Representantes de los funcionarios catalanes pertenecientes a la llamada Mesa de la Función pública han decidido encerrarse en las dependencias de la consejería de Empresa y Ocupación para reclamar que la Generalitat les pague la parte de la paga de Navidad de 2012 que les debe. Artur Mas no les paga.

Las farmacias catalanas han sido invitados por el secretario general de Economía y Conocimiento de la Generalitat, Albert Carreras, a poner una vela (sic) para saber cuándo podrán cobrar la cifra de 330 millones que les adeuda el gobierno autonómico. Artur Mas no les paga.

Hacienda asegura que la Generalitat contabilizó de forma irregular 1.300 millones en 2013 y que este año se incrementará nuestro déficit como catalanes en esa cifra absoluta. Los 3.034 millones de recursos adicionales del FLA que el gobierno de Madrid debía trasladar a Cataluña quedan ahora subordinados a que los gobernantes de CDC den explicaciones y cumplan los compromisos. Cristóbal Montoro no les paga, pues.

Hoy, Mas aparecerá digno como de costumbre para reiterar el mensaje de que el Estado incumple los compromisos financieros; es posible que se atreva a recordar el déficit fiscal en descargo de su pésima gestión administrativo-contable; incluso cabe la posibilidad de que tenga palabras de reproche para todos aquellos que no comulguen con su visión de la política y de la administración pública. Sin un ápice, es obvio, de autocrítica.

Seguro que el presidente catalán no explicará a los catalanes por qué extraña razón, hace cinco años que le ha condonado a la multinacional Acciona unos 40 millones de euros de impuesto de transmisiones patrimoniales. La empresa de los Entrecanales, que resultó adjudicataria de la empresa pública catalana ATLL, debía pagar ese impuesto tras firmar la concesión. Nadie sabe qué se esconde detrás de ese perdón (supongamos que temporal), pero lo cierto es que Mas no sólo no sabe pagar, sino que tampoco tiene muy aprendido el asunto del cobro. Ni aunque sus funcionarios o sus farmacéuticos estén en el límite.