Hace casi un año que la Comisión de Salud del Parlament no se reúne, lo que impide controlar la acción de gobierno en el ámbito sanitario. Y aquí no cabe poner como excusa el 155. Tampoco lo es en otras cuestiones como la gestión de la Renta Garantizada de Ciudadanía, que ERC ha intentado tapar echando la culpa a la intervención del Estado, cuando las partidas ya estaban asignadas desde la primavera pasada.

Los republicanos muestran ahora arrepentimiento por la deriva unilateral del secesionismo, pero no abjuran de los recortes en las políticas sociales que han apoyado durante estos agónicos años de procés. De hecho, siguen siendo cómplices de esos ataques al estado del bienestar, pues admiten/toleran la farsa de un proceso negociador en el que no hay proyecto de gobierno, ni modelo fiscal, ni plan social. Solo reparto de cargos con quienes ¡oh sorpresa! han impulsado la ley que permite el desahucio exprés con el apoyo de PP, Ciudadanos y PNV.

Los republicanos fueron los responsables en la anterior legislatura de la Consejería de Salud y ahora asumirán la de Educación. Los incendios causados por Toni Comín al frente de un departamento, que sin duda, le venía grande, colocaron a ERC al borde de la crisis de gobierno. En lugar de dejarse asesorar por los que entienden, es decir, por quienes saben de gestión y acreditan experiencia, como es el caso del actual director del Servei Català de la Salut, David Elvira, Comín optó por una gestión personalista que daba escaso margen a la negociación.

Al líder de ERC, Oriol Junqueras, no le quedó otra que mantener al filósofo y pianista al frente de una conselleria hardcore que puso a prueba la capacidad administrativa de los republicanos. Lo que vino después --referéndum, DUI, 155...-- demostró lo inútil de ese esfuerzo.

Junqueras, encarcelado en Estremera, está emperrado ahora en nombrar consejero a Joan Ignasi Elena, líder de Avancem y exalcalde socialista de Vilanova i la Geltrú (Barcelona). Se desconocen los motivos por los que el presidente de ERC quiere volver a poner al frente de un departamento tan sensible como Salud a alguien inexperto.

La formación independentista asumirá también la Consejería de Educación. Y aquí también hay muchos frentes abiertos. Cataluña está a la cola de Europa en inversión en educación y registra un nivel de segregación escolar preocupante. Hereda el cierre de líneas escolares en la escuela pública y la renovación de los conciertos con escuelas que segregan por sexo, lo que configura un modelo educativo que nada tiene que ver con su ideario de izquierdas. Suena Eduard Vallory --¿o se candidatea él mismo?--, director de un innovador proyecto educativo llamado Escola Nova 21 financiado por La Caixa, pero muy inspirado en los países nórdicos.

Tiene más acento liberal que socialdemócrata, de ahí que tampoco se entienda la opción republicana por un consejero que ha trabajado codo con codo con el exconsejero de los recortes Andreu Mas-Colell. A no ser que se trate de un candidato de consenso con Junts per Catalunya porque, según explican, Vallory no gusta ni a ERC ni a PDeCAT.