Laura Borràs, Elsa Artadi, Jordi Turull y Jordi Sànchez / MONTAJE CG

Laura Borràs, Elsa Artadi, Jordi Turull y Jordi Sànchez / MONTAJE CG

Política

Borràs se queda sola con su política radical

El independentismo irredento de la presidenta del Parlament agudiza su enfrentamiento con los sectores de JxCat que lideran Jordi Sànchez, Jordi Turull y Elsa Artadi

15 diciembre, 2021 00:00

Laura Borràs va por libre y eso agudiza el enfrentamiento de las familias de Junts per Catalunya (JxCat)”. Habla un dirigente soberanista, tras esa vuelta de tuerca que la presidenta del Parlament ha dado a su discurso radicalmente independentista, al expulsar a un diputado de Ciudadanos en la Cámara, desobedecer la sentencia que inhabilita a Pau Juvillà (CUP) y exigir a la Consejería de Educación que intervenga la escuela de Canet de Mar (Barcelona) donde se ha aplicado el 25% de horario lectivo en castellano.

Borràs cuenta con el apoyo de dirigentes ya amortizados, como Quim Torra, Josep Costa y Francesc de Dalmases --miembros de la autodenominada war room--, pero su visceralidad provoca rechazo en los otros sectores que componen esa amalgama de viejos apparatchik de CDC, arribistas, apolíticos y activistas que integran la confluencia de JxCat.

Los neoconvergentes intentaron neutralizar el individualismo de la exdirectora de la Institució de les Lletres Catalanes --su imputación por supuesta prevaricación, fraude a la Administración, malversación de fondos públicos y falsedad documental se remonta al ejercicio de ese cargo-- impidiendo que accediera al Govern tras las elecciones del 14F. Salvaban así las negociaciones con ERC, que tampoco querían a la controvertida secesionista en el Consell Executiu. La propia Borràs, en su discurso de toma de posesión como presidenta de la Cámara catalana, admitió que hubiera preferido ser consejera. O vicepresidenta.

El poliédrico Jordi Sànchez

Los neoconvergentes cerraron en falso su acuerdo con Esquerra, esto es, apoyando una hoja de ruta poco combativa y que complicó las relaciones entre los aspirantes a dirigir una formación que, hoy por hoy, es difícil de definir. ¿Partido, plataforma electoral o amalgama de familias con intereses diferentes?

Borràs está enfrentada a Jordi Sànchez, secretario general de JxCat. Persona poliédrica e incluso “maquiavélica”, aseguran quienes le conocen. A juicio de algunos miembros de JxCat, Sànchez se contradice constantemente, en un intento --diríase imposible-- de conciliar todas las corrientes ideológicas existentes en el partido. Incluida la más afín al PDECat, ahora que Àngels Chacón se consolida como líder de una futura confluencia catalanista integrada por Lliures, Lliga Democràtica y Convergents, y que mantiene las puertas abiertas a los sectores más moderados de Junts para el primer combate electoral convocado oficialmente, las elecciones municipales de 2023. “JxCat también necesita ensanchar la base (en alusión a la estrategia de ERC) y Borràs tiene actitudes que lo impiden”, señalan esas fuentes soberanistas.

Turull quiere controlar JxCat

Pero Sànchez tiene otros enemigos internos, los que lideran Jordi Turull y Elsa Artadi. El exconsejero de Presidencia, indultado al igual que Sànchez tras ser condenados por el referéndum del 1-O, dirige un sector al que pertenecen las consejeras de la Generalitat Lourdes Ciuró y Violant Cervera, y que reprocharon a Sànchez su doble discurso ante el pacto de ERC con los comunes para aprobar los presupuestos de la Generalitat. Los turullistas se refieren al hecho de que el secretario general de Junts asegurara que no aceptaría ese acuerdo con En Comú Podem, para luego defenderlo.

“Turull acabó dominando CDC, después el PDECat y ahora intenta hacer lo mismo en JxCat”, indica un dirigente posconvergente. Entra en juego, de nuevo, la astucia de Jordi Sánchez quien, en un intento por congraciarse con Turull, le propuso para formar parte de la mesa de diálogo entre Generalitat y Gobierno. La jugada salió mal, Pere Aragonès rechazó el órdago de sus socios de colocar a dos indultados en la mesa y llegó a abrir el debate en Junts sobre la ruptura con ERC para forzar elecciones. Algo que, hoy por hoy, JxCat no se puede permitir precisamente por sus enfrentamientos internos.

Los consejeros de JxCat, contra Borràs

Asimismo, los consejeros de JxCat en el Govern han cerrado filas contra la propuesta de Borràs de intervenir la escuela de Canet. “Un invento”, según la portavoz de la Generalitat, Patrícia Plaja, quien aseguró ayer que existe consenso en el Consell Executiu respecto a la necesidad de buscar fórmulas efectivas. La Generalitat explicó, a modo de recordatorio para Borràs, que los predecesores de Josep González Cambray al frente de la Consejería de Educación también aplicaron las sentencias lingüísticas: 12 Josep Bargalló (ERC), una Clara Ponsatí (Junts), seis Meritxell Ruiz (CDC) y 11 Irene Rigau (CiU).

Elsa Artadi, que lidera otra de las familias neoconvergentes, secundó la propuesta de Borràs. Pero la vicepresidenta de JxCat también defiende un discurso dual. Forma parte del núcleo duro de Carles Puigdemont, al que representó de forma muy dura en las negociaciones para la investidura de Aragonès, pero en calidad de candidata a la alcaldía de Barcelona, Artadi recurre a temas mucho más pragmáticos que tienen que ver más con la economía y los servicios públicos. Sabe que hay un sector catalanista que confía en ella. Borràs y Artadi comparten enemigo común: Jordi Sànchez. Pero poco más. “Artadi parece no entender que Puigdemont ha abandonado el partido y debe reposicionarse”, indica el citado dirigente.