Pere Aragonès (ERC) e Iceta (PSC) en el Parlament / FOTOMONTAJE CG (VÍA EP)

Pere Aragonès (ERC) e Iceta (PSC) en el Parlament / FOTOMONTAJE CG (VÍA EP)

Política

ERC trata ya al PSC como el único rival a combatir el 14F

Los republicanos usan la supuesta corrupción en L'Hospitalet, feudo inexpugnable para los independentistas, para arremeter contra los socialistas, convertidos así en referentes del constitucionalismo

16 diciembre, 2020 00:00

No es gratuito que ERC haya dedicado una propuesta de resolución sobre corrupción al supuesto fraude destapado en L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona) por el que está imputada su alcaldesa, Núria Marín. El caso es reciente, pero tiene una segunda lectura: el reconocimiento del PSC como el principal rival en las elecciones catalanas del 14F. Penetrar en el área metropolitana y, de esta forma, convertirse en el principal referente de la izquierda catalana es el objetivo, nunca logrado, por los republicanos. ¿Y qué piensa los socialistas de ello?: “Nos convierte en referentes del constitucionalismo”.

Quedan dos meses para la fecha electoral y diversas encuestas coinciden en dar como ganadora a Esquerra. Entre ellas, la del último sondeo del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat (CEO) publicado a finales de noviembre. Los republicanos pasarían de 32 a 36 o 37 diputados, por delante de JxCat, que ahora tienen 34 y se quedaría con entre 28 y 30 escaños.

 

 

ERC apunta al PSC como su rival en las próximas elecciones / CG

El 'sorpasso' socialista

El PSC daría el sorpasso a Ciudadanos y pasaría de 17 a 22-23 diputados. Si se confirma esa tendencia, Esquerra debería elegir entre renovar una mayoría independentista o formar un tripartito de izquierdas con comuns y PSC. Tanto ERC como PSC sostienen ahora que nunca gobernarán juntos, los escenarios están abiertos y habrá que esperar a los resultados y a las estrategias postelectorales que se fijen tras el 14F.

Visualizar una pugna a dos, esto es, que los comicios catalanes se juegan entre ERC y PSC conviene a ambas formaciones. Fuentes republicanas admiten que arañar votos socialistas es una de sus prioridades, aunque no perder de vista a JxCat. Este partido, que apenas supera los 5.000 militantes --el anterior proyecto de Carles Puigdemont, Crida Nacional per la República, rozaba los 10.000--, acaba de finalizar un proceso de primarias que, si bien ha dado cabida a personajes tan outsiders como mediáticos, va a tener difícil conciliación. Es decir, pilotar una nave con perfiles tan diversos como los de Joan Canadell, Jaume Alonso-Cuevillas o Mark Serra, junto a convergentes de toda la vida y cargos institucionales.

De JxCat solo se sabe que defiende la independencia unilateral y que se define como de izquierdas --con permiso de los ultraliberales Canadell, Elsa Artadi o Damià Calvet--, pero se desconoce su hoja de ruta y sus propuestas en materia fiscal, sanidad o educación, entre otras. 

El nuevo catalanismo

Por el contrario, ERC acentúa ya su perfil de izquierdas, su experiencia de gestión y un denominado independentismo pragmático basado, principalmente, en la creación de una mesa de diálogo con el Gobierno del PSOE y Podemos. Hechos que, sin embargo, provocan rechazo entre el votante más irredento. Pero los sondeos parecen dar la razón a esa apuesta moderada y ERC se presenta como aglutinador del voto útil del secesionismo, frente a otras fuerzas también independentistas, pero que han soltado lastre de la unilateralidad de Puigdemont, como PDECat y PNC. Que estos dos partidos presenten candidatura al 14F --Àngels Chacón y Marta Pascal, respectivamente--, supone más división del voto separatista, pero también una alternativa para el convergente de toda la vida huérfano del espacio catalanista y que nunca se le habría ocurrido votar a ERC.

Ahí entra en juego PSC, objeto del querer de otros partidos como Lliures, Lliga Democràtica o Units per Avançar, bien visto por determinados sectores económicos como alternativa catalanista, después de que Ciudadanos dilapidara su confianza tras ganar las elecciones de 2017. De ahí la apuesta de Miquel Iceta, candidato a presidente de la Generalitat, por un discurso alejado de la bronca que, para algunos sectores de los socialistas catalanes, no ha estado a la altura en los momentos más críticos de un mandato del Govern, lastrado por la guerra entre ERC y JxCat en plena pandemia.

"¿Apaciguamiento?"

Para PP y Cs, Iceta ha optado por el “apaciguamiento”. Pero la estrategia no le ha funcionado mal hasta ahora. “Tenemos todo de cara, pero debemos hacer una buena campaña”, explica a este medio un dirigente territorial del PSC. Una campaña que, e esta ocasión, saldrá del área metropolitana y potenciará actos en zonas como Lleida, tradicional feudo independentista.

Por el contrario, ERC quiere penetrar en la conurbación barcelonesa. De ahí la apuesta de perfiles castellanohablantes como el de Gabriel Rufián. Y también, la durísima embestida de Esquerra contra Nuria Marín, protagonista de una propuesta de resolución (PR) presentada ayer en el Parlament, con motivo de la celebración de un pleno monográfico sobre corrupción. L’Hospitalet, bastión socialista inexpugnable durante décadas, es el centro de las críticas de esa PR, que también se refiere a la investigación del Rey emérito. De esta forma, los republicanos --que acuñaron la frase mans netes-- intentan erosionar a su principal rival en las urnas y sacar pecho de su perfil independentista, con un ataque a la monarquía.

Una forma de denunciar el Estado opresor, excluyendo al Gobierno español con el que se han sentado a negociar la salida del conflicto independentista y los presupuestos generales del Estado. Un Gobierno, formado por socialistas y podemitas, posibles aliados en el futuro.