El consejero de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias del Govern, Chakir El Homrani / EP

El consejero de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias del Govern, Chakir El Homrani / EP

Política

Caos en el Govern por la normativa del teletrabajo

El consejero Chakir El Homrani revienta las negociaciones con los agentes sociales con una amenaza de sanciones a través de la radio

27 octubre, 2020 11:01

Caos y más caos. El Govern lleva varios días especulando con el endurecimiento de las restricciones contra el Covid-19, concretamente desde que el pasado domingo se decretase el estado de alarma. El último miembro del Ejecutivo catalán en sumarse a esta ceremonia de la confusión ha sido el consejero de Trabajo Chakir El Homrani. En una entrevista en RAC1, el conseller ha elevado el tono contra las empresas que no practiquen el teletrabajo. Homrani ha asegurado que esta modalidad laboral es "obligatoria" en Cataluña y ha añadido que las empresas que no la cumplan se expondrán a "sanciones".

 

 

Chakir el Homrani, consejero de Trabajo, durante la entrevista / RAC1

Las declaraciones han enervado a los agentes sociales. Fuentes sindicales y empresariales consultadas por Crónica Global critican con aspereza los términos formulados por Homrani. En el Consejo de Relaciones Laborales del pasado lunes, no se habló en ningún momento de obligatoriedad. Tampoco la Generalitat amenazó con sancionar a las empresas que no ejerciesen el teletrabajo. Por si fuera poco, las mismas fuentes señalan que "el consejo no es un organismo normativo, sino consultivo" y que actualmente ninguna normativa ordena la práctica del teletrabajo. De hecho, a la misma hora y en otra emisora, el consejero de Empresa Ramon Tremosa indicaba que el trabajo telemático era tan solo "recomendable" en la actual situación.

Homrani rompe el consenso

Pero ni siquiera la resolución conjunta entre Generalitat, Pimec, Foment, CCOO y UGT se expresa de esta forma. En la Declaració en matèria de mobilitat i treball a distància i teletreball en el context del coronavirus SARS-CoV-2 se insta a adoptar "preferentemente y excepcionalmente" las modificaciones de la jornada laboral en un "contexto de equilibrio entre las necesidades empresariales y las necesidades de las personas trabajadoras". Un texto de consenso que ha volado por los aires con las palabras de Homrani.

Declaraciones que tampoco tienen en cuenta la realidad de la ocupación en Cataluña. Desde UGT se recuerda que durante el anterior estado de alarma alrededor de un 30% de la población trabajó desde casa y que, en el mejor de los casos, esta cifra solo podría elevarse hasta el 50%.

Teletrabajo... cuando se pueda

Muy lejos de la universalidad que parece desear el consejero, que se ha amparado en la resolución del Procicat del pasado 14 de octubre para amenazar a las empresas incumplidoras: "El trabajo a distancia es obligatorio para todas las empresas que puedan hacerlo, tanto públicas como privadas". Si bien ha añadido: "En caso de que no se pueda hacer teletrabajo las empresas deben hacer un certificado para el trabajador".

Esta puerta abierta contradice la propia prioridad del conseller, aunque está en la línea de las posibilidades reales de muchas pequeñas y medianas empresas que no podrán modular fácilmente su organización interna. De hecho, fuentes sindicales reconocen que el tejido empresarial del sector servicios e industria difícilmente podrá cumplir con la advertencia de El Homrani. Fuentes de Pimec han sido claras: "No es el momento de hablar de sanciones, sino de medidas alternativas como por ejemplo un plan para incentivar de forma temporal la movilidad privada". La patronal de las pymes advierte de que los contagios no se están produciendo en los centros de trabajo y que deben afrontarse otras iniciativas para "no poner todo el peso" en las espaldas de los empresarios.

Un Govern dividido

El Govern llega más dividido que nunca a la gestión del nuevo estado de alarma. Al clima preelectoral se le suma la fractura entre los consejeros de ERC y de JxCat, a las órdenes de un Pere Aragonès que ostenta el cargo de presidente de forma sobrevenida. Durante los últimos días, esta división se ha hecho patente en la falta de sintonía entre los departamentos. La propuesta no pactada de una reclusión de fin de semana, que planteó ayer Meritxell Budó, fue solo el último de una retahíla de globos sonda lanzados por la Generalitat.

Las dudas sobre el horario del toque de queda dividieron al gobierno catalán durante el pasado fin de semana. La incertidumbre sobre si la prohibición empezaba a las diez o a las once de la noche enfrentó a la portavoz de la presidencia con la responsable de Salud. Finalmente, la republicana se llevó el gato al agua no sin una discusión interna que se prolongó durante 24 horas. Pero una semana antes, Vergés fue enmendada por la consejera de Cultura, Àngels Ponsa, respecto al veto a las cabalgatas de Reyes. "Sería impensable que no se celebrasen", aseguró.

En esta última ocasión, el posicionamiento de El Homrani contrasta con la aseveración de Budó, quien el pasado domingo lamentó que el decreto del Gobierno no permitiera imponer el teletrabajo. Confusión tras confusión pocas horas después de que Vergés aconsejera al Ministerio de Sanidad no entrar en debates públicos sobre las restricciones.