El intento de Mas, Mas-Colell y Ruiz de desmenuzar el ICS fracasa después de que todos los grupos del Parlamento autonómico excepto CiU voten contra la creación del consorcio sanitario de Lérida.

17 abril, 2015 16:41

De forma prácticamente definitiva, ha fallado el intento de la Generalidad de destruir, por desmenuzamiento y privatización, el Instituto Catalán de la Salud (ICS). Artur Mas, Andreu Mas-Colell y Boi Ruiz querían hundir lo que había sido el ICS, magnífico portaaviones de la sanidad pública catalana. Finalmente se ha hundido el eje determinante de su proyecto

Ha sido gracias al benemérito hecho de que todos los grupos parlamentarios han votado una moción, presentada por el dirigente del PSC Miquel Iceta, contra la creación del consorcio sanitario de Lérida. Existe la posibilidad de que CiU se salte la moción, como ha hecho en otras ocasiones, pero ahora sería un suicidio político. Fuentes tanto de CDC como de ERC me dijeron ayer que la cumplirían, dado el gran riesgo electoral que implicaría saltársela.

La admirable retirada de la Universidad de Lérida del proyecto de consorcio destructor ya había herido de muerte los planes de Mas. Pero la tríada mencionada de la cúpula de la Generalidad no se había rendido, ni, como siempre, había intentado buscar ningún camino del medio.

Ha sido porque desde siempre la Generalidad tenía un proyecto radical, sectario, directamente contrario a los intereses de todos los catalanes. Sólo lo quería tapar con informaciones e informadores serviles. Sin ninguna vergüenza, en estos últimos días, el propio Ruiz pasó a mostrarse como la reina madre de los medios gubernamentales y descaradamente progubernamentales.

En realidad, incluso provocó, una especialidad suya. Finalmente, CiU se ha quedado, como dice el título de una canción, "triste y sola". Es un estado de soledad y de tristeza que le puede durar bastante. En el cambio, ha contribuido ERC, hasta ahora aliada de CDC, en sanidad y en todo, al cambiar de bando y de voto, tras constatar el coste que le representaba en forma de justa pérdida de expectativa de voto.

Toque a la financiación preelectoral

El que ha sido su proyecto básico, cardinal y condicionante de todo, incluida la financiación preelectoral de CDC, se ha ido al traste. Nada indica que el destrozo pueda resurgir en lo que resta de legislatura. Sin embargo, se trata de un tema tan grave que merece la pena tener siempre en la cabeza un viejo adagio: "No vendas la piel del oso antes de matarlo". Repito que el coste electoral para CiU si ignorara la moción sería inmenso y que la retirada de la Universidad de Lérida ya hace imposible sacar adelante ese consorcio, por otras razones jurídicas.

Si, contrariamente a lo que indican, de forma creciente, las encuestas preelectorales, hubiera una Generalidad dominada por ERC y CiU (si bien entonces sería sólo CDC), no puede haber dudas respecto a que, entonces sí, la monstruosidad destructora reaparecería. El "sector de negocios sanitarios de CDC" seguirá existiendo y quizá sea aún más virulento.

Los intereses de CDC

Perdurarán los intereses que CDC ha estado sirviendo, así como su incapacidad para gestionar nada más complejo que una mercería. El ICS es la mayor empresa de Cataluña, unas 40.000 personas, además de ser vital - palabra muy adecuada- para todos los catalanes.

Inmodestamente, diré que el proyecto comenzó a peligrar el 25 de octubre de 2011, cuando publiqué en el Diari de Girona un artículo centrado esencialmente en lo que después ha sido el escándalo Innova, añadiendo todo lo que implicaba, y ha implicado.

Antes, nadie había dicho nada sobre ello que no fuera banal o elogioso. Me costó Dios y ayuda encontrar una foto de Josep Prat, entonces el hombre más importante y con más poder sanitario de toda la Generalidad. Estaba ante un siniestro éxito en cuanto a opacidad. Todo ello era el preludio y el gran referente de la destrucción a la que hemos estado asistiendo.

El proyecto de Josep Prat, hoy pluriimputado

El proyecto había sido concebido por Josep Prat, entonces director general de Innova y presidente del ICS, así como asesor áulico y oficial de Artur Mas y miembro del consejo de administración del entonces principal grupo sanitario privado presente en España, la multinacional USP. Su concreción fue encargada por Josep Prat Domènech a la gran multinacional de asesoramiento y auditoría PricewaterhouseCoopers. Hoy, Josep Prat está pluriimputado en procedimientos penales.

En estos últimos cuatro años los medios de comunicación de la Generalidad, los independentistas y la prensa ultrasubvencionada, han oscilado entre ignorar el destrozo sanitario de la Generalidad o bien elogiarla. ¿Qué dirán o escribirán ahora? ¿Mantendrán las mismas y ridículas preocupaciones?

Un colegio de médicos cortesano

Igualmente indignante fue el servicio, cortesano en relación a la Generalidad, del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona. Este parece más una empresa atrevida que no otra cosa. En los procesos electorales que se acercan habría que tratar, más que nunca, de sanidad pública y de su relación, no sumisión, con la privada. La actitud preconcebida y políticamente interesada del Colegio citado lo sitúa al margen de todo. Si alguien lo duda, puedo exponer una tonelada de hechos. Ya lo hice, produciéndome vergüenza ajena.

En este diario digital, como en el Diari de Girona y en el diario digital Zoom News, he publicado un sinfín de artículos, mientras he pronunciado numerosas conferencias. Sigo estando estoy dispuesto a dar todas las que me pidan. Habrá que escribir y hablar más del Estado del Bienestar, y no en términos de utopía, sino realistas, porque la monstruosidad destructora de CiU puede retomarse algún día. Se añade el hecho de que la destrucción ya llevada a cabo ha afectado seriamente al funcionamiento cotidiano de lo que queda de lo que fue una buena sanidad. Todo el mundo lo sabe y todo el mundo lo puede constatar con desgraciada facilidad.

Reconstruir la sanidad

Por último, hay que aplaudir a todos los partidos que acaban de votar contra CiU. Pero también hay que recordar que muchos o todos han hecho menos de lo que debían haber hecho, desde hace años. Ahora hay un trabajo pendiente inmenso, de entrada de exposición de los desastres de Boi Ruiz. También deben tener presente que si la Generalidad incumpliera la moción aprobada ERC, como todos los partidos, algo seguro, debería considerarlo un casus belli, una razón para un enfrentamiento definitivo con Mas. Si no fuera así también lo pagaría muy caro.

Evitada por completo la destrucción, debe llegar la hora de la construcción. En otro caso, la victoria de hoy sería pírrica. Habrá que evitar que el tema sanitario salga de la actualidad. O, mejor dicho, hacer que muchos medios lo introduzcan, honestamente, tomando la sanidad pública como un espacio de encuentro y de concordancia cívica.

Al fin y al cabo, todos podemos estar enfermos y todos nos vamos a morir. En estos últimos años, los catalanes han muerto en un porcentaje superior al propio de los años precedentes a la negra noche que nos han venido imponiendo los tres altos cargos de la Generalidad que ya he mencionado al inicio de este artículo. Lo escribo contento de lo que es una victoria y también ansioso de pacificación y profundización de un debate sereno, hoy inexistente, pero imprescindible.