Pese a la prudencia de Foment, Mas se toma su venganza

xavier salvador autor
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José Ferrer Vidal, fue presidente de la patronal catalana Foment del Treball Nacional durante dos años, de 1880 a 1882. También fue fundador de aquella histórica empresa de la Rambla de Barcelona con reminiscencias colonialistas: Tabacos de Filipinas. 

Hoy, su descendiente (Ferrer Vidal es su tatarabuelo materno) Joaquín Gay de Montellà también preside el lobby del empresariado catalán. Son tiempos diferentes, pero con concomitancias: en 1880 reinaba en España un Borbón, el rey Alfonso XII; hoy, 135 años después, la dinastía monárquica prosigue de la mano de Felipe VI.

Quizá sea una de las pocas tradiciones que han transitado en estos tres siglos, porque Alfonso XII se cargó en 1880 la esclavitud en las colonias cubanas (y ahora los empresarios catalanes viajan allí en misión empresarial para ayudar a romper la dictadura castrista y tomar el mercado) y aquel mismo año del siglo XIX se aprobaba el reglamento de unas corridas de todos, prohibidas hoy en Cataluña.

La patronal tiene opinión política y se pronunció contra la independencia, pese al rasgo aterciopelado de su presidente, Gay de Montellà

Foment, o Fomento como prefieran, sigue teniendo idéntica finalidad: salvaguardar los intereses empresariales de las presiones políticas y allanar el camino a los negocios frente a la tentación reguladora de las administraciones.

Por esa finalidad última, la patronal tiene opinión política y por eso se pronunció hace unos días en contra de una eventual independencia. Como casi siempre, el documento que presentó es como una sopita para un convaleciente: hervida, pero dulce para el estómago. Gay de Montellà, además, es un presidente aterciopelado. Piensa como cualquier correligionario del mundo empresarial cuando liquida el IVA o el IRPF, pero platica como un capellán de barrio obrero: mejor convencer que vencer.

Gay de Montellà es, en definitiva, un presidente de Foment tibio, pero trabajador. Y ha sido, y es, prudente. En buena lid, el proceso soberanista de Artur Mas podría haber sido pinchado en múltiples ocasiones por el mundo empresarial, que se ha mostrado distante e independiente hasta los últimos días, cuando el desaguisado se percibe con esa cercanía con la que el cazador enfoca la mirada al punto de mira ante la proximidad de la presa.

Mas ha chuleado un poco a Isidro Fainé, que no ha dicho está boca es mía contra la independencia. Claro, de esa forma que él tiene de proceder: hablando en elipsis, sin mentarlo y recordando que él es el supremo sacerdote político, el resto a arrodillarse ante su menguante poder parlamentario. Era un aviso para el resto de los navegantes del poder económico.

Prepárense en el Círculo de Economía a sufrir idéntica respuesta de Mas y los suyos por no seguir sus designios

Ahora acaba de chulear a Gay de Montellà. Y en el último Consell Executiu de la Generalitat ha dado salida a un decreto para determinar la representatividad de las organizaciones empresariales catalanas en virtud de un conteo del número de asociados. Es una forma de dejar sentado que quienes han sido bons minyons (Pimec y Cecot) por adictos a su causa saldrán ganando y los que se han atrevido a discutir al predicador tienen que purgar sus pecados.

Es de esperar que Gay de Montellà haya aprendido la lección. La independencia de criterio con respecto a la sociedad civil, con un presidente como Mas y otros fundamentalistas cortesanos por el estilo, es sólo una quimera. Ya ve, amigo presidente, algunos debates y actitudes se asemejan peligrosamente a cómo lo eran en tiempos de su tatarabuelo, por más artefactos de Apple que llevemos en el bolsillo o en la cartera. Que se vaya preparando Antón Costas y sus amigos del Círculo de Economía, que verán lo que les espera tras su última opinión…
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¿Quién es... Xavier Salvador?
xavier salvador pila

Pese a nacer en Barcelona en un ya lejano 1965, he acabado siendo un tipo de pueblo. Hoy ejerzo como consejero delegado de CRÓNICA GLOBAL después de haber dado bandazos periodísticos por ahí durante años (El Observador, Diari de Barcelona, El Periódico, Economía Digital...). He escrito dos libros. El más leído, Pujol KO, junto a varios autores. Del otro (El yugo milenario) es del que me siento más orgulloso, pero fue un divertimento intelectual de otro tiempo y otro lugar. Me gustan las personas auténticas, trabajar en equipo, la familia y el buen vino. Bonhomía, digitalización y periodismo en estado puro, vamos.