Carles Puigdemont en Bélgica / EP

Carles Puigdemont en Bélgica / EP

Política

Las conexiones rusas de Puigdemont crean una crisis en JxCat

Miembros del partido ya advirtieron al expresidente, cuya eurofobia sube enteros, de las excentricidades de Alay, a quien consideran una influencia perjudicial

4 septiembre, 2021 00:00

Las malas compañías de Carles Puigdemont han abierto una crisis dentro de Junts per Catalunya (JxCat). Y no solo por la conexión rusa desvelada por The New York Times, sino por la influencia, cada vez mayor, de Josep Lluís Alay, sobre el expresidente. La eurofobia del fugado sube enteros ante la comunidad internacional, mientras que ERC opta por la vía del diálogo precisamente para lograr el aval internacional.

Aunque Puigdemont ha asegurado que el informe de la inteligencia europea está “lleno de falsedades, incongruencias e intoxicaciones” y que su único objetivo “es criminalizar y desprestigiar al independentismo catalán”, lo cierto es que la información publicada por The New York Times ha provocado un enorme malestar dentro de Junts. Y en el peor momento, ya que el partido sigue inmerso en luchas intestinas entre el núcleo duro, que exige la independencia unilateral, y una ejecutiva que decidió aplazar esa vía en aras a continuar en el Govern. Mientras tanto, Puigdemont mantiene una neutralidad, irritante para algunos, pero comprensible para otros, dada su situación judicial.

Del 'caso Voloh' a 'The New York Times'

Según el rotativo, el Kremlin habría colaborado con Puigdemont en la creación de Tsunami Democràtic. Las conexiones entre el expresidente y Rusia ya salieron a relucir durante el caso Voloh. Las grabaciones de la Guardia Civil destaparon los supuestos contactos del cerebro de la financiación del procés, Víctor Terradellas, hizo con Rusia en vísperas de la aprobación de la DUI --Declaración Unilateral de Independencia--, con la finalidad de tener apoyo de Vladimir Putin, Gorbachov y China. Esta es la promesa que Terradellas hizo al fugado expresidente, despliegue de 10.000 soldados rusos incluído.

Esos contactos con Moscú que ahora señala The New York Times refuerzan el perfil eurofóbico que Puigdemont ha agudizado con el paso del tiempo a pesar de ser eurodiputado --la eurocámara le retiró la inmunidad--, tras constatar que las instituciones europeas no apoyarían el proceso unilateral de independencia. Y eso es algo que un sector de JxCat, formación inmersa en sus propias tensiones internas, no quiere ni se puede permitir. “Hay tensiones y nervios dentro del partido por la mala imagen internacional que dan. Y todas las críticas van dirigidas a Josep Lluís Alay”, explican miembros de Junts.

Viaje a Moscú

Los últimos informes desvelan que el jefe de la oficina de Puigdemont, Alay viajó en 2019 a Moscú donde se habría reunido con oficiales rusos. Poco después, tras la sentencia condenatoria por el referéndum del 1-O, “surgió un nuevo y feroz grupo de protesta” en Cataluña: el Tsunami Democràtic. “Muchos critican a Alay y dicen que avisaron hace tiempo a Puigdemont de que era un iluminado”, añaden las citadas fuentes.

Alay se dio a conocer porque era una de las personas que acompañaba a Puigdemont cuando éste fue detenido en Alemania en marzo de 2018. Profesor, historiador y excomisionado de Relaciones Internacionales de la Diputación de Barcelona, Alay fue fichado por Quim Torra como coordinador de Políticas Internacionales de Presidencia. Todo ello como reconocimiento a su activismo independentista, detenido por encubrimiento e investigado por delitos de malversación continuada y prevaricación administrativa por su viaje a Nueva Caledonia en 2018, con motivo del referéndum celebrado en ese país. Más recientemente, se incorporó a la oficina del expresidente Puigdemont.

Crítica a la diplomacia europea

"Hipócritas. Primero resolved el conflicto de Cataluña y luego quizás podéis empezar a dar lecciones en otro lugar fuera de la Unión Europea", escribió Alay en su perfil de Twitter tras comparar el procés con la crisis en Bielorrusia. Dirigentes de JxCat consideran que la influencia de Alay sobre Puigdemont ha sido nociva. De hecho, el fugado ha apoyado las ocurrencias de su escudero en diversas ocasiones. Como por ejemplo, cuando su jefe de oficina, Josep Lluís Alay, en relación a las críticas del Kremlin a España y la UE, apuntó que "el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, da en el clavo. En conversación con el periodista Vladimir Soloviev habla ampliamente sobre Cataluña: presos políticos (dice nueve, con sentencias de más de 12 años) y afirma que por la justicia belga y alemana es un caso político".

Mientras Puigdemont se pone de perfil ante la UE, Esquerra ha optado por el diálogo con el Gobierno como única vía para lograr un aval internacional. Y eso no pasa desapercibido para JxCat, donde convive un núcleo duro de dirigentes que apuestan por la vía unilateral --Laura Borràs, Quim Torra, Josep Costa...-- con una ejecutiva que apostó por renovar el pacto con ERC y dejar en suspenso la DUI. Conciliar ambos sectores no fue fácil durante las negociaciones para formar gobierno, pues Puigdemont optó por mantenerse un segundo plano aunque figuraba como cabeza de lista en las elecciones del 14F.