"Un alcalde convergente me hace la vida imposible por quitar lazos amarillos". Esta es la denuncia pública de Julio C., vecino de Riudoms (Tarragona), que ha sido multado con 900 euros y agredido en su casa por retirar símbolos independentistas y colgar la bandera española en su balcón.
El ciudadano se ha dirigido a Crónica Global para señalar que no puede "hacer frente" a la sanción municipal. Tiene dos hijas, de 9 y 13 años, y asegura que, además de la multa de la Policía Local, sufre "acoso cotidiano" en el pequeño pueblo de Tarragona desde el día del referéndum ilegal de secesión del 1 de octubre de 2017. Por todo ello, sopesa marcharse de una localidad en la que vive desde hace 14 años. "Gobierna un dictador", lamenta.
Le acusan de pintar una señal 'indepe'
Todo empezó cuando Julio C., de 45 años y camionero de profesión, colgó la bandera nacional en su balcón tras la consulta ilícita. "Estalló en los grupos de Whatsapp. Yo estaba en algunos con independentistas, y debatíamos de forma cordial. No duró. Se pasó a los insultos", explica. "Ellos empezaron a decorar el pueblo con lazos, pancartas y pintadas. Yo me limité a colgar la enseña nacional en mi balcón". Ese, asegura, fue el punto de partida de todo. "Me señalaron. Se metían con mi hija mayor (13 años) en el instituto por ser la hija de un facha. Arrojaron calcetines llenos de heces a mi casa, huevos y ácido sobre el capó del coche. Al final, entraron a mi casa y se llevaron la bandera", enumera.
El gobierno municipal de Riudoms (PDeCAT) acusa a Julio C. de realizar esta pintada en el cartel independentista / CG
No acabó ahí. También sufrió, asegura, presión institucional. "Un día volvía con mi hija de un cumpleaños. Paramos un momento en la entrada del pueblo. No me dio tiempo de nada: allí estaba la Policía Local para identificarme. Me dijeron que me habían pillado". ¿Interceptado haciendo qué? "Pintando de negro la señal por la independencia del rótulo de entrada al municipio. Cosa que era falsa, claro está, pero ese mobiliario urbano fue atacado otras veces y necesitaban un culpable", narra Julio.
"Y ya te llegará otra"
Julio protestó, pero no sirvió de nada. Conminó a la patrulla a buscar una pintura que no tenía, a dejar a su hija en casa y a registrarle. Fue en vano. "Un día me encontré al alcalde, Josep Maria Cruset (PDeCAT), en la plaza del pueblo. Le pregunté que por qué me habían multado. Me dijo que me identificaron dañando la señal de tráfico, cosa que no es cierta. Cuando le rogué que me retirara la sanción, pues no puedo pagarla, me espetó: 'Pues espera que ya te llegará otra", ha agregado el conductor.
Pancarta por la independencia y por la libertad de los presos del 'procés' en Riudoms / CG
Dicho y hecho. El padre de familia se enfrenta a una doble multa de 300 euros por el presunto episodio de vandalismo, y otra de 600 euros por el trabajo de limpieza del cartel independentista de la brigada municipal de obras. Asimismo, asegura que la Policía Local de Riudoms le para constantemente cuando se levanta temprano para ir a coger su camión. "Actúan como la policía de un dictador. Y no es culpa de los agentes, que en privado me reconocen que su sueldo va en ello", explica.
"Los que pintan son ellos"
En conversación con este medio, Julio C. lamenta que "los que pintan, ensucian con plástico amarillo el espacio público y cuelgan pancartas son los independentistas". Jura que él nunca tocó la señal de tráfico por la que le multaron. Eso sí: declara, y orgulloso, que retira los lazos amarillos que cuelgan los activistas secesionistas. "No lo hice hasta que tocaron la bandera de mi casa. Cuando entraron en mi propiedad y la robaron, pensé que qué derecho tenían ellos de apropiarse de las calles e incluso de mi propio domicilio", admite.
Pintada independentista en Riudoms (Tarragona) / CG
¿Qué hará a partir de ahora? "Me marcho. Hace 14 años vine a vivir de Reus a Riudoms, pero el ambiente se ha vuelto irrespirable. Acosan a los constitucionalistas desde el activismo civil y las instituciones, multándome por algo que no hice", asevera. El ciudadano lamenta dos hechos por encima de todo. Uno, que sus propias hijas estén sufriendo la situación de tensión. "Y dos, no olvidemos que, en algún momento, el alcalde Cruset fue de la colla (pandilla, en catalán) de mi mujer. Pero esos tiempos ya quedaron atrás en Cataluña. Ahora es conmigo o contra mí", remacha.