José Esteve Pardo, autor de 'El pensamiento antiparlamentario y la formación del Derecho público en Europa', durante la entrevista con 'Crónica Global' /CG

José Esteve Pardo, autor de 'El pensamiento antiparlamentario y la formación del Derecho público en Europa', durante la entrevista con 'Crónica Global' /CG

Política

Esteve Pardo: “Kelsen y Schmitt siguen su batalla en Cataluña”

Esteve, autor de un ensayo sobre el pensamiento antiparlamentario, señala que "la apelación al pueblo del independentismo" recuerda el debate de los años treinta

11 junio, 2019 00:10
Portada del libro de José Esteve Pardo sobre el parlamentarismo

Portada del libro de José Esteve Pardo sobre el parlamentarismo

Lo que analiza este profesor es la crítica al parlamentarismo, que tiene tradiciones diferentes en cada país. Mientras en Francia, esa tradición es larga, y ya provoca críticas importantes durante todo el siglo XIX, en Italia la crítica es escasa, porque prácticamente la experiencia parlamentaria es inexistente, y siempre se ha visto, desde Roma y el sur del país, como un sistema propio del norte burgués. También se refiere a España, con el sistema de la Restauración, que fue un modelo parlamentario que había logrado la admiración de los grandes teóricos alemanes, pero que se desencantaron cuando comprobaron la letra pequeña, el amaño existente entre Cánovas del Castillo y Mateo Sagasta.

Contra Rousseau

“Se produce una crítica en los años de entreguerras al parlamentarismo, con la experiencia de la República de Weimar, que consiste en domar el sistema, en resituarlo, con importantes reflexiones, como la de Carl Schmitt –el teórico del derecho que se acercó al nazismo—que se basaban en su carácter teológico”, señala Esteve Pardo.

¿Qué quiere decir con ello este profesor de derecho administrativo? Considera, y lo analiza con detalle en el libro, que aquellas críticas tenían su fundamento. Se combatía la idea de la Ilustración, de Rousseau, de la representación popular, al entender que no respondían a la propia naturaleza humana. Que era una construcción artificial, a modo de superstición. El Parlamento no podía ocupar el espacio central.

El independentismo y la marcha de Roma

Desde la crítica que podía representar Kelsen, un jurista austríaco de origen judío, que acabó emigrando a Estados Unidos, purgado en la Universidad de Berlín, y que fue ayudado –es una de las tesis que se apuntan—por el mismo Schmitt para salvarlo del régimen nazi—la solución para domar ese parlamentarismo debía pasar por los tribunales constitucionales. La Constitución como la regla máxima, con la idea de fiscalizar las leyes aprobadas en las cámaras parlamentarias, sería la salida que adoptarían todos los países occidentales tras la II Guerra Mundial.

Pero, ¿qué pasa ahora en realidades como la catalana? “El independentismo, de alguna forma, se ha podido basar en Schmitt. En sus momentos de arranque, como en la manifestación de la Diada de 2012, está claro que se apela a esa legitimación popular, en la voluntad del pueblo. Sería, salvando las distancias, como la marcha de Roma de Mussolini, en 1922, esa decisión del pueblo, que marcó mucho a Carl Schmitt de cara a sus reflexiones posteriores”, afirma José Esteve.

¿Liberalismo o democracia?

La comparación, en esa nueva batalla que se estaría librando en Cataluña entre Kelsen –el orden constitucional— y Schmitt, con la apelación a la democracia, podría ser exagerada. Pero en el libro de Esteve se intuye con claridad. Lo que está en juego, de nuevo en toda Europa, es la discusión entre los principios liberales y la interpretación de lo que se entiende como democracia. En un momento de grandes convulsiones, con la entrada de las masas en los sistemas políticos, con el precedente de la República de Weimar, en la que el parlamento “disponía de una gran capacidad de influencia en la formación del ejecutivo y de los altos cargos en otras instancias del poder público”, ¿qué señala Schmitt?:

“Schmitt dará un paso que lo sitúa en otro orden de consideraciones. Como conclusión intermedia que le sirve de puente afirma que la creencia en el parlamentarismo como government by discussion pertenece al mundo de las ideas del liberalismo. No pertenece a la democracia. Debe distinguirse netamente entre ambos, entre liberalismo y democracia, para percibir sus elementos característicos que la moderna democracia de masas ha diluido”.

Opinión pública europea

Y añade Esteve: “A partir de ahí desarrolla Schmitt su concepto de democracia que requiere como primer elemento el de la homogeneidad y segundo el de la exclusión o negación de los heterogéneos. Unas ideas que adquirirán tonos más radicales en su obra Legalidad y legitimidad, aparecida ya a finales de la década de 1928, y que marcan su deslizamiento hacia posiciones decisionistas, que acabarán derivando en posturas autoritarias y dictatoriales”.

José Esteve Pardo, autor de 'El pensamiento antiparlamentario', durante la entrevista con 'Crónica Global' /CG

José Esteve Pardo, autor de 'El pensamiento antiparlamentario', durante la entrevista con 'Crónica Global' /CG

En el momento actual, con partidos populistas y de extrema derecha que intentan bloquear la democracia liberal, la kelseniana, con los controles de los tribunales constitucionales, el problema que ve Esteve “es la falta de referentes comunes, válidos para crear una opinión pública europea”. Es decir, “¿qué sabemos de referentes mediáticos franceses, por ejemplo, sobre sus debates, sobre sus principales figuras, en distintos ámbitos, o qué saben ellos de los españoles?”, remacha.

Democracia corporativa

Esteve lo señala para los propios referentes en Cataluña, o en el conjunto de España, que se conocen poco. “Mònica Terribas puede ser un elemento muy importante para una parte de los catalanes, pero ¿se la conoce en España, por quién, qué sectores?, mientras somos conscientes de que es un referente muy importante en Cataluña”, precisa.

Es decir, la falta de elementos comunes, que se puedan compartir, es un obstáculo para el buen funcionamiento de las sociedades contemporáneas, a juicio de Esteve, que se refiere también a una apuesta, también en aquellos años, que no se acabó de desarrollar: las democracias corporativas.

El misterio de Primo de Rivera

“En España, y también en Francia, han quedado vestigios, como el régimen local. Los entes locales surgen de esa idea de corporación, que aparece, en España, con el estatuto municipal de 1924, aprobado por Calvo Sotelo, bajo la dictadura de Primo de Rivera”.

Ese es un misterio para Esteve, que le gustaría estudiar a fondo. Aquella dictadura fue “transversal, apoyada por Fernando de los Ríos, Besteiro, el socialista Largo Caballero, Posada…, se trataba de una forma alternativa al sistema caduco de la Restauración, y lo curioso es que cae por golpes desde la derecha, por golpes militares desde la derecha”.

Las bases intelectuales, las críticas y las posibles soluciones en la Europa de entreguerras aparecen en el libro, con un guion que sumerge al lector en una película de época, con una ventana, sin ir más lejos, a la Cataluña actual.