Los líderes neoconvergentes Elsa Artadi y Albert Batet, siguiendo la intervención del prófugo Carles Puigdemont por videoconferencia / EFE

Los líderes neoconvergentes Elsa Artadi y Albert Batet, siguiendo la intervención del prófugo Carles Puigdemont por videoconferencia / EFE

Política

Los fieles de Puigdemont renuncian al Govern ante el regocijo de los exconvergentes

Rius se añade a Artadi y rechaza el cargo de vicepresidente en una muestra de la lucha interna en JxCat por liderar el Govern frente a ERC

23 mayo, 2021 00:00

Es un intento tímido todavía, pero sólido, dentro de Junts per Catalunya, que evidencia un cambio de tercio notable en la política catalana. La elección de Jaume Giró como consejero de Economía ha dejado perplejos a muchos cuadros y dirigentes de la formación que ha liderado todo este tiempo Carles Puigdemont. Pero no es una perplejidad que cause un gran malestar. Al contrario. “Es el momento de demostrar que podemos tomar la bandera de la negociación y que podemos incidir claramente en el Govern”, señalan cuadros que permanecen en el Ejecutivo. Tras la renuncia de Elsa Artadi como consejera de Economía y vicepresidenta, este sábado se añadió Josep Rius, que también renuncia al cargo de vicepresidente. Tanto Artadi como Rius han sido estrechos colaboradores de Puigdemont en los últimos años.

Ese proceso interno denota un cambio de manos, que, en principio, había avalado el propio Puigdemont. Es Jordi Sànchez quien ha protagonizado las negociaciones para formar el Govern, y quien ha recuperado una percepción de la política catalana que se creía superada. Sànchez ha buscado a Giró como interlocutor del Govern con Madrid, el hombre que deberá negociar cada día con el Ministerio de Hacienda, el que deberá interesarse por los fondos europeos y el que acuda al Consejo de Política Fiscal y Financiera, que reúne a todos los consejeros económicos de las autonomías. “Hay que negociar y buscar un aire de seriedad”, insisten las mismas fuentes, después de tantas salidas de tono, no ya durante todo el proceso independentista, sino en los últimos dos años, con dirigentes muy ligados a Puigdemont como Joan Canadell o Ramon Tremosa, Josep Costa, Aurora Madaula o Francesc de Dalmases que han dejado a los convergentes más clásicos –que existen y muchos en el seno de JxCat—con un sentimiento de “vergüenza ajena”.

¿La figura de Damià Calvet?

¿Es un retorno a la Convergència de finales de los noventa? Ya no podrá ser, pero el círculo que rodea a Jordi Sànchez, siempre conectado con figuras como David Madí, intentará ahora un cambio sostenido en el tiempo: reivindicación independentista, sí, pero con la intención de jugar el partido con Esquerra Republicana en el campo de la gestión, y utilizando los diputados en el Congreso, los cuatro de que dispone la formación, después de que los otros cuatro, del PDECat, se articularan en el grupo mixto.

El president de la Generalitat en funciones, Pere Aragonès (i) y el secretario general de Junts, Jordi Sànchez (d) durante su acuerdo en los jardines del Palau Robert

El president de la Generalitat en funciones, Pere Aragonès (i) y el secretario general de Junts, Jordi Sànchez (d) durante su acuerdo en los jardines del Palau Robert

La cuestión resulta una paradoja, porque tanto Artadi como Rius esperaban ofrecer un mensaje similar, y los propios agentes económicos y sociales valoraban en los últimos días sus trayectorias, con la idea de que podían ser capaces de establecer un diálogo franco con todos ellos para gestionar la reconstrucción de la economía catalana tras la pandemia del Covid. Ha pesado más, sin embargo, la relación de todos ellos con Puigdemont y la necesidad por la que aboga Jordi Sànchez de superar aspavientos, gestos y declaraciones que no conducen a nada.

¿Reunir a las familias convergentes?

El problema para Junts per Catalunya, que asume Sànchez, es que falta proyectar a alguien con personalidad para la vicepresidencia de la Generalitat, con el objetivo de competir con Pere Aragonès, y que sea la cara de todo el partido. Los mismos cuadros que entienden que se debe superar ya una etapa que ha resultado estéril se refieren a la figura de Damià Calvet, un convergente de siempre, que fue derrotado, sin embargo, por Laura Borràs en las primarias de JxCat para elegir candidato o candidata a la Generalitat.

Junts per Catalunya está en un proceso de construcción como partido, y el momento es clave para consolidar el proyecto, algo mucho más fácil de hacer desde el Govern. Lo que se tiene en la cabeza ahora es proyectar una buena gestión y pensar en las municipales, en el Ayuntamiento de Barcelona, donde –en ese caso sí—Artadi ya no podría eludir más sus responsabilidades y se debería presentar para intentar ganar como ella misma ha señalado como argumento para renunciar a la vicepresidencia, y en el resto del territorio con la esperanza de que los alcaldes del PDECat acabarán integrándose en las filas de JxCat. Con ese proyecto, las familias convergentes se volverían a reunir.

Serán ya otros postulados, otro momento político en Cataluña, pero Sànchez, con Madí y viejos convergentes que, de hecho, acaban de superar los 50 años, buscan recuperar un papel central sin la retórica vacía de dirigentes como Puigdemont.