Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, en un acto oficial esta semana / EFE

Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, en un acto oficial esta semana / EFE

Política

El centro catalán lanza una operación contra Colau en Barcelona

Partidos y movimientos como Lliures, el PDECat o la Lliga Democràtica se preparan para organizar una plataforma electoral centrada en el eje izquierda-derecha

10 mayo, 2021 00:00

Las alternativas políticas tienen éxito si consiguen una plataforma de poder, y el llamado catalanismo político está fuera de las instituciones. El PDECat se quedó a las puertas del entrar en el Parlament, y partidos como Lliures o la Lliga Democràtica ni tan solo se presentaron a las elecciones. Pero los contactos se han mantenido y se han intensificado en las últimas semanas con la idea de preparar una plataforma electoral con un objetivo muy concreto: intentar ganar a Ada Colau en Barcelona.

En esas conversaciones han participado miembros de Lliures, el partido que impulsó Antoni Fernández Teixidó, junto con dirigentes de la Lliga Democràtica, y del PDECat, Convergents, pero también del PP catalán, que quedó muy debilitado tras las elecciones catalanas. No hay, todavía, una concreción del proyecto, pero sí se ha decidido que la plataforma prescindirá de “las etiquetas”. Es decir, ya no se trata de defender un catalanismo político que se ofrezca a un electorado huérfano, sino de presentar la batalla en el eje izquierda-derecha.

Centro-liberal, sin nada más

La idea es defender una política de centro-liberal, que ponga el acento en las políticas impositivas y que ofrezca una “mayor libertad” al ciudadano, justo la gran proclama que ha servido a Isabel Díaz Ayuso para arrasar en Madrid.

¿Pero cómo se puede presentar esa plataforma? Aunque los matices existen y son importantes --el propio PP catalán está dispuesto a mantener su proyecto y a buscar ahora el ascendente que pueda experimentar el partido en toda España a partir de la victoria en Madrid-- sí se ha llegado al convencimiento de que “hay que derrotar a Ada Colau en Barcelona”.

Apoyo al PSC desde una plataforma cívica

La plataforma buscará complicidades con el PSC, que mantiene la opción de Jaume Collboni para lograr la alcaldía. Sin embargo, los propios socialistas admiten que es necesario algo más para tener buenas opciones de ganar con claridad. Ese “algo más” es una plataforma electoral, que pudiera reunir a independientes o dirigentes de esos partidos que se habían declarado catalanistas, pero que ahora buscan algo mucho más práctico: defender políticas liberales que permitan a Barcelona un cambio de rasante, después de la etapa de Colau. Se trata, como señala Fernández Teixidó, de una propuesta que supere “el buenismo de izquierda y el independentismo insaciable”, y que habría conducido a Cataluña “al fondo del abismo”.

La convicción de todos esos grupos y partidos es que sólo desde una plataforma de poder, que debería ser el Ayuntamiento de Barcelona, se podrá ofertar una alternativa al independentismo en el conjunto de Cataluña. Sin una opción amplia, cuyo centro sería el PSC, será imposible, se entiende, gobernar la Generalitat sin la influencia decisiva de los partidos independentistas.

Sin 'catalanismos'

Las conversaciones se mantienen, y también el mundo económico conoce la propuesta, con una influencia notable de la patronal Foment del Treball, que entiende que el proyecto de Ada Colau ha perjudicado los intereses económicos de la capital catalana y, por tanto, los intereses del conjunto de la economía catalana.

Cada fuerza política mantiene su propia dinámica, pero todos los partidos que se centraron en el llamado catalanismo, que se ha quedado fuera de las instituciones, tienen claro que sólo les queda una posibilidad: intentar un agrupamiento de fuerzas para recuperar el debate ideológico en Cataluña entre izquierda y derecha, después de comprobar cómo Junts per Cataluña se ha decantado por posiciones de izquierda, casi cercanas a la CUP, mientras que el PSC no puede olvidarse de su influencia en el flanco progresista. Ya no se habla, por tanto, de "catalanismo", sino de quién defiende la propiedad privada, la colaboración público-privada o un descenso en la presión fiscal, mirando ahora al modelo que ha representado Madrid en todos estos años.