Dice el exeurodiputado convergente Ramon Tremosa que el expresident fugado Carles Puigdemont es “un líder mundial” comparable a los presidentes de EEUU y China, al Dalai Lama y al Papa, y que “su aureola de campeón de la democracia irá a más”. Aunque en el Parlamento Europeo no parecen tenerlo tan claro.

De momento, tanto el exalcalde de Girona como su compañero de huida, Toni Comín, se han tenido que conformar con sentarse en el gallinero de la Cámara comunitaria porque ningún grupo les ha acogido en su seno.

Quizás las expectativas del ínclito Tremosa sean un poco elevadas por la distorsión con la que afronta habitualmente la realidad. No olvidemos que su currículum incluye méritos como el de haber denunciado ante la Comisión Europea la falta de sanción por una entrada dura del excentral del Real Madrid Pepe al delantero del FC Barcelona Leo Messi, y haber acusado en la Eurocámara al Estado español de “amenazas militares” contra Cataluña por los vuelos de prácticas de los cazas del ejército en las comarcas del interior.

La soledad y la indiferencia han sido los calificativos más precisos para definir el primer día de Puigdemont y Comín en el Parlamento Europeo, en el que su entrada no ha logrado marcar ni de lejos la atención del día. El injustificado despliegue --especialmente en el caso de los de titularidad pública-- de medios de comunicación nacionalistas y de un pequeño grupo de irreductibles indepes apenas ha mitigado ligeramente la frialdad con la que ha sido recibida la pareja de prófugos en Estrasburgo.

En todo caso --y a la espera de ver cuál es el resultado final del suplicatorio presentado por el Tribunal Supremo--, la presencia de Puigdemont y Comín en la Cámara comunitaria solo tiene un objetivo: hacer el mayor daño posible a España. Y para ello --pese a que este lunes Pere Argonès ha excusado su asistencia al homenaje a los fugados en la ciudad francesa y que los socios de Govern están más enfrentados que nunca-- siguen contando con el apoyo de ERC. De hecho, todo apunta a que ERC facilitará la entrada de Puigdemont y Comín en el grupo de los Verdes / Alianza Libre Europea para que no se queden a la intemperie.

Fernando Savater rebatía este sábado desde las páginas de El País a aquellos que aseguran que “no se les ha dado nada” a los separatistas en la negociación con el PSOE para la investidura de Sánchez: “¿Cómo que no? Con la desjudicialización, con la mesa de Gobiernos, al convertirlos en socios activos o pasivos de la gobernabilidad (que les importa un comino) se les da lo más importante: la razón”.

El Gobierno de Sánchez tendrá que ponerse la pilas en sus negociaciones con ERC, pues los primeros síntomas indican que, pese al pacto de investidura, los independentistas no son de fiar. Basta con recordar la posición de ERC en el debate previo a la segunda votación del presidente (“Me importa un comino la gobernabilidad de España”); la participación de ERC junto a JxCat en la manifestación del sábado pasado en Bilbao en solidaridad con los terroristas de ETA condenados y encarcelados; o el enroque del presidente del Parlament, Roger Torrent, ante la inhabilitación de Quim Torra dictada por la Junta Electoral Central, la Provincial de Barcelona y el Tribunal Supremo. Un caso, por cierto, inaudito, el de Torra, en el que el reo primero se declara culpable y luego encoleriza y recurre la sentencia que le declara… ¡culpable!