Núria Parlon (PSC), Oriol Junqueras (ERC) y Xavier Domènech (En Comú Podem), un posible tripartito de izquierdas con Ada Colau en la sombra / FOTOMONTAJE DE CG

Núria Parlon (PSC), Oriol Junqueras (ERC) y Xavier Domènech (En Comú Podem), un posible tripartito de izquierdas con Ada Colau en la sombra / FOTOMONTAJE DE CG

Política

ERC se prepara para un Gobierno tripartito con el PSC y los comunes

Encuestas internas afirman que, si se celebraran elecciones catalanas, los republicanos no sumarían con los convergentes, que pasarían a ser tercera o cuarta fuerza

5 octubre, 2016 00:00

“No hay otra combinación posible que la de un tripartito de izquierdas”, aseguran fuentes próximas a ERC. Lo dicen las encuestas internas que maneja la formación liderada por Oriol Junqueras, que hoy gobierna junto a CDC. Tal es la credibilidad que los republicanos dan a esas previsiones, que ya han comenzado a preparar un discurso que apuntale su nueva estrategia y explique a su electorado la necesidad de apostar por una alternativa de izquierdas que no incluiría a la CUP, pues según esos cálculos preelectorales entre en declive electoral.

Esos sondeos internos apuntan a un nuevo desplome de los convergentes, que podían quedar en tercera o cuarta posición, posiblemente detrás de Ciudadanos, mientras que ERC ganaría las elecciones, seguida o casi empatada por En Comú Podem. Los partidos que forman esta coalición, entre los que se encuentran Podemos, ICV y los comunes de Ada Colau, preparan su puesta de largo para enero o febrero de 2017 con la vista puesta en las próximas elecciones catalanas, que los republicanos fijan para el otoño de ese año.

La condición de Parlon

Sumar al PSC a ese tripartito pasa por el liderazgo de Núria Parlon, alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona), sensible al derecho a decidir y con buenas relaciones con En Comú Podem. Son tiempos convulsos para los socialistas catalanes, pues al desgarro sufrido por el PSOE se suman las pugnas previas a las primarias del PSC, en las que Parlon pretende arrebatar la primera secretaria a Miquel Iceta. Pero una mirada a largo plazo, esto es, pensar en una legislatura catalana de cuatro años y en un Gobierno español todavía en el aire, obligan a ERC a pensar en las consecuencias de una alianza con un partido socialista que, tarde o temprano, puede volver a la Moncloa.

“Es posible que tengamos que esconder la bandera en algunos casos”, explican las mismas fuentes, conscientes de que ERC puede y debe crecer en el área metropolitana de Barcelona. Ello no implica una renuncia a la independencia de Cataluña, pero sí asumir que el pretendido ritmo de desconexión no se corresponde aún con una mayoría social suficiente ni con la legitimidad jurídica e internacional que requiere un referéndum sobre el futuro de Cataluña.

Ante este escenario, soltar lastre de CDC se vuelve imprescindible para ERC. Las malas relaciones entre ambas formaciones son un secreto a voces. Y ni hablar de repetir la coalición de Junts pel Sí de las autonómicas de 2015. No lo hicieron en las dos elecciones generales últimas ni lo harán si hay unas terceras, aunque los nuevos convergentes han ofrecido incluso la cabeza de Francesc Homs --actual portavoz en el Congreso de CDC-- para convencer, sin éxito, a los republicanos.

Vocación de oposición

Aunque la órbita podemita no ha parado de crecer en Cataluña hasta el punto de ganar las elecciones generales, dirigentes de esta confluencia de izquierdas ven difícil ganar unas autonómicas y aseguran que trabajan para “construirse a sí mismos, no para gobernar”. Otra cosa es que las elecciones les conviertan en fuerza decisiva.

Todo apunta a que será Xavier Domènech quien pilote ese movimiento, cuyas siglas aún no están definidas. El perfil actual portavoz de En Comú Podem en el Congreso genera consenso entre ICV, Podemos y los comunes, aunque el apoyo en la sombra de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, resultará decisivo. Ella ha experimentado un gobierno de coalición municipal con el PSC al que también había sido invitada ERC. Pero los republicanos rechazaron la oferta, vetando así lo que podría haberse convertido en el ensayo general de un posible tripartito a nivel autonómico.