La ola del buenismo, la sobreprotección y el atontamiento se cierne peligrosamente sobre el deporte base o formativo. Desde hace un tiempo, en algunas modalidades se cercenan los marcadores si la diferencia es muy abultada, no vaya a ser que se cree un trauma en el derrotado. Por ejemplo, cuando la distancia entre ambos equipos es de 10 goles en fútbol se termina el partido, o puede que en el acta se refleje como máximo esa brecha, aunque haya más tantos. Como si el mundo fuera como va por las goleadas que recibieron sus dirigentes en la niñez…

El último caso nos llega del fútbol sala castellano. La Gimnástica Segoviana se ha disculpado en Twitter por el 0-34 que sus chicos de 6 años le han endosado al CD Carbonero El Mayor. “Este resultado no nos gusta, pedimos perdón al CD Carbonero por un marcador innecesariamente abultado que choca con la idea de lo que tiene que ser el deporte base. Trabajaremos para que no suceda más”. En resumidas cuentas, reprimenda a su equipo por ganar con tanta superioridad. Lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a ocurrir, que diría el emérito tras matar un elefante.

¿Han hecho trampas? No. ¿Han humillado al rival? No. Humillarlo hubiera sido empezar a recrearse con regates innecesarios. ¿Han seguido las normas? Por supuesto. Lo único que han hecho es demostrar que son mejores, pero ya se sabe que destacar no está bien visto, ni en la infancia ni mucho menos en la madurez. Disculpas. Y, en todo caso, si se quiere evitar otro episodio igual, lo que hay que hacer es educar de puertas para adentro, y no lo que ha hecho la Gimnástica, que es regañar en público a su equipo (entrenador, básicamente) por jugar bien al fútbol. Increíble.

¿Alguno de los dos equipos ha sacado las cosas positivas de este resultado? El derrotado lo que debe hacer es entrenarse más, mucho más, cambiar al entrenador o si se aprecian nulas aptitudes entre sus integrantes lo que pueden pensar es en dejarlo correr y tantear otra modalidad si de lo que se trata es de pasarlo bien y hacer deporte. Por el lado del ganador, estos escenarios son ideales para probar cosas nuevas, jugadas, cambios de posición… Partidos así deben convertirse en entrenamientos con retos para mejorar. Pero no. Hay que pedir perdón por ser mejor y demostrarlo, aunque esa superioridad se plasme dentro de las normas. Menudo mundo.

Por cierto, estos resultados no generan traumas; a esa edad lo único en lo que piensas es en a ver si tienes tu oportunidad de meter un gol, y a la semana siguiente ya se ha olvidado todo. Hay que ver, aún tendré que presumir de formar parte de una de las últimas generaciones que se llevaban un saco de 20 goles en contra a casa…