La situación política de Cataluña no sólo tiene consecuencias sobre las instituciones políticas. Los efectos de la parálisis provocada por el proceso independentista y la posterior aplicación del artículo 155 alcanzan a otras muchas entidades y asociaciones en las que influye de manera directa. Las económicas y empresariales, sobre todo.

En Fira de Barcelona se está a la espera de renovar la presidencia. Josep Lluís Bonet, su actual responsable, tiene vencido su mandato y ganas de abandonar la institución de promoción económica de la ciudad, que dirige desde 2004. La feria barcelonesa tiene un impacto anual sobre la Ciudad Condal de unos 2.600 millones de euros anuales. En sus órganos de gobierno participan la Generalitat, el Ayuntamiento de Barcelona y la Cámara de Comercio. Tanto la administración autonómica como la cameral están en una situación de provisionalidad que ha hecho imposible sacar adelante una renovación consensuada de esa importante presidencia. Además de los múltiples salones que organiza, es el alma máter del congreso internacional de móviles de la capital catalana.

Parecido sucede con la propia Cámara de Comercio de Barcelona, que preside Miquel Valls. Todas estas organizaciones están sometidas a cambios normativos recientes, pero que pasan, entre otras cuestiones, por celebrar elecciones entre los socios para que sean elegidos nuevos órganos de gobierno. Ni la legislación que rige esos comicios ha sido promulgada ni se tiene noticia clara de la administración tutelar, en este caso la Generalitat, sobre cómo se llevarán a cabo. En la entidad conviven tanto grandes empresas como otras más pequeñas, con intereses no siempre coincidentes. El nuevo modelo cameral española da, sin embargo, un papel más relevante a las empresas que más participan en la financiación, antes obligatoria a través de una cuota cameral que fue abolida con José Luis Rodríguez Zapatero.

La política circula como una corriente subterránea que invade todas las decisiones empresariales que tendrán lugar en sus instituciones y asociaciones representativas durante 2018

La Cámara controla la feria y es el brazo empresarial en muchas otras instituciones y organismos de la ciudad. Valls lleva al frente desde 2002 y lo más probable es que decline las invitaciones a seguir al frente en unas nuevas elecciones. Eso ha disparado las especulaciones entre cierto empresariado políticamente próximo al independentismo que ven el momento como una oportunidad de trasladar sus ideas hasta el pleno de la institución. El principal adalid de ese grupúsculo es el abogado Ramon Masià, quien es aún más antiguo en la institución que la persona que se propone sustituir bajo un mensaje renovador. Era quien organizaba las elecciones al pleno en los tiempos en los que su tío, Antoni Negre i Villavecchia, era el presidente de la cámara barcelonesa. Desde hace unos meses, Masià y algún otro empresario soberanista como Miquel Martí (Moventia) se han convertido en una especie de oposición interna a la equidistancia política de Valls.

Grupos de empresarios más independientes que el grupo de Masià trabajan desde hace algunos meses en darle un nuevo perfil a la entidad con candidatos y presidenciables menos marcados y más conectados con la propia marcha de la economía y la evolución de sus empresas.

La influencia de la política en las asociaciones empresariales va aún más allá: la patronal Pimec, que preside Josep González, también deberá renovar sus estructuras de gobierno a lo largo de 2018. Y allí también han empezado los codazos para tomar posiciones de control con intereses políticos de por medio. González lleva al frente de la asociación de pequeñas y medianas empresas desde 1997 y en los círculos más próximos a la patronal se especula con que vuelva a presentarse de nuevo para evitar la división interna. González no sería discutido y podría ejercer uno o dos años más de su mandato mientras se aclara el panorama político catalán. A su alrededor aguardan algunos empresarios con intereses por hacerse con el control: Miquel Camps y Emilio Rousaud. El primero es un pequeño empresario de Sant Vicenç dels Horts con una actitud de permanente agitación soberanista, mientras que Rousseaud es socio de referencia de la empresa Factor Energía y miembro de la junta directiva del Barça. El empresario energético no tiene ningún interés en los postulados independentistas. Camps, a quien se atribuye una estrecha amistad con Oriol Junqueras, dirige ya la rama de los autónomos de Pimec y estaría en disposición de asumir la presidencia global para pilotar una transformación de la patronal para convertirla en la asociación de referencia del empresariado de tesis independentistas.

Lo que acontezca finalmente en la Cámara catalana y en la formación del Govern afectará de manera clara al mundo empresarial

La otra patronal catalana, Fomento del Trabajo, vive dobles elecciones este año. Las propias, que deben modificar la presidencia y la junta directiva, y las de la CEOE, la organización confederal de ámbito español que hoy preside Juan Rosell. En las últimas, el empresariado catalán ha tirado la toalla y después de décadas de interés por mandar en su seno y dos mandatos de cuatro años al frente, dejará pasar cualquier oportunidad de colocar a un empresario barcelonés al frente de la gran patronal.

Fomento del Trabajo está liderado por Joaquim Gay de Montellà, a la vez vicepresidente de la CEOE. Con las elecciones que tendrán lugar hacia final de este año cumplirá dos mandatos consecutivos, el límite estatutario de permanencia. Algunos de sus vicepresidentes aspiran a sustituir a Gay de Montellà, pero con escasas posibilidades por el complejo sistema electoral interno. En el supuesto de que no lograran el consenso empresarial necesario, no es descartable que la patronal catalana intentará una solución de transición para evitar la politización que algunos de sus integrantes, en especial el soberanista Antoni Abad (Cecot), han intentado en los últimos tiempos. En ese esquema muchos nombres circulan como posibles presidenciables y el del exdiputado de Unió Democràtica de Catalunya (UDC) Josep Sánchez Llibre (vocal de la institución en representación de la empresa familiar Conservas Dani y colaborador de CEOE) sería uno de los que podría acaparar un cierto consenso de sectores y gremios empresariales. Su candidatura no sería exactamente la de carácter continuista, pero sí que se aproximaría a una solución menos politizada.

En cualquiera de los casos, la política circula como una corriente subterránea que invade todas las decisiones empresariales que tendrán lugar en sus instituciones y asociaciones representativas durante 2018. Lo que acontezca finalmente en la Cámara catalana y en la formación del Govern de la Generalitat, incluida la hipotética repetición de las elecciones autonómicas, afectará de manera clara al mundo empresarial, que tiene subordinadas sus principales decisiones organizativas a qué suceda en la comunidad autónoma en las próximas semanas. Una vez se complete el panorama en uno y otro ámbito podrá analizarse si el mundo empresarial es un reflejo continuista del político o, por el contrario, ejerce como un contrapeso.