Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Albert Rivera y Soraya Sáenz de Santamaría, en la foto previa al debate electoral de este lunes en Antena 3.

Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Albert Rivera y Soraya Sáenz de Santamaría, en la foto previa al debate electoral de este lunes en Antena 3.

Política

El gran debate marca tablas entre los aspirantes a un pacto post20D

Santamaría, Sánchez, Rivera e Iglesias arriesgan lo justo, conscientes de que habrá un gobierno de coalición

8 diciembre, 2015 00:52

El que se había presentado como el gran debate electoral de esta campaña electoral, el que ha enfrentado este lunes en Antena 3 a los líderes del PSOE, Pedro Sánchez; de C's, Albert Rivera; de Podemos, Pablo Iglesias, y a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría --Rajoy ha evitado la cita--, se ha saldado sin un claro ganador. Los protagonistas han jugado a la defensiva, conscientes de que el 20D arrojará un resultado que obligará al pacto con algún rival. Y sin que quede aun claro con quién. Sólo el candidato con menos posibilidades de encaje en un ejecutivo de coalición, Iglesias, ha arriesgado en algunos momentos. Santamaría, sin florituras, y eficaz en su tono, ha aguantado más que bien el tipo en el debate que ha esquivado su jefe de filas. Y Rivera y Sánchez han estado correctos, con algún exceso de nervios el primero, y algún exceso de discreción el segundo.

Los candidatos han empezado hablando de economía, con una dinámica que cualquiera podía prever antes del debate. Santamaría ha exhibido la incipiente recuperación económica, recalcando --literalmente, es decir, subrayando las palabras, con un tono casi profesoral-- la mejora en el paro y que "evitamos el rescate". "Hemos pasado de la crisis a la recuperación, del desempleo al empleo", ha proclamado la vicepresidenta. Iglesias y Sánchez han negado la mayor, argumentando que "la población activa se ha reducido" o recordando el elevado número de "parados sin prestación". Y Rivera se ha intentado mostrar como estadista serio haciendo gala de su propuesta estrella en materia de empleo, el contrato único. Que desde su derecha --en el plató-- Sánchez ha considerado equivalente al "despido libre".

Santamaría exhibe recuperación

También ha recalcado Santamaría otra idea fuerza. "Hablar es muy facil, gobernar es muy dificil", ha repetido hasta en dos ocasiones. "Como se nota que no estaban ustedes hace cuatro años", ha espetado también a sus rivales. Inisistiendo así en el mensaje de que el Gobierno se ha esforzado --y ha conseguido-- superar las consecuencias de la crisis. "Cuando llegamos al Gobierno 1.400 personas iban al paro cada día. Hoy 1.500 personas al día encuentran trabajo", ha repetido, tirando de argumentario.

Peor lo ha pasado Santamaría en el bloque dedicado a la corrupción. Especialmente ante un muy agresivo Iglesias, que no ha dudado en presentar al PP como "el partido de la corrupción", y que, al argumento de la vicepresidenta de que los imputados del PP ya no ocupan cargos "en el Gobierno ni en el partido", no ha dudado en soltarle un "sé fuerte, Luis". Aunque ha estado rápida en replicarle con el caso Monedero, en lo que la comoderadora Ana Pastor ha calificado como "un zasca".

El rival directo, el peor enemigo

Las puyas, no obstante, se han repartido a diestro y siniestro. Especialmente, entre los candidatos que compiten en caladeros electorales contiguos. Sánchez ha atacado a Iglesias nombrando a Grecia y a Tsipras hasta cinco veces en pocos minutos. Rivera ha cargado contra PSOE y PP llamándolos "vieja izquiera y vieja derecha". Iglesias ha alabado algunas de las propuestas del líder socialista, pero ha dudado de que las pueda aplicar porque "me parece que mandas poco en tu partido". Y Santamaría se ha situado con toda la intención frente a todos ellos, al alertar del riesgo de un "tripartito de perdedores".

Protagonista se ha sentido Rivera cuando se han tocado temas relacionados con Cataluña. O con el conflicto en Cataluña, más concretamente, cuando ha venido a decir -que le 'duele' Cataluña porque le duele España. Aunque los candidatos --y la no candidata Santamaría-- han pasado más bien de puntillas por este bloque, conscientes de que lo que pueden ganar en un territorio lo pueden perder en otro. Excepto Iglesias, que se ha metido en un curioso jardín al presentar el camino al primer estatuto de autonomía andaluz prácticamente como un referéndum por la permanencia de Andalucía en España.

Poco claros sobre pactos

Aun menos claros han resultado algunos de los candidatos en relación a posibles pactos postelectorales, ante la más que probable perspectiva de que ninguna lista pueda gobernar en solitario. "Solo gobernaremos si somos la lista más votada", ha asegurado Santamaría, que ha llamado a conservar la "buena costumbre" de que en España siga gobernando el partido más votado. Sin precisar tanto, Sánchez ha apelado al voto útil, como "el único partido que puede garantizar" la marcha del PP de la Moncloa.

Mucho más ambiguo ha sido Rivera, que, si bien al principio del debate ha asegurado que "no voy a iniciar un proyecto ni con el señor Sánchez ni con el señor Rajoy", posteriormente ha aclarado que la lista mas votada tiene que "intentar" formar gobierno. Iglesias, por su parte, ha pretendido huir de un debate también incómodo para él al afirmar que "si hay acuerdos, deben ser sobre bases programaticas".