Pensamiento

Urnas de cartón

4 noviembre, 2014 08:42

Todo el proceso del “derecho a decidir” es una sucia maniobra del más rancio nacionalismo de siempre contra la legalidad constitucional. Eso sí, envuelto en seda democrática para pasarlo de contrabando a gentes de buena fe convenientemente manipuladas. Posiblemente la mejor campaña publicitaria desde que Cristo prometiera el perdón y la vida eterna a todos cuantos le siguieran.

Pretender suplantar el sistema democrático por un estado de conciencia ideológico, como puede ser querer la independencia de Cataluña, es una de las muchas formas que tiene el totalitarismo de mostrar su falta de respeto por la democracia

La ficción creada alrededor de esa estafa ha de ser desenmascarada. Cuanto antes mejor. No puede ser que ciudadanos honestos se sientan indignados porque el Estado no les deje decidir, votar, ejercer la democracia según le han hecho creer los nacionalistas, en lugar de estar enfurecidos contra ellos por el monumental engaño a que han sido sometidos. Porque por mucho que se repita la mentira y por muchos que salgan a la calle a reivindicarla, nunca dejará de ser una burda manipulación. Pretender suplantar el sistema democrático por un estado de conciencia ideológico, como puede ser querer la independencia de Cataluña, es una de las muchas formas que tiene el totalitarismo de mostrar su falta de respeto por la democracia. No es cuestión si económicamente la independencia es viable, no es cuestión si con ella los catalanes vivirían mejor o peor que el resto de los españoles, ni siquiera si éticamente deja mucho que desear; es cuestión de democracia o de mafia. Porque, este derecho a decidir, como la mafia, no acepta la legalidad constitucional del Estado, porque quiere su propia legalidad para imponer a los demás lo que no están dispuestos a cumplir ellos. ¿O acaso en un futuro Estado catalán independiente se permitiría un solo acto de rebelión contra su legalidad constitucional sin ser considerados traidores a la patria y enemigos de la democracia

Un día u otro habrá que sentarse a razonar y explicar en qué consiste la democracia, qué es legal, que es legítimo y por qué no se puede votar cualquier cosa en cualquier momento ni en cualquier lugar. Distinguir lo que es la forma del sistema democrático de los contenidos ideológicos que forcejean en su seno, separar lo que es la defensa legítima de los propios intereses, del sistema que nos ampara a todos; y hacerlo con honestidad, contrastando argumentos, verificando hechos, aceptando razones de los demás y buscando siempre la neutralidad aunque ésta sea tan difícil de encontrar. Salir de este estado de sugestión colectiva donde tan a gusto se encuentran algunos echándole a los demás la culpa de sus limitaciones, es urgente, pero sobre todo, es imprescindible si no queremos que su impostura encuentren la horma de su zapato en la de los ofendidos. Es de adultos. Las ficciones, para el teatro y los delirios, para los psiquiátricos.

Recuperemos la sensatez. De momento, dejemos que los más extravagantes beban su propia cicuta. ¡Dejémosles votar! Después de su juego de troleros y trileros, con urnas de cartón y suspensiones constitucionales cautelares, es preciso que voten. Es preciso que el delirio del tricentenario de 1714 con que nos ha torturado TV3 pueda culminarse con un 9-N a la altura democrática de su delirio: Con urnas de cartón. ¡Qué gran metáfora!, ¡urnas de cartón!

Creo que todas las mentiras democráticas que contiene el derecho a decidir han quedado a la intemperie con la ilegalización del referéndum, camuflado en la consulta primero, y en el proceso de participación después. Ahora, desnudo el relato, con el proceso en cueros, solo les queda evidenciarlo, subrayarlo, gravarlo y difundirlo al mundo entero: Un referéndum sin censo, con voluntarios de la construcción nacional controlando la neutralidad de la votación, urnas de cartón y papeletas impresas a voluntad por los más incondicionales. Imposible conseguir un proceso de votación con menos garantías democráticas. Muertos y vivos, extranjeros y adolescentes, ¿Quién impedirá que uno vote cien, mil veces, por él, por la abuela, sus vecinos o el Capitán Trueno? Con un mínimo de rigor y algún representante neutral podrían impedir que multiplicaran por 10 los votantes como han hecho en todas las manifestaciones que hasta ahora han sido. Al menos ese trabajo menor para que la impostura guarde cierta apariencia democrática podrían llevarlo a cabo los mamporreros del nacionalismo camuflados en el PSC e ICV. ¡Qué menos! Aunque me temo que sería pedir mucho a estos curas laicos, hijos de la burguesía encuadrados en la izquierda para simular su condición nacionalista.

La España constitucional en la que vivimos nada tiene que ver con aquella dictadura, lo único que queda de aquella intolerancia, es el NODO de TV3 y todos los mitos de 1714

¡Déjenles votar, por favor!, los delitos de prevaricación, desobediencia, usurpación de funciones, malversación de fondos públicos, utilización de funcionarios y locales escolares sin órdenes ni decretos por escrito para huir de las responsabilidades penales que se pudieran derivar de ellos son males menores ante la catarsis colectiva, que el 9-N nos brindará a la sociedad catalana. Por fin sabremos cuántos son, por fin sabremos también que al día siguiente seguirán con la murga aunque sean diez veces menos de los que dicen ser, por fin sabremos que la ira democrática con que nos insultarán dejará ver su piel de lobo y desenmascarará su incapacidad para respetar nada que contradiga su voluntad. La sociedad catalana necesita, se merece conocer tanta impostura, saber que Franco ha muerto hace décadas, impedir que sigan explotando su cadáver. Necesita darse cuenta que la España constitucional en la que vivimos nada tiene que ver con aquella dictadura, que lo único que queda de aquella intolerancia, es el NODO de TV3 y todos los mitos de 1714 con que los nacionalistas desentierran todos los días la sangre de los muertos para envenenar la de los vivos. Alguien debería preguntarse qué pensaría el mundo si Alemania gastara buena parte de los recursos que necesita para sus servicios sociales en un aparato de propaganda destinado a desenterrar los muertos de la IIª Guerra mundial de forma compulsiva para envenenar la mente de sus ciudadanos contra la Francia que les venció. O a España contra Francia por la invasión napoleónica, o a Rusia contra Alemania… ¡qué más da! Cualquier comparación nos atufa. ¿Por qué no la suya?

Respeto tanto el sentido común de los ciudadanos de Cataluña, que estoy seguro de que un día u otro, se librarán de tanta impostura y tanto aventurero. Hay cientos de miles sugestionados por un tiempo de delirios, pero solo hay unas cuentas docenas de culpables. Como casi siempre. Debemos echarlos del poder, y la mejor forma, es que expresen su verdadera naturaleza. A veces no queda otra opción que enfrentarse al mal, para ver en su verdadera dimensión lo que no nos conviene.

Y si resulta que al final son más, resistirnos armados con la libertad, la democracia y la razón como herramientas para recuperar la hegemonía moral, social y política. No hay mal que cien años dure.

P.D. El próximo jueves, 6 de Noviembre, Libres e iguales, en Barcelona. El sábado, 8, Ciclo de cine Tolerancia, y el mismo día 8 de Noviembre de 2014, en todas las provincias de España, se leerá un manifiesto de Libres e Iguales en defensa de la democracia en España.