Piove? Porco Governo! El Ejecutivo catalán parece ser que ha asumido este aforismo italiano como su máxima para tapar las grietas de una coalición que hace aguas. JxCat y ERC no se entienden y en los próximos días deberán dar los detalles de una nueva crisis en Cataluña, la necesidad de pasar otra vez las tijeras por el gasto público de la Generalitat.

Por ahora, los dos partidos han conseguido pactar un relato. El que indica que es Madrid el culpable del nuevo hachazo del 6% de todo tipo de iniciativa que no sea urgente o comprometida, esta vez sin tocar los salarios de la función pública, porque el Estado infrafinancia a la Generalitat. Una derivada del manido Madrid ens roba o, lo que es lo mismo, enrocarse en eludir cualquier tipo de responsabilidad propia de la situación.

Es cierto que la falta de unos presupuestos para 2019 en el Estado ha dejado un agujero de 5.000 millones en las arcas autonómicas. No se pueden liquidar los anticipos a cuenta y se deben otros 2.500 millones retenidos de retornos del IVA. Un inoportuno cambio en la normativa contable ha incidido más en la asfixia a las autonomías.

La ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero, ha asegurado ante todos los micros que le han puesto delante este verano (y no han sido pocos) que liberar las inyecciones de capital será la primera decisión que tome el futuro Gobierno. Aunque, por ahora, no parece una opción a corto plazo.

Ya han surgido voces que mantienen que es una forma de presionar para lograr la investidura. Supone otro elemento para que todos los partidos asuman sus propias responsabilidades y replanteen sus posiciones de bloqueo en el Congreso, eso nadie lo duda. Pero se debe tener en cuenta que todas las comunidades sufren el bloqueo de 7.500 millones euros. También las gobernadas por los socialistas, por lo que sería una coacción un tanto sui géneris.

La crisis de gobernabilidad en España empuja a las autonomías a plantear recortes para los próximos meses. Pero, de nuevo, es Cataluña la abanderada en el tijeretazo. ¿Coincidencia? Quizá tendrá algo que ver que también es la única administración que funciona con las cuentas públicas prorrogadas desde 2017. Y también es la única cuyo vicepresidente económico, Pere Aragonès de ERC (importante remarcar el partido), intenta por todos los medios conseguir ser extremadamente cuidadoso en los cierres del ejercicio.

Es decir, cumplir a rajatabla las reglas básicas de déficit, gasto y deuda limitados. El año pasado ya mandó la directriz de que las consejerías se debían restringir a los servicios básicos y algún proyecto menor. El gran reto de los republicanos es, primero, convertirse en un partido con una imagen pública de que sabe gestionar y que es capaz de cuadrar las cuentas incluso mejor que JxCat. Que ha acabado con los sucesivos desvíos que tuvieron lugar en los mandatos de Artur Mas, el momento más duro de la crisis. También necesitan ser muy pulcros si quieren regresar a los mercados de capitales, su gran reto para no depender de forma exclusiva de la financiación estatal.

Con todo, esta vía por ahora está cerrada y la inmensa mayoría de ingresos alternativos que Aragonès y su predecesor en el cargo, Oriol Junqueras, impulsaron se han estrellado en los tribunales. Por falta de competencias o por gravar conceptos que ya tenían una carga tributaria previa. Sumado todo ello a la imposibilidad de cerrar los acuerdos políticos necesarios para renovar los presupuestos públicos.

El vicepresidente Económico catalán asegura que este año sí que se tramitarán, ya que en el anterior no se hizo ni el esfuerzo. Incluso ha señalado a PSC, Comuns y la CUP como sus socios preferentes para llegar al ansiado pacto. Los últimos, que también forman parte del llamado bloque independentista, ya les han avanzado que con recortes es poco probable llegar a un punto de encuentro.

ERC se queda con menos margen y el propio Aragonès ya ha dejado claro que prefiere ir a las urnas que aplicar una inaudita tercera prórroga. Pero es el presidente de la Generalitat, Quim Torra, el único que tiene potestad para disolver el Parlament y convocar unos nuevos comicios y también ha comunicado sin tapujos cuál es su estrategia preferible: aguantar con el coste que tenga en plaza Sant Jaume. Esta es la situación pero… Porco Governo!