Política

"Cuando sucede lo inesperado", un artículo sobre la Cataluña real

Joaquim Coll firma en 'El País' el acta de Sociedad Civil Catalana: "Juntos y mejor". Marcaje del juez Ruz, de la otra Audiencia Nacional, a los Pujol en 'El Mundo'. Lo inesperado y lo inolvidable: 1-7 en Belo Horizonte.

9 julio, 2014 09:56

Los "coach" ayurvédicos prescriben comenzar la faena por lo más difícil, penoso o desagrable. Así pues, nueva entrega de los presuntos pelotazos de la familia Pujol Ferrusola en El Mundo. Según la noticia que firman Esteban Urreiztieta y Eduardo Inda, la esposa de Jordi Pujol Ferrusola habría vendido un par de terrenos urbanos en Palamós por una pastizara indecente en relación a la valoración objetiva de los predios. Arranca en portada la información con este titular: "Ruz investiga una operación inmobiliaria del hijo de Pujol". El sujeto pasivo se especifica en la caja de los subtítulos: "La esposa de Jordi Pujol Ferrusola vendió terrenos por 4,8 millones cuando su valor catastral era de 900 euros/Los compradores son contratistas de la Generalidad".

La descripción del manejo sugiere la recaudación de generosos óbolos por la vía indirecta de la colocación de los denominados activos zurraspa o palomino. Lo que es vender una moto o bacalada. Lo explican, mucho más claro, Urreiztieta e Inda: "Una contratista de carreteras de la Generalitat, Aglomerats Girona, compró a Jordi Pujol Ferrusola y a su mujer, Mercè Gironés, por 4,8 millones de euros dos solares en Palamós cuyo valor catastral conjunto era en aquel entonces (2006) de 900 euros. El juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz investiga esta operación detectada por la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (Udef). La Policía sospecha que se trata del pago de otra comisión encubierta al primogénito del ex presidente catalán. Aglomerats Girona ya se vio involucrada en 2011 en un presunto amaño de concursos de la Generalitat. (...) Se trata de dos terrenos, uno de 1.500 y otro de 8.000 metros cuadrados, enclavados en el casco urbano del municipio, en la zona denominada Pla de Sant Joan, y que no dispusieron de la autorización final por parte del Consistorio de Palamós para ser edificados hasta octubre de 2008. Estos solares se encuentran ubicados entre dos planes parciales desarrollados por el Consistorio catalán y en el momento de la operación todavía no se había aprobado definitivamente el desarrollo urbanístico de la zona, sobre la que pesaba sólo una aprobación inicial".

La clave está, según la Policía, en que "precisamente por su condición de no urbanizables, la Udef resalta el alto precio abonado por Aglomerats Girona y lo compara con el valor catastral de esas parcelas en la fecha de la adquisición, que ascendía exactamente a «902 euros». Es más, agrega la propia Policía Judicial que el mismo «valor catastral» de las parcelas se disparó, una vez recalificadas, hasta los «139.000 euros», una cifra que sigue siendo 34 veces menor al precio finalmente abonado por el contratista a la familia Pujol".

Los periodistas de El Mundo hablan también con la empresa compradora, que presenta la coartada de la burbuja: "Según aseguran a El Mundo fuentes de Aglomerats Girona, la sociedad ya ha remitido al magistrado la información en la que, si bien admiten que el precio abonado por los terrenos «es elevado», explican que la compraventa se materializó «en pleno boom inmobiliario» y destacan que el metro cuadrado en Palamós «es muy caro»".

Carísimo. El apunte final de la noticia es publicidad de la empresa, que estará encantada con el periódico. Remata la pareja informativa de El Mundo: "Aglomerats Girona fue fundada en 1988 en Santa Cristina d'Aro y destaca en su propia página de internet que «después de más de cuatro lustros de actividad» sus «principales clientes» son «la Generalitat de Cataluña, diputaciones provinciales, consells comarcales y ayuntamientos»".

Sólo les faltan los brazos representativos, o sea, la Federación de Municipios, la Asociación de Municipios, los Municipios por la Independencia, las veguerías y la Assemblea.

En El País, el proceso es la sustancia del artículo de Joaquim Coll, en "La cuarta página", cosa que suaviza la pendiente de la jornada tras el café con la leche sin colar y las porras aceitosas de los Pujol. Titula el historiador "Cuando sucede lo inesperado", pero no se refiere a eso de lo que se hablará más adelante. Escribe Coll: "Si alguna cosa no estaba prevista que sucediera en la hoja de ruta del llamado “proceso soberanista” es la aparición de Societat Civil Catalana (SCC). Una asociación formada por ciudadanos a título personal, ideológicamente transversal y no partidista. Que nace para llenar un clamoroso vacío: dar voz a los catalanes que no comparten las razones de fondo del “proceso” ni el objetivo de la ruptura con el resto de España. Una plataforma que no se reduce a una simple suma de unos ciudadanos que son de izquierdas con otros de centro o de derechas, sino que quiere ser mucho más: un gran conector de todos los que no queremos vivir permanentemente sometidos a una tensión política innecesaria, que fractura la unidad entre los catalanes y de los catalanes con el resto de españoles. SCC construye su discurso desde la centralidad del pensamiento político catalán contemporáneo, donde se encuentran corrientes como el autonomismo, el federalismo o el catalanismo hispanista, con todos sus matices, evoluciones y diferencias".

Bueno, con decir que caben los catalanes que se sienten españoles e incluso los españoles que se sienten catalanes queda meridiano el objetivo y diáfana la ambición de SCC. Continúa el profesor Coll: "En definitiva, la posición de SCC se puede sintetizar en cinco puntos. Primero, más que estar en contra de una consulta hipotética, nosotros trabajaremos para hacerla socialmente innecesaria. Porque no nos parece que esté justificada en el marco de un sistema democrático y con un amplio autogobierno, ni tampoco que sea socialmente una buena idea. Segundo, recordar que Cataluña hizo una aportación sustancial y muy positiva a la cultura política democrática española durante la Transición con la propuesta autonomista como fórmula posible para todos los pueblos de España. Las fuerzas catalanas deberían apostar por su mejora global, en cualquiera de sus vías, en lugar de por su destrucción. Tercero, subrayar que los problemas de los catalanes no son sustancialmente diferentes de los del resto de españoles, y que es mucho más inteligente resolverlos todos juntos. Cuarto, creemos que de esta crisis territorial e institucional hay una clara oportunidad para repensar la cultura y la identidad española, para hacerla más inclusiva y superar la famosa “conllevancia”, apostando decididamente por la suma".

"Y, quinto, desde SCC no apostamos por ninguna propuesta concreta y precisa de lo que periodísticamente se denomina “tercera vía”, pero tampoco estamos en contra de ninguna. Solo nos atrevemos a poner algunas condiciones: que la alternativa sea clara, que disponga de grandes mayorías, respete la Constitución o los caminos para su reforma, y que no se plantee como una estrategia para ganar tiempo, para aplazar nada o para contentar a los soberanistas, sino para resolver demandas y cuestiones concretas. Pero para eso es imprescindible un cambio de cultura en la política española que nos devuelva la capacidad de consenso, la voluntad de objetivar los problemas y encarar los retos colectivos con la mirada puesta en el largo plazo. Desde SCC creemos que si de verdad nos lo proponemos, seremos capaces todos juntos de provocar nuevamente que en España suceda lo inesperado", concluye el artículo-manifiesto.

Cuando sucede lo inesperado. Un amor de verano, ¿la quiebra de Jenaro?, el fallo de la Audiencia Nacional sobre el asalto al parlamento catalán... Impunidad judicial clama la prensa al unísono, que recoge las discrepancias partidistas. CiU y PP pretenden recurrir la sentencia; el PSC no lo sabe y ERC, ICV y las CUP se jactan y ufanan del peso de Podemos en la justicia. El ponente de la sentencia es el magistrado Ramón Sáez Valcárcel, al que José María Brunet retrata en La Vanguardia con el titular "Izquierda judicial en estado puro". Fue vocal del CGPJ a propuesta de Izquierda Unida. Avisa Brunet: "El Ramón Sáez que ha dictado esta sentencia no es un juez aislado en la Audiencia Nacional. Hace ya tiempo que la desafección alcanzó también los despachos judiciales. Prueba de ello son los montones de resoluciones sobre los desahucios y otros precedentes, como la sentencia del juez Pedraz a quien un portavoz del PP llamó pijo ácrata sobre el cerco al Congreso, un hecho que atribuyó a la disminuida credibilidad de los políticos. Y otro fallo muy sonado fue el que archivó la denuncia por el escrache junto al domicilio de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, por considerarlo una muestra del ejercicio a la libertad de expresión. La izquierda judicial estará inarticulada pero sus tesis se expanden. Cualquier día de estos aparece un juez con coleta".

Cuando sucede lo inesperado. Ahora sí. Tiempo de recreo, la hora del patio, el Futebol. Bueno..., tal vez digamos mejor Fußball. "Brasil, decime qué se siete", titula el deportivo bonaerense Olé. Los que saben de periodismo levantan el pulgar hacia arriba, como con la portada para marco del Marca de ayer, en la despedida de Alfredo Di Stefano. Lo de anoche fue i-nol-vi-da-ble. Brasil 1, Alemania 7. El 1-7 de Belo Horizonte. La primera vez que Brasil perdía contra Alemania en partido oficial. El defensa central de la canarinha era el actor secundario Bob, el tipo que quiere asesinar a Burt Simpson. Se quemaron autobuses, pero no hay noticias de especial gravedad. Aquí, cualquier juez diría que es lo mínimo que podía pasar.

Notas de sociedad. Anoche también, un restaurante de Barcelona celebraba ochenta años. En La Vanguardia le dedican una foto al "evento" y un texto con las siguientes apreciaciones: "frente a una reproducción fotográfica de Barcelona de 1934 posaban dos excelentes personas, el socialista Jaume Collboni y el convergente Xavier Trias (Núria de Gispert se había quedado en el interior del local); cómicos como Carles Flavià y Juanjo Puigcorbé; la sonrisa mágica de la doctora Elena Barraquer y los encantos de Claudia García, hija de Alfonso júnior, y Serpil, actual esposa de este. (...) Desde restauradores amigos hasta la bella Marta Torné, el simpático Alberto Fernández Díaz y una lista de personajes felices de seguir gozando de la amistad de los García". A la sazón, propietarios de un local que se llama "Casa Alfonso".

9 de julio, Nuestra Señora Reina de la Paz, San Zenón y Santa Verónica Giuliani.