Nada traduce toda la tempestad de mi alma”: Minerva Mirabal

Sentada tras el cristal miraba caer la lluvia mientras su pensamiento volaba a momentos felices imposibles de recuperar. Itziar, estrella del mar, que de su esencia creó dos seres: una ninfa y una guerrera. Solo aquellas personas que poseen un interior lleno de luz pueden hacer que una honda pena se transforme en amor.

El 25 de noviembre se ha conmemorado el Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer, pero reconozco que hasta hace bien poco no conocía el origen de esta celebración.

Esta es la historia de tres heroínas en dos tiempos. En un primer tiempo tres mujeres que no llegaban a los 35 años fueron perseguidas, encarceladas y cruelmente asesinadas por un dictador.

Patria, Minerva y Maria Teresa, tres de las hermanas Mirabal, residentes en Ojo de Agua, municipio de Salcedo en República Dominicana fueron asesinadas el 25 de noviembre de 1960 por orden del tirano Rafael Leónidas Trujillo quien tuvo durante más de 30 años sometido a su pueblo a una dictadura. Ellas, llamadas “las mariposas” eran activistas políticas que tuvieron la valentía de oponerse a una de las tiranías más férreas.

Solo tuvieron la oportunidad de visitar en dos ocasiones a sus esposos encarcelados por el régimen. En el segundo viaje, cuando volvían a casa fueron interceptadas por los esbirros de Trujillo, quienes tras obligarlas a bajar del vehículo que las transportaba las colgaron y asesinaron a garrotazos, despeñando luego el automóvil por un terraplén para simular un accidente.

Las hermanas Mirabal representaron la capacidad de cambiar las cosas. Hicieron el gran sacrificio de perder su vida para garantizar la libertad.

Fue considerado el primer caso de violencia de género haciéndose más visible cuando en 1999 la ONU instauró el 25 de noviembre como Día Internacional de eliminación de violencia contra la mujer. Los días internacionales tienen sentido como forma de comunicar hechos verídicos que no pueden ser olvidados por la humanidad. Como mujeres somos herederas que tenemos el deber moral de visibilizar y concienciar a la sociedad de que existe un problema sin resolver, un problema que se sigue ocultando: la violencia de género, y desde la ciudadanía debemos exigir a los gobiernos que actúen y tomen medidas. Todos, hombres y mujeres, debemos hacer esfuerzos para sacarla a la luz pública, convertirla en el centro de atención y tomar medidas para eliminarla. Así podremos hacer realidad la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer.

Cualquier proyecto que de a conocer e identifique la violencia de género es digno de elogiar y debe ser apoyado porque nos afecta a todos.

Por eso quiero ensalzar el proyecto que da título a este escrito y que hace un año me dio a conocer una amiga, Montse: El latido de las mariposas depende de nuestra actitud, un proyecto que  me transmitió la grandeza de dos personas que han sabido transformar el dolor y el sufrimiento en amor. Y aquí entramos en el segundo tiempo; cuando Itziar Prats en septiembre de 2018 pierde a sus dos niñitas de 6 y 2 años; Nerea y Martina asesinadas por su padre. Y fue Itziar junto a Isabel Gallardo, basándose precisamente en la memoria de las hermanas Mirabal quienes canalizaron el sentimiento de la destrucción y la pena en un deseo: la creación de un proyecto que busca, como el aleteo de las mariposas, conseguir que cualquier pequeño gesto contra la violencia de género se convierta en un movimiento de concienciación imparable e irreversible. El latido de las mariposas depende de nuestra actitud entiende que hoy día nos seguimos enfrentando a un problema de educación, que tan solo puede ser erradicado con el trabajo y esfuerzo continuado de incidir en los valores que deben ser fomentados en el entorno del ser humano desde su nacimiento. El objetivo es educar en los valores del respeto y la igualdad para combatir la violencia de género. Crear mariposas moradas que den visibilidad a esa necesidad de transformar nuestra sociedad, implantando desde la niñez en los ámbitos educativos esos valores.

Vaya por delante mi admiración y apoyo a este proyecto encomiable que nació de las tristes cenizas de la destrucción para transformarse en la belleza de la creación, un proyecto que poco a poco se va extendiendo y que tan necesario y tanto bien puede hacer al futuro de nuestra sociedad.

Por El latido de las mariposas depende de nuestra actitud, por las hermanas Mirabal, y por la memoria de tantas y tantas mujeres asesinadas que deben ser recordadas con la dignidad que se merecen.

Creemos mariposas, hagámoslas volar en libertad y gritemos al viento: “Siempre vivas en nuestro recuerdo”.