Así fue el repaso de Alejandro Fernández (PP) a la inmersión en el Parlament

La inmersión lingüística monolingüe obligatoria en catalán impuesto por la Generalitat en su sistema educativo en las tres últimas décadas es un sistema que persigue erradicar el castellano, e inexistente en cualquier otro país en el cual conviven dos o más idiomas oficiales. Así lo ha denunciado el diputado del PP en el Parlament, Alejandro Fernández, que advierte, además, de que las sentencias judiciales han corroborado su ilegalidad, instando a impartir al menos un 25% de las clases en castellano.

El diputado constitucionalista considera que el rechazo a estos porcentajes en las leyes impulsadas a posteriori por la Generalitat "responde a una obsesión enfermiza: convertir en intocable y sagrada una inmersión que es una anomalía en todo el mundo. En ningún otro lugar se hace algo así cuando hay dos o más idiomas oficiales". Tampoco, según señala, entre los de las democracias occidentales, como Finlandia, Eslovaquia, Gales, Malta, Bélgica, Luxemburgo, Irlanda, Suiza, Galicia o el País Vasco, una autonomía donde, de hecho, existen dos líneas educativas separadas, una para cada idioma.

"Es ilegal en todo el mundo democrático"

"La inmersión, tal y como se aplica en Cataluña, es ilegal en todo el mundo democrático", alertó Fernández en su discurso tras la aprobación de la ley aprobada por PSC, ERC, JxCat y En Comú Podem este miércoles en el Parlament, en la cual sólo se reconoce al catalán como "lengua vehicular" y se relega al castellano a lengua de "uso curricular".

Fernández es partidario de una "conjunción lingüística" real, donde se haga efectivo el bilingüismo en las aulas. En su opinión, la inmersión lingüística en Cataluña pretende una "sustitución lingüística", tratando al castellano como una "lengua extranjera", relegándola al ámbito familiar y extraescolar.

Incoherencia de los dirigentes de la Generalitat

El diputado del PP, asimismo, denuncia la falta de coherencia de los propios dirigentes nacionalistas de la Generalitat, algunos de los cuales, al mismo tiempo que defienden la inmersión monolingüe en la escuela pública, llevan a sus hijos a las privadas o concertadas bilingües o trilingües. "Mucha cara y mucha poca vergüeza es lo que tienen", denunció.

Fernández, asimismo, también demontó desde el atril del Parlament otro de los mantras del nacionalismo: el mito de que las generaciones que estudiaron la enseñanza básica y el bachillerato en la década de los 80 son "hijos de la inmersión". Algo que, según denuncia, también es falso, pues en esa época la escuela pública en Cataluña era bilingüe, e incluso hasta entrada la década de los 90 seguían impartiéndose clases en ambos idiomas a partes iguales. "Eso sí era conjunción lingüística, y era mejor".

El diputado, por otra parte, criticó el seguidismo de la izquierda al nacionalismo lingüístico de la Generalitat en esta cuestión, en especial el de los comuns, pero también del PSC.