La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha terminado el año dando un paso adelante valiente. Movida por los motivos que sean en un momento en el que el interés mediático está en otro foco, a pocas horas de la Nochevieja y antes de las vacaciones de Navidad, decidió compartir de forma pública que se había sometido sometió a una intervención para borrar las secuelas de la cesárea de su segundo hijo.

Desconozco los pormenores del caso, más allá de lo que ha explicado ella misma, pero sufrir una hernia umbilical derivada de esta operación con todas sus secuelas (que van más allá de la simple hernia) es doloroso en muchos sentidos. Además, se mantiene como un tema que se debe abordar desde el ámbito privado. Compartir con tu pareja, con tu madre, con tus amigas más íntimas, pero no hacerse público igual que otras dolencias obstétricas que aún son un tabú.

Por eso es importante que Colau lo haya explicado y haya puesto el foco en una de las experiencias menos bonitas vinculadas a traer al mundo a un bebé. Desde los entuertos a las molestias por los puntos --cuyo tratamiento y los mejores remedios farmacéuticos también se comunican en este ámbito privado del postparto--, las varices, las mastitis, las pérdidas de orina o las luxaciones en el coxis que se pueden dar en según qué partos. Todas ellas superables, pero que aún cuesta compartir.

Lo peor de estas dolencias es que el paciente pasa a un segundo plano en su tratamiento. Tras el nacimiento lo importante es la salud del bebé. Si la madre no se puede sentar o anda como un pingüino porque se le ha infectado un punto, lo mejor es esperar unos días y sufrir en silencio. O en voz baja, sólo con su entorno más cercano.

Para revertir una hernia umbilical la lista de espera media de la sanidad catalana son 110 días. Actualmente en toda Barcelona hay 640 pacientes en lista de espera para esta intervención, el 46,3% de ellos mujeres.

Aunque la alcaldesa no ha explicado en qué hospital se sometió a la operación, por su trayectoria no cabe ningún otro escenario posible que el de optar por un centro público. El Hospital Sant Pau es el de referencia de la zona donde vive, por lo que ha tenido que hacer frente a una lista de espera aún más larga. Ha tenido que esperar 150 días.

Lo único que no me explico del caso relatado es que haya esperado dos años para sacar el tiempo suficiente para someterse a esta intervención. Revertir la hernia e, igual que el resto de casos que conozco, reconstruir el área afectada para acabar recuperando algo tan básico como la barriga. Una barriga normal, con su ombligo en el sitio que debería y con la forma que es habitual. Y sí, hay parte de estética en el proceso… ¿y qué?