Con discreción (nadie nos ve) le propongo un juego entre usted y yo: ¿Dígame cuál es el nombre del actual lehendakari del País Vasco?

Seguro que quienes se respondan con sinceridad habrán tenido que darle una vuelta a la memoria con el fin de refrescar el nombre de Íñigo Urkullu Rentería, jefe del Ejecutivo vasco desde 2012. 

El entretenimiento sólo tenía por objeto evidenciar una cosa: mientras todos habíamos interiorizado los nombres de Garaikoetxea, Ardanza, Ibarretxe o Patxi López, el último gobernante de Euskadi pasa del todo desapercibido para el conjunto de la opinión pública española, salvo en su propio territorio.

El País Vasco mira a Cataluña con atención, pero sin mojarse

¿Es un hombre con una comunicación low profile? No, los vascos, antaño tan activos, viven bajo un silencio sepulcral los acontecimientos políticos que transcurren en España. Ellos, que son el 6% del PIB español; que gozan de una situación tributaria pública excepcional y privilegiada; que disponen de unos recursos adicionales venidos de los tiempos de las pistolas; ellos, mayoritariamente gente de orden, ahora callan.

El País Vasco mira a Cataluña con atención, pero sin mojarse. Quizá algunos piensen que están expectantes para beneficiarse de lo que pueda suceder entre Madrid y Barcelona en los próximos tiempos. Igual sería más certero pensar que viven políticamente en voz baja para evitar no sufrir los contratiempos que un debate en profundidad del modelo autonómico español podría suponerles.

Manejan el dinero, han conjurado la amenaza terrorista y, finalmente, parecen tan exhaustos de su ebullición política durante años que ahora todo silencio es poco.

¿Quién les iba a decir a ellos que los catalanes del seny iban a traspasarles el dudoso honor de convertirse en el nuevo oasis español? Sorprendente, pero real.