Con el paso del tiempo, algunas declaraciones que pasan desapercibidas cobran sentido. “Si Puigdemont no puede venir para ser presidente, difícilmente podrá ser el candidato claro, factible y real de Junts per Catalunya (JxCat)", aseguraba el pasado mes de agosto Marta Madrenas (Girona, 1967), alcaldesa de Girona desde 2016 y que, tras la inhabilitación de Quim Torra, fue una de las apuestas más firmes para ser investida presidenta de la Generalitat.

Sin embargo, las palabras de Madrenas, no solo causaron malestar en el núcleo duro del fugado, sino que demostraban hasta qué punto se habían enfriado las relaciones entre esta activista independentista y el expresident. De hecho, tampoco se puede asegurar que Madrenas contara desde el principio con la bendición de Puigdemont, que al ser investido presidente hace cuatro años, tuvo que elegir sucesor en la alcaldía de Girona. Madrenas, cuentan fuentes municipales, nunca estuvo entre las favoritas. De hecho, fue alcaldesa después que Albert Ballesta, elegido por Puigdemont a pesar de ser el número 19 de la lista, renunciara al cargo mes y medio después de tomar posesión.
Primarias de JxCat
Sí que se daba por hecho que, el pasado fin de semana, Madrenas ganaría las primarias de JxCat por Girona. Para sorpresa de muchos, la diputada Gemma Geis le pasó por delante. Su condición de portavoz del partido en el Parlament le ha otorgado una cuota mediática y ahora recoge los frutos.
La diferencia de votos entre Geis y Madrenas fue mínima, siete votos. Las mismas fuentes aseguran que el fugado decidió no implicarse en esa elección. “Ambas candidatas tienen un perfil radical muy parecido. Puigdemont no quiso mojarse por ninguna de las dos, lo cual dice mucho sobre su liderazgo en el partido en Girona y sobre las dudas que puede haber sobre su gestión”, explican las mismas fuentes. En Girona acusan a la alcaldesa de supeditar el gobierno municipal a su actividad como diputada en el Parlament.
Lo cierto es que Madrenas siempre se ha mantenido fiel al de Waterloo y hace unos meses rompió el carné de PDECat cuando se produjo el cisma. Su potente discurso independentista le permitió crear complicidades con la CUP. De ahí que su nombre sonara como sustituta de Quim Torra cuando se confirmó su condena por desobediencia. Esa posibilidad hizo saltar todas las alarmas en ERC, pues ante una pinza JxCat-CUP, no habrían tenido más remedio que apoyar a la política neoconvergente, uno de los referentes territoriales que tiene Puigdemont, y ver cómo se aplazaban las elecciones catalanas sine die.
Regresión social en Girona
La gestión municipal de Madrenas ha venido marcada por anuncios grandilocuentes de proyectos que luego no ven la luz, como el fallido proyecto de tecnología 3D, 'el Hollywood europeo', así como un aumento de la desigualdad social. Barrios como el de Santa Eugènia, Can Gibert, Sant Narcís, Pont Major o Girona Est tienen hasta un 30% de paro más que otras zonas. En la capital, el 15% de familias viven con ingresos inferiores a 1.000 euros al mes. La segregación escolar ha avanzado más de un 30% en Primaria y un 20% en Secundaria.

Por no hablar del castigo que ha sufrido Vila-roja, un barrio humilde de Girona castigado sin luces de Navidad por no apoyar el independentismo. O al menos eso es lo que aseguran sus vecinos, que se sienten discriminados.
Girona siempre ha estado considerado como el feudo de Puigdemont, nacido en Amer. Sin embargo, hace tres meses, el fugado sufrió un duro revés en esas tierras gerundenses en plena guerra entre postconvergentes, pues tres concejales de JxCat de Figueres y uno de Girona ficharon por PNC, el partido de Marta Pascal. A la marcha de Carles Arbolí, Alba Albert y Miquel Fernández, ediles en Figueres, se sumó la de Carles Ribas, un caso éste último especialmente significativo, pues había sido portavoz de JxCat en el Ayuntamiento de Girona y llevaba nueve años en el gobierno municipal.
Algo está cambiando en este territorio comanche del secesionismo. Y no solo en lo que respecta a Madrenas.