El filósofo y miembro de la RAE, Félix de Azúa, en conversación con Crónica Global

El filósofo y miembro de la RAE, Félix de Azúa, en conversación con Crónica Global

Política

Félix de Azúa: "A los jefes de Junts pel Sí les convendría que hubiera un par de muertos"

El filósofo y miembro de la RAE advierte de que se puede llegar a un escenario de violencia: "Si hubiera 30 muertos estarían perdidos, pero si hubiera 3 o 4 les facilitaría seguir en el poder"

28 marzo, 2017 00:00

Félix de Azúa (Barcelona, 1944) es uno de los intelectuales españoles más reconocidos del momento. Goza del respeto de la derecha y de la izquierda. Quizás es por su extensa producción intelectual que se impone sobre sus opiniones, que difícilmente resultan políticamente correctas. Tiene más de 70 años, pero habla sin pelos en la lengua. Y sin irse por las ramas. Su discurso es mordaz, pero irónico. En 2015 fue elegido miembro de la Real Academia de la Lengua Española, pero en su cabeza está sobre todo el desafío independentista, que le llevó a tomar la decisión de irse de Cataluña. Se considera un "exiliado político" y cuando habla del nacionalismo es duro y crítico, pero no renuncia a una media sonrisa.

- Usted cree que para vencer al nacionalismo el Estado no debe darles "ni un duro". ¿No es precisamente, como decía Maquiavelo, a través del dinero como se compra a las élites?

- Lo han intentado en los últimos 30 años y no parece que hayan tenido mucho éxito. Además, lo han intentado todos: González, Aznar, Zapatero y Rajoy. No se les ocurre otra cosa. Debe ser que se han creído ese chiste sobre los catalanes de que solo les interesa el dinero. Están completamente equivocados. Las grandes fortunas ganarían mucho más dinero en una Cataluña independiente.

- Pero el auge del nacionalismo ha coincidido con la crisis económica…

- La cuestión es bastante más compleja. El nacionalismo es una ideología de derechas, y suele ser lo propio de las burguesías ricas. Cuando yo estaba en la Universidad de Barcelona toda la izquierda estaba de acuerdo en que los burgueses catalanes eran unos explotadores. Y los nacionalistas despreciaban a los inmigrantes, que eran los que hacían todo el trabajo.

Eso ahora ha cambiado. Los que están llevando adelante el proceso son los de la CUP y Podemos, que nadie sabe muy bien quiénes son ni de dónde vienen, pero muchos de ellos son hijos de inmigrantes. 

-Su crítica al nacionalismo se limita a una óptica izquierda contra derecha, y a su poco aprecio a la burguesía catalana. ¿No es una visión muy restrictiva para explicar un fenómeno en el que se han sumado muchos otros sectores sociales que apelan al derecho a la autodeterminación y no al sentimiento nacional?

- Es lo que te digo. Se ha convertido en una reivindicación de tipo populista, como la extrema derecha alemana u holandesa que reivindican la nación como medio de agresión a un enemigo inventado. Demostrar a todo el mundo que lo estás pasando muy mal, que estás muy resentido y odias mucho y, por lo tanto, quieres hacer mucho daño. Es populismo puro y duro. No hay ninguna diferencia entre los partidarios de la independencia, los del Brexit o los racistas holandeses. Son todos productos de la misma causa, y la causa es su marginación porque no pueden adaptarse a la sociedad contemporánea. En este momento, los que llevan la independencia adelante son unos tipos que están bordeando la violencia, usan métodos de la kale borroka y son amigos de los etarras.

- ¿Cree, de verdad, que puede derivar en violencia?

- Creo que sí. La CUP ya ha avisado de que si los burguesitos de Convergència no les obedecen van a salir a la calle e ir a las bravas. De hecho, hoy [por ayer] ya han iniciado el matonismo frente a la sede del PP de Barcelona. Por otra parte, a los jefes de Junts pel Sí les convendría que hubiera un par de muertos. Ellos están acabados, han llegado al final del camino y no pueden seguir adelante. Saben que van a ser sistemáticamente inhabilitados y ya pueden ir haciendo el payaso, que se quedan sin poder. El recorrido ha terminado y la única manera de salir, sin ir directamente al paro o a alguna de las empresas de los que les financian, es que haya violencia. Si hubiera 30 muertos estarían perdidos, pero si hubiera 3 o 4 eso les facilitaría seguir en el poder.

- ¿Por qué les vendría muy bien?

- Porque la Administración central se vería obligada a intervenir. Hasta ahora han hecho todo lo posible para no intervenir, pero lo tendrían que hacer. Eso salvaría a los nacionalistas.

- Pero, ¿violencia ejercida por la CUP?

- Es imposible de saber. En Barcelona hay una larguísima tradición de grupos violentos financiados por el capital. En este momento, si se desata la violencia, tardaremos mucho en saber quiénes la han propiciado.

- ¿Quién incitaría a la violencia?

- No sería el Estado. Ten en cuenta que la política de los sucesivos presidentes de Gobierno ha sido no intervenir jamás seriamente. Eso mismo sucedía en el País Vasco. Lo que nos sorprendía mucho a los que vivíamos allí era que no hubiese venganzas. Cada día había muertos, la mayor parte eran guardias civiles y policías con padres o hermanos en el cuerpo y tenían armas y jamás se produjo una venganza. Lo cual es extraño. Es lo que ha dado la victoria a la democracia.

- Hombre… Hubo también el GAL.

- El GAL no era venganza, era una organización estatal inmensamente torpe, pero estratégica, no vengativa. Incluso se equivocaban de víctima.

- ¿Habla, entonces, de venganza personal entre ciudadanos enfrentados?

- Exactamente. Lo que puede pasar en Cataluña no es un GAL. En todo caso, un GAL de los otros. Los que desearían tener muertos en la calle son los que han terminado su recorrido. No el Estado.

- De momento, no ha habido violencia. En Estados Unidos, con la llegada de Trump, ha habido enfrentamientos entre manifestantes favorables y contrarios al presidente. En el Reino Unido se asesinó a una dirigente laborista antes del Brexit. Pero, en Cataluña, no ha pasado nada parecido.

- Lo sé. Ambas fuerzas utilizan el mismo argumentario: somos demócratas, no somos violentos, somos pacíficos. Lo cual sólo es una media verdad. Que se lo digan a Boadella que le cortaron dos árboles de su casa, como diciendo, “lo próximo son vuestros cuellos”. Pero es cierto que se les está agotando el discurso. Cuando se den cuenta de que ya está agotado deberán cambiar de estrategia.

- Si hay una reacción violenta mucha gente que puede sentir cierta simpatía se bajará del carro.

- Lo que haga la gente les importa un bledo a los que llevan este asunto. Son los dirigentes, los capos, lo único que importa. Son tipos que sin ocupar cargos muy relevantes están cobrando 10.000 o 12.000 euros al mes. Estos son los que quieren salvar el sillón. Algunos, como Artur Mas, saben que en el momento que se terminara el nacionalismo acabarían en la cárcel. Todo el independentismo catalán está devorado por la corrupción y el clientelismo. Esa es la vergüenza de la CUP, que un partido que dice ser de izquierdas esté colaborando con la corrupción más grande que ha habido en Cataluña, mayor que la de Porcioles y la de Franco. 

- En este sentido, ¿el mayor desafío que tiene España es el independentismo? ¿Y Podemos?

- Ahora ya no hay diferencia. Hasta ahora había una diferencia y de allí la ingenuidad de nuestros gobernantes de creer que esto no iba en serio. Precisamente por ser una ideología de burgueses acomodados no acabarían de llegar las cosas hasta el final. Fue una ingenuidad horrorosa. Bueno, pues ahora ya lo tienen. Es un movimiento interclasista exactamente igual que cualquier movimiento de extrema derecha europeo. Es decir, quiere la salida de Europa, dejar el euro... Cada extrema derecha tiene su peculiaridad. La peculiaridad de la extrema derecha catalana es que se presenta como si fuera de izquierdas.

- Usted fue de Bandera Roja e incluso maoísta en su juventud. Con ese historial, ¿de verdad no cree que si fuera hoy joven no sería de Podemos?

- Es difícil de saber. Pero si tuviera la edad de los de Podemos no creo que perdiera el tiempo en discusiones políticas. Me dedicaría a vivir, a aprender y a tratar de averiguar por qué hemos venido a este mundo. En aquel momento todo el mundo que tenía dos dedos de seso nos metimos en partidos de extrema izquierda simplemente porque teníamos delante a Franco y los franquistas. Y, a pesar de las mentiras constantes en Cataluña, los franquistas eran prácticamente la totalidad de la población. Estábamos asfixiados y buscábamos una salida, la que fuera. En este momento, con una democracia y, además, una democracia tan tolerante como es la española dudo de que perdiera el tiempo convirtiéndome en un ser gregario.

- A menudo critica la falta de cultura que hay en España y lo poco europea que es. ¿Es España, como decía Gil de Biedma, un país de cabreros? ¿Y comparte o no la idea de que Cataluña es más europea?

- Ha habido una inversión. Si todavía viviera Gil de Biedma creo que diría que Cataluña no es un país de cabreros, porque hay pocas cabras, pero sí de borregos. Cuando lo dijo Gil de Biedma era lógico. Estábamos sometidos a una dictadura. En la actualidad, ya no es así. España ya no es un país de cabreros, ni mucho menos. Es un país muy europeo, menos en algunas cuestiones, como la del nacionalismo.

- Usted ha abandonado Cataluña. Tengo entendido que no ha sido solo por razones políticas, también por amor. Por su hija. 

- [Se ríe] Sería bonito que fuera así, pero no. Es por razones estrictamente políticas. Soy un exiliado político. Hay muchos más exiliados políticos catalanes de lo que se cree. Muchísimos. Pero en Cataluña todo es secreto, no hay nunca manera de enterarse de nada. Todas las informaciones oficiales de Cataluña no se pueden tomar en serio, son como las de la URSS.

Tengo cientos de amigos que están deseando irse, pero no pueden por trabajo o circunstancias familiares. Yo me fui porque no quería que mi hija fuera educada hacia el odio a España. En Cataluña toda la educación tiene como principal finalidad la lealtad al régimen. Son exactamente como los profesores de la época de Franco. Yo no estaba dispuesto a que hicieron esto con mi hija.

- ¿Se fue solo para prevenir a su hija o ocurrió algo?

- Lo habíamos pensado muchas veces, pero hasta que no nació mi hija no nos decidimos. Yo tenía una casita en un pueblo del Ampurdán y estabamos muy bien. Éramos unos 50 vecinos. Cuando empezó todo el asunto de la independencia se empezaron a poner impertinentes y un buen día en mi coche lleno de polvo amaneció escrito sobre el vidrio Puta Espanya. En ese momento decidimos que no podíamos seguir allí.

- ¿Los intelectuales no nacionalistas tienen algún tipo de responsabilidad en estos años de auge del independentismo?

- Como siempre, estamos en el equívoco. El independentismo en Cataluña tiene la peculiaridad de presentarse como de izquierdas y eso engañó a muchos intelectuales que eran de izquierdas, que se lo creyeron. Pero en el momento en que el nacionalismo se ha quitado la máscara muchos intelectuales no se atreven a hablar porque peligra su modo de vida. Muchos trabajan en periódicos y medios de comunicación, y todo está comprado por la Generalitat.  

- Quizás esto sea una de las razones de la pérdida de peso de los intelectuales en las sociedades actuales. Por su descrédito. Durante la Segunda Guerra Mundial son pocos los que no abrazon el comunismo o el nazismo. 

- Exacto. Hay muchos casos. A mi me duele particularmente el caso del historiador Josep Fontana. Había sido un maestro de historiadores y nos lo habíamos tomado muy en serio cuando éramos estudiantes. Pero su defensa del independentismo nos hace ver, por un lado, que es un pésimo historiador porque es proselitista, y por otra parte, si no es eso, es que es un cínico que quiere mantener sus privilegios como profesor.

- ¿Qué opina de la frase "el PP es una fábrica de crear independentistas"?

- Es mentira. Cada vez que alguien abre la boca contra el independentismo dicen eso. No solo es mentira, es que cada día hay menos. Y ya ni siquiera hace falta decirles nada. 

- A propósito de su apoyo a la plataforma Ahora, nacida para cubrir el espacio dejado por C's tras su renuncia a la socialdemocracia. ¿Hay un espacio suficientemente amplio en el centro para compartir con C's?

- Este país es una caja de sorpresas. Nadie sabe si en las próximas elecciones va a seguir existiendo el PSOE. Nadie sabe qué va a pasar en Cataluña o si Navarra se va a convertir en el nuevo País Vasco. Es un país muy poco civilizado, está domesticado, pero no civilizado. Yo firmé porque lo que expone el manifiesto de Gorka Maneiro está bien, pero eso no quiere decir que no me parezca bien lo que expone Ciudadanos.

- Entonces, ¿no es un desafío a Rivera por su giro liberal?

- En absoluto. Yo soy un independiente. No tengo ni idea de qué votaré cuando lleguen las elecciones. Me parece bien adherirme a manifiestos con tal de que sea luchar contra la extrema derecha, que es el único peligro que yo veo en este país.

- ¿Se arrepiente de haber llamado pescadera a la alcaldesa de Barcelona Ada Colau?

- La que está muy arrepentida es ella. Cuando lo leyó no entendió el texto porque es una persona que no está acostumbrada a leer. Pensó que yo le insultaba y lo que decía es que estaría mejor llevando un puesto de pescado que la alcaldía de Barcelona. Las que llevan puestos de pescado son millonarias. Pescadera en castellano no es ningún insulto, rabanera sí. Yo ya he perdonado a Colau.

- También hay políticos hombres poco leídos. Si hubiera sido un hombre, ¿le hubiera dicho que se fuera a trabajar de mecánico?

- Por supuesto. Se lo he dicho muchísimas veces a muchos políticos, que hagan el favor de volver a sus puestos. Rajoy, ¿por qué no vuelve a su registro de la propiedad? ¡Que se vuelva! Hay una gran cantidad de políticos que no conocen la vida real.

- Hablando de Rajoy. ¿Se equivocó con su estrategia en la consulta del 9N? Al final ha habido inhabilitaciones.

- Rajoy es uno de los políticos más mediocres que he conocido en mi vida. Lo que pasa es que es muy difícil que tenga sustituto. En un país de canallas es muy difícil... A lo mejor, solo un gallego impasible, que fuma puros y lee el Marca es todo lo que nos merecemos. Pero, desde luego, no ha tomado ni una sola medida que a mí parezca adecuada. 

- Como miembro de la RAE, ¿qué opina sobre las acusaciones de que es un ente machista?

- La acusación de machismo de la RAE la pusieron en marcha unas cuantas feminazis que necesitan enemigos. La Academia no solo no es machista sino que está llena de mujeres y en los próximos meses van a entrar más. No tiene ninguna actividad de ese tipo. Ni política ni de género.