Pensamiento

Violencias contra 'Charlie Hebdo': la globalización de los idiotas

25 enero, 2015 11:45

Tras los asesinatos en París, otros fanáticos matan y queman iglesias en Níger. ¿Por qué razón? Por una caricatura que llama al perdón y que no tiene nada de "provocación gratuita", sino que constituye un acto de coraje frente a una masacre.

La globalización de la locura no es nueva, y nos tiende una trampa que ya conocemos: la de señalar a dibujantes franceses por haber respondido pacíficamente a un crimen cuando lo que corresponde, evidentemente, es acusar a quienes son capaces de matar por un dibujo... que probablemente ni siquiera hayan visto.

El derecho a la blasfemia es una parte del combate por la laicidad. Es justamente esa falta de laicidad la que explica los pogromos religiosos, siempre a punto de incendiarse al mínimo pretexto, como en Níger. ¿Ha pensado en ello el Papa, antes de comparar el hecho de burlarse de una fe con un insulto que justifica "un puñetazo"? En Pakistán, cristianos como Asia Bibi son encarcelado en nombre de esta filosofía "oscurantista". El mero hecho de manifestar las creencias propias es vivido como un insulto a la religión de los otros, mayoritarios, y puede llevar a ser juzgado por "blasfemia". Charlie defiende el derecho a la blasfemia y al hacerlo, defiende también a Asia Bibi. Al contrario que el Papa, cuyas declaraciones confortan a los violentos de una manera irresponsable.

Pero los verdaderos responsables son, sin duda, los que cometen esas violencias. Estas reacciones son, hasta el momento, ultraminoritarias en el interior de lo que algunos comentaristas llaman, con cierta ligereza, "el" mundo musulmán. Cuando éste es plural y ha reaccionado, en un 99%, de manera más bien pacífica: algunas centenas de manifestantes fanatizados en Níger, en Argelia, en Senegal o en Pakistán. Es demasiado, pero es cien veces menos que en los años 80, contra el libro de Salman Rushdie... y bastante menos que en 2006, cuando la publicación de las caricaturas por un diario danés sirvió de pretexto para incendias embajadas y matar a más de 150 personas.

Resistir tiene un precio, pero ese precio tiene todo el sentido. ¿Cuántas vidas y cuántas libertades perderíamos si cediéramos? Esa es la cuestión que hay que plantearse, en lugar de abrir procesos por "irresponsabilidad".

¿Terroristas mal integrados?

Y hablando de irresponsabilidad: una se queda sin palabras ante los tópicos sobre Francia que se han manejado al otro lado del Atlántico, con motivo de este drama.

Dejemos de lado la cadena Fox News, que confundió las zonas de urbanización prioritarias con zonas fuera de la ley, enteramente musulmanas, al estilo de Baghdad o Kabul; dejemos también de lado sus mapas con "no go zones" señaladas en rojo, y a su pseudoexperto, que al menos habrá tenido el mérito de hacernos reír en un momento tan delicado.

Fox News no es la única cadena que se ha entregado a atajos terriblemente indecentes. Obama, que no encontró un momento para venir a Francia, rayó la indecencia al explicarnos que el terrorismo está vinculado a la falta de integración de musulmanes... tan exitosa en Estados Unidos. Como si jamás hubiera habido ningún terrorista norteamericano. ¿Alguien podría recordarle que la discriminación social rara vez explica el terrorismo, y no lo excusa en ningún caso?

¿Fue realmente por una "mala integración" que el multimillonario Osama Bin Laden ordenó los atentados del 11 de septiembre y quiso atentar contra Charlie Hebdo? ¿Fue porque estaban mal integrados que los islamistas argelinos del GIA ensangrentaron Argelia durante los años noventa? ¿O que yihadistas iraquíes y sirios crearon el Estado Islámico?

¿Cómo se puede sostener en la misma frase que los musulmanes son las primeras víctimas del terrorismo, lo que es cierto, y que el terrorismo se explica por la falta de integración de los musulmanes? ¿Es porque no están suficientemente integrados en los países musulmanes que los musulmanes se matan entre ellos? ¿Es que los musulmanes son racistas hacia sí mismos y ese racismo explica el nacimiento del islam político radical en Egipto y en Pakistán?

¿Es por haber nacido en Francia, que los hermanos Koachi decidieron hacer la yihad contra Norteamérica, después de Abu Ghraib y después de una guerra estadounidense contra el terrorismo más devastadora que eficaz? ¿Es realmente por culpa de un dibujo -que la prensa norteamericana no muestra por no "ofender"- que la propaganda yihadista tiene tanto éxito, o es más bien por las imágenes de Abu Ghraib... que no habría habido que mostrar, para no "ofender" a nadie?

Lo cierto es que el terrorismo islamista, como la guerra, ofrece un sentido y fuertes dosis de adrenalina a toda clase de frustrados que sueñan con disparar con un kalashnikov y con tener un harén de esclavas sexuales. La explicación hormonal y patriarcal es bastante más válida que la explicación social. Lo que no implica, en absoluto, que una mejor política social no sea igualmente deseable para enfriar la tentación hormonal.

La manera de responder al terrorismo no consiste en excusarlo, sino en persistir en los ideales que se le oponen. Y es en ese sentido en el que la censura de Charlie Hebdo por ciertos diarios norteamericanos y británicos reviste tanta gravedad.

Censura anglosajona

Las redacciones debaten, y apoyan a Charlie, pero los editores deciden... En su mayoría, han optado por censurar la portada de Charlie Hebdo, como antes censuraron las caricaturas danesas de 2006, arguyendo que podrían resultar ofensivas para los musulmanes.

Algunos dicen hoy que la censura es por motivos de seguridad. Es un progreso. Pero, ¿estaríamos realmente en peligro si todos los medios de comunicación del mundo hubieran simplemente mostrado los dibujos daneses de entonces, o esta portada de ahora, en lugar de convertirlos en tabúes? ¿En vez de dar a entender que su publicación podría justificar reacciones airadas?

Esta negativa a informar revela una brecha cultural gigantesca, en lo que respecta a la laicidad y la libertad de expresión.

Los Estados Unidos construyeron su democracia sobre el principio de la libertad religiosa. Las sensibilidades religiosas son más sagradas que el deber de informar. En cuando a Inglaterra, ni es una república ni es laica; se trata de una monarquía parlamentaria vinculada a una religión de Estado. La existencia de esta religión privilegiada la incita, visiblemente, a manejar con precaución las sensibilidades correspondientes a otras religiones, minoritarias, en nombre de una prohibición religiosa [la de representar a Mahoma] que ni siquiera es tal.

El Corán no prohíbe la representación de Mahoma; prohíbe la idolatría. Que es lo que hacen los fanáticos que lo reverencian y matan en su nombre para evitar que se desacralice su imagen... en Charlie Hebdo.

Pero incluso aunque el Corán prohibiera la representación de Mahoma, ello no vale ni para los que no son musulmanes, ni para las democracias laicas. De lo contrario, llevando el razonamiento hasta sus últimas consecuencias, habría que prohibir a todos, y en todas partes, la representación de los profetas del islam... como Jesús es uno de ellos, habría que prohibir los cristos crucificados en todas las iglesias, así como las películas sobre Jesús en los cines. Y después, ¿por qué limitarse a las religiones? En toda lógica, para evitar ofender, habría que prohibir las películas de Hollywood que molestan a Kim Jong Un, le dictador norcoreano. Y más en general, importar las leyes de dictadores y fanáticos a la democracia. Lo que equivale a abatirla.

Los Estados Unidos comprendieron esta cuestión en el momento en que se produjeron amenazas contra le película 'The Interview'; e hicieron frente a las presiones de Corea del Norte. Pero pierden el norte cuando se trata de religión.

Todo esto no sería muy grave si los criterios anglosajones no se hubieran convertido en los nuestros, a pesar de nosotros mismos. Pero estos criterios rigen esos nuevos medios de comunicación globales que son el iPad de Apple o Facebook. En estos nuevos medios, el hecho de burlarse de una religión o de mostrar unos senos desnudos puede bastar para bloquear o censurar a un usuario. Mientras que la incitación al odio, en cambio, no hace más que prosperar.

Dieudonné no es Charlie

Durante todo este tiempo, en vez de defender la libertad de expresión mientras se combate la incitación al odio, como hace Charlie Hebdo, poderosas voces se alzan para sembrar la confusión. Como Jon Stewart, el célebre presentador del Daily Show, que no encontrado nada mejor que hacer que defender a Dieudonné y acusar a los medios de comunicación franceses de "hipocresía" ante él. Algo que ha causado furor en las redes de la extrema derecha y/o pro-islamistas francesas (y sí, unas y otras no son incompatibles, sobre todo entre los partidarios de Dieudonné).

Esta concepción confusa de la libertad de expresión no es únicamente irresponsable y lamentable. También está al servicio de los enemigos de la libertad.

Cuando Dieudonné era un humorista y se reía de todas las religiones, judaísmo incluido, a nadie se le pasó por la cabeza juzgarlo y condenarlo a pagar multas... que por cierto, no resuelven nada. En aquella época, Dieudonné era ingenioso y celebrado. Pero ese Dieudonné ya no existe. A día de hoy, Dieudonné lidera un partido político, fundado con un hombre que se define como "nacional socialista", cuya mercancía ideológica principal consiste en el racismo anti-judío. Ya no se ríe de las religiones. Ahora minimiza, o niega, el Holocausto; se burla de las decapitaciones y se identifica al asesino de una policía negra y de los clientes del supermercado casher.

La diferencia entre Charlie Hebdo y Dieudonné, es que Charlie se ríe de los terroristas mientras que Dieudonné se ríe con los terroristas. Es la distancia que va del humor al odio, de oxigenar la democracia a querer acabar con ella.

Que haya periodistas anglosajones, internautas y jóvenes que no comprendan esta distinción resulta inquietante, porque la confusión que refleja es un veneno mortal para la democracia. No se podrán detener todas las balas. Pero sí deberíamos buscar un antídoto y aclarar nuestras ideas con la mayor celeridad posible, en vez de ceder por propia iniciativa ante quienes nos amenazan, sin que ni siquiera les haga falta disparar.

[Artículo traducido por Juan Antonio Cordero Fuertes, publicado en la versión francesa de The Huffington Post y reproducido en CRÓNICA GLOBAL con autorización]