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El líder de ERC Oriol Junqueras y la alcaldesa de L'Hospitalet de Llobregat, Nuria Marín (PSC), en una foto de archivo / ERC

ERC intenta seducir a PSC para frenar una 'ola naranja' en las municipales

El crecimiento de Ciudadanos en grandes capitales como L'Hospitalet de Llobregat obliga a los republicanos a mover ficha para ganar posiciones en el área metropolitana

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Cuentan que el acercamiento de Celestino Corbacho a Ciudadanos se fraguó en la localidad tarraconense de Coma-ruga, donde el exministro socialista tiene una casa prácticamente colindante con la del líder de Cs en L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona), Miguel García. Y aunque Corbacho, que fue alcalde de esta localidad, no tiene intención, al menos de momento, de militar en la formación naranja y seguir los pasos de García –que también fue dirigente del PSC—, todo apunta a que podría tener un puesto simbólico en la lista de Cs en las municipales de 2019.

La decisión de Corbacho de abandonar las filas socialistas --aseguran que sus relaciones con la alcaldesa de L'Hospitalet, Núria Marín (PSC), se habían deteriorado-- y arrimarse a Cs dice mucho de la evolución política de una conurbación metropolitana donde la ola naranja puede llevarse por delante a históricos bastiones socialistas en las elecciones municipales de 2019.

Primeros movimientos

ERC lo sabe y, en el marco de su estrategia de abrirse paso en esa área metropolitana que siempre se ha resistido al independentismo, ha iniciado contactos con el PSC con la intención de formar tándem y neutralizar el efecto Ciudadanos.

“Se trata de contactos muy puntuales y focalizados en posibles acuerdos poselectorales. Queda mucho tiempo para las municipales, pero si no nos movemos, lo de Cs puede tener un efecto bola de nieve en ese antiguo cinturón rojo”, explican fuentes conocedoras de esos acercamientos.

Justificar los pactos

Aunque ambas formaciones tienen en común un ideario de izquierdas, no va a resultar fácil justificar esos pactos de gobierno si finalmente ERC y PSC suman. Los republicanos están embarcados en una redefinición de su mensaje, puliendo las aristas de un independentismo identitario en favor de propuestas más integradoras que permitan ampliar su base social. Por su parte, los socialistas tuvieron una experiencia traumática cuando gobernaron Cataluña junto a ERC e ICV, pero no se pueden permitir perder una plaza tan importante como L’Hospitalet, la segunda ciudad de Cataluña en volumen de población. 

Esos guiños republicanos se centran, por ahora, en L’Hospitalet, donde Ciudadanos avanzó con fuerza el 21D, pero podrían hacerse extensivos a otras ciudades. Sin embargo, los republicanos lograron avances en la conurbación barcelonesa, donde obtuvieron los mismos votos que Junts pel Sí (ERC-CDC) en 2015 en Cornellà, Santa Coloma de Gramenet y Sant Adrià de Besòs. Se trata de municipios refractarios al secesionismo, por lo que los republicanos activaron la llamada operación Rufián, en alusión al polémico diputado en el Congreso Gabriel Rufián. El fichaje de este joven castellanohablante nacido en Santa Coloma tenía como objetivo pescar votos en esta zona.

Pero fue Ciudadanos la formación que, en las últimas elecciones, arrasó en las ciudades más pobladas de Cataluña. Así, la marea naranja ganó en Barcelona, L’Hospitalet, Sant Adrià, Cornellà, Santa Coloma y Esplugues. Municipios que hasta hace poco habían sido feudos socialistas.