Durante las primeras semanas del juicio del Tribunal Supremo sobre el referéndum del 1-O, algunos medios catalanes insistieron en denunciar que las televisiones y las radios de ámbito español no transmitían en directo las sesiones.

Estaban tan convencidos de que el relato de la vista oral era favorable a las tesis soberanistas que denunciaban la mano negra que ensombrecía la señal de televisión. Pero, en realidad, lo que se decía en la sala era bastante inocuo y, además, en el llamado Estado español también se difundían las imágenes de los interrogatorios.

Era el inicio de otra campaña más que, inasequible al desaliento, ahora trata de dictar sentencia diaria de lo que se dice en el Tribunal Supremo. Y siempre, claro está, contra el Estado español y las fuerzas de ocupación. De victoria en victoria, hasta la derrota final.

Probablemente, consideran que de esa forma sirven a su país, a la causa nacionalista, cuando no hacen más que añadir confusión y mentiras. Generar frustración, como de costumbre.

Se les llena la boca hablando de fake news cuando ellos mismos construyen a diario un fake trial pronunciando condenas contra los testigos, descalificando acusaciones, jueces y lo que haga falta.

TV3, por ejemplo, ha hecho montajes con vídeos de Joan Carles Molinero, comisario de los Mossos d’Esquadra, y de Diego Pérez de los Cobos, coronel de la Guardia Civil, hablando ambos del “operativo” policial del 1-O como si efectivamente se refirieran a lo mismo.

Uno aludía al dispositivo general que aprobó el coordinador-jefe y el otro hablaba del que montó la policía autonómica. Dos despliegues que, como todo el mundo ha podido ver en las imágenes que la propia TV3 no esconde, son absolutamente distintos.

Ningún redactor de esos medios se va a equivocar tratando de seguir el hilo que han tendido dos jefes de los Mossos ante el tribunal al mencionar los planes de Carles Puigdemont de aprovechar un brote de violencia real el 1-O --convenientemente grabado por las cámaras de televisión-- para declarar la independencia.

Pero tanto da. Se trata de mantener la causa virtual, como antes fue la desconexión y la república, caminos que solo llevan a un callejón sin salida; a la perdición.

Sin rubor aparente, alcaldes de las principales ciudades catalanas se movilizan para acusar de embusteros a los testigos que ese mismo día han pasado por el estrado. Estamos tan acostumbrados al desmadre que ya no nos escandaliza que en lugar de gestionar sus ciudades empleen el tiempo y el sueldo público del que viven en desmentir a funcionarios policiales.

La frase que mejor resume el estado de cosas la ha pronunciado, una vez más, el veterano Felipe González, quien ha advertido a Quim Torra de que en estos momentos Cataluña está más cerca de perder la autonomía que de ganar la independencia. Es tremendo.