Emplazamiento del instituto Angeleta Ferrer, en la calle Marina, puede provocar una dualización social, una decisión del Consorcio de Educación, participado por el Ayuntamiento de Barcelona, que dirige Ada Colau y por el Ensenyament, que ha dirigido Cla

Emplazamiento del instituto Angeleta Ferrer, en la calle Marina, puede provocar una "dualización social", una decisión del Consorcio de Educación, participado por el Ayuntamiento de Barcelona, que dirige Ada Colau y por el Ensenyament, que ha dirigido Cla

Política

Centros de secundaria denuncian el peligro de la dualización social

Institutos de Barcelona se oponen a la construcción de un nuevo centro porque puede provocar esta situación

13 diciembre, 2017 00:00

La dualización social es el mayor peligro que se cierne sobre la educación. Ese es el argumento de distintos centros de secundaria, que se oponen a la construcción del nuevo instituto Angeleta Ferrer en la calle Marina, en Barcelona.

Se trata de los centros de secundaria Fort Pius, Salvador Espriu, Pau Claris, Príncep de Girona, Juan Manuel Zafra, Jaume Balmes y el Institut Verdaguer. Las asociaciones de padres y madres de alumnos de estos institutos apoyan los propios acuerdos alcanzados con el Consorci d’Educació de Barcelona, que consideran que ahora se han vulnerado.

El objetivo es mantener proyectos de integración social, que se han puesto en marcha gracias a la voluntad de los propios padres y madres, que llevan a sus hijos a centros con altos porcentajes de inmigración, con buenos resultados escolares. Para que se puedan llevar a cabo, necesitan que los alumnos de los colegios adscritos opten por ellos, por lo menos en los próximos años, para afianzar los modelos educativos.

La construcción en la zona de influencia de esos centros del Angeleta Ferrer puede resultar un riesgo para esa integración social que se defiende. Las asociaciones de padres y madres consideran que el nuevo instituto, que se construirá en un solar en la calle Marina, y que, de forma provisional, podría estar en marcha para el próximo curso, “es un centro deseado y necesario para fortalecer, pero no para dualizar”. El objetivo es que forme parte de la red escolar “como uno más, pero no como un centro que perjudique a los otros”.

Cubrir necesidades, no demandas

¿Por qué? Para las asociaciones familiares de esos centros la Administración debe responder “a partir de las necesidades, y no de las demandas”. Es decir, el Consorci d’Educació, dirigido por el Ayuntamiento de Barcelona en un 40% y por el departamento de Enseñanza en un 60% --con la alcaldesa Ada Colau y la consejera Clara Ponsatí— habría cedido a las presiones de distintos colectivos que reclaman un nuevo centro que quiere trabajar “por proyectos”, aunque haya plazas libres en otros institutos de la zona.

La demanda de plazas públicas de secundaria para el próximo curso aumentará en la Dreta de l'Eixample barcelonés –la zona donde se centra el problema--. Se prevé que las nuevas plazas que se necesitarán oscilarán entre 65 y 105. Los centros que han mostrado su queja piden dos años más sin otros institutos para consolidar sus modelos de integración.

Y, según esas mismas familias, habrá 110 plazas disponibles para las escuelas adscritas. Hasta julio de 2017, las asociaciones familiares aseguran que tenían un acuerdo con el Consorci, y que éste “había compartido que la nueva necesidad de plazas que se incorporaba para el curso próximo era asumible con la oferta existente en los institutos de la zona”.

Bien común, o salvación personal

Pero ese “acuerdo” se ha roto con la decisión del Consorci de poner en marcha el Angeleta Ferrer. Con ello puede suceder que todo el trabajo de “integración social” se vea seriamente truncado. ¿Cómo? “Las apuestas de determinadas familias hacia centros de alta o muy alta complejidad –altos porcentajes de inmigrantes— para revertir la situación de segregación de estos institutos, y que animaba a otras familias a seguir ese camino de apuesta por la diversidad se ven con este anuncio, sobre el nuevo centro, seriamente comprometidas”.

El debate muestra una doble visión de los ciudadanos sobre los problemas en la educación. O buscar la integración social, asumiendo sacrificios individuales, trabajando para el conjunto de la sociedad, o buscar respuestas propias, de salvación personal. Es un debate que se ha instalado en todos los ámbitos en el mismo corazón de las clases medias, y que tiene también relación con la aceptación o con el rechazo de una mayor presión fiscal.