La noche del martes se presentó en Barcelona la novela de Rafael Nadal titulada La maldición de los Palmisiano. Su autor, periodista y más tarde afamado novelista, relata la historia de una familia italiana, de todo un clan, que en el periodo de entreguerras y en un recóndito lugar del sur de Italia ven como todos los varones de la familia fallecen en la primera Guerra Mundial.

El libro, según explicó el escritor, es un recorrido íntimo a modo de fresco histórico y emocional por dos familias de un pueblo a los que los efectos de las guerras mundiales diezman y azotan de manera despiadada. Todavía sin tiempo a leerlo, sólo puedo recomendarles la obra en tanto que su autor es un buen amigo y mejor juntaletras. Aún recuerdo con emoción las sensaciones que me produjeron algunos de los despiadados retratos que trazó en su opera prima, Los mandarines.

Voy a permitirme sugerirle que siga con esa saga de historias familiares en el futuro. Y le sugiero que intente adentrarse en la moral, las costumbre, la ética y los valores de una familia catalana de indudable actualidad: los Sumarroca.

Hace muchos años entrevisté y conocí al padre, el soberbio Carles Sumarroca Coixet. El patriarca, que todavía sigue alrededor de algunos negocios familiares, no sólo fue un estrecho colaborador de Jordi Pujol desde el mundo empresarial, sino que junto a él fundo CDC. A su hijo Carles Sumarroca Claverol, el primogénito y líder del grupo de negocios de la familia le conocí más tarde, tembloroso por algún artículo que había dedicado a sus veleidades políticas cuando ya había fusionado la empresa fundada por su padre con los negocios de otra familia, los Miarnau de Comsa, luego Comsa-Emte. Eran, en apariencia, unos señores de Barcelona.

La Audiencia Nacional ha hecho caso omiso de la petición de padre e hijo para que se archiven las diligencias abiertas contra ellos en el juzgado central de Instrucción número 5. No sólo les mantiene la imputación por sus relaciones de negocios con Jordi Pujol Ferrusola sino que ayer emitió un auto que les conmina a presentar en 10 días la documentación que avale las facturas cruzadas que la justicia detectó.

Hace apenas unas semanas, otro miembro de la familia, el responsable de otra compañía del clan (Teyco), Jordi Sumarroca, fue detenido y encarcelado. Tras unos días en prisión, el juez permitió su libertad bajo fianza de 600.000 euros. En aquellos registros también se produjeron detenciones de una prima y un tío. Por cierto, lo revelamos este pasado fin de semana, Teyco fue la constructora que hizo el chalé de nivelazo que ocupan en Urús (La Cerdanya) Oriol Pujol Ferrusola y su socio y amigo, ambos imputados por otro asunto, Sergi Alsina.

La familia y uno más, que diría José Luis López Vázquez, uno de sus intérpretes. O, la maldición de los Sumarroca, que podría novelar el buen amigo Nadal. En cualquier caso, una estirpe digna de un sainete a la catalana.