Solo los votantes de la CUP y Junts ven como "una amenaza para el catalán" cambiar al castellano

La mayoría de los votantes de Junts per Catalunya y la CUP (el 63,4% y el 63,1%, respectivamente) ven como "una amenaza para el catalán" cambiar al castellano cuando alguien les habla en esta lengua. No lo cree así, por su parte, un 62,4% de los votantes de ERC y más de un 80% en el caso de En Comú Podem, PP, PSC, Vox y Ciutadans. Así lo ha revelado la 11ª edición del InformeCAT, que a su vez ha señalado que un 50,9% de catalanoparlantes y un 70,4% de la población de Cataluña en general no ven ningún peligro en este gesto. 

El estudio anual de Plataforma per la Llengua, que recoge datos significativos del estado de la lengua catalana a partir de fuentes oficiales y estudios de elaboración propia, también ha indicado que 6 de cada 10 residentes no catalanoparlantes de origen extranjero tienen “interés por aprender la lengua y mejorar su conocimiento”. Sin embargo, señala que no todos estos residentes extranjeros se acaban matriculando en cursos de catalán.

Una de las fortalezas de la lengua

Otros datos desvelados por el informe hacen referencia a la transmisión intergeneracional del catalán, es decir, a la cantidad de catalanoparlantes que transmiten el idioma a sus hijos, e indica que esta sigue siendo “una de las principales fortalezas de la lengua”. El documento apunta que, en personas con, como mínimo, un abuelo catalanoparlante, esta transmisión es de un 80% en Cataluña y las Islas Baleares. En el País Valenciano representa un 60%. 

La publicación destaca que el papel de los progenitores y abuelos en materia lingüística es crucial. Según este, el dato del 81,9% de transmisión intergeneracional en Cataluña se eleva al 92% cuando se habla de tres o cuatro abuelos catalanoparlantes. 

Un historial nacionalista

Plataforma per la Llengua, una entidad privada subvencionada por la Generalitat, ha tenido en el pasado episodios polémicos en referencia al estudio del uso del catalán y el castellano, como es el caso del "espionaje" en varios institutos de la localidad tarraconense de Valls con el objetivo de saber en qué lengua hablaban sus estudiantes. 

Uno de los últimos incidentes que protagonizó la autodenominada "ONG del catalán" tuvo lugar durante la Diada del 11 de septiembre, en la que se dedicó a vender un lote de productos en el que el organismo hacía bandera de "querer vivir plenamente en catalán".