La farmacéutica barcelonesa Uriach afronta singladuras totalmente inéditas, tras acumular a sus espaldas casi dos siglos de historia. El pasado ejercicio realizó un par de operaciones multimillonarias. Son los trasiegos de mayor bulto acometidos por la casa. Primero adquirió, por 141 millones a tocateja, la firma alemana Sidroga, que goza de implantación en su país, en Austria y en Suiza. Está especializada en los tés medicinales, así como en los productos basados en sales y aguas termales, destinados a las patologías de invierno.

Pocos meses después de esa magna compra, firmó la venta de su renglón de medicamentos genéricos al fondo MCH y a varios inversores locales, por 135 millones. El traspaso incluyó las dos grandes fábricas que Uriach poseía en España, sitas en Sant Fost de Campsentelles y en Palau-solità i Plegamans. Semejante pelotazo acarreó un beneficio contable de 62 millones.

Ambas transacciones significan que la entidad se vuelca a partir de ahora en la actividad internacional y que se desprende del grueso de sus activos peninsulares. Además, su cartera de productos pasa a focalizarse en el cuidado de la salud y en los complementos alimenticios naturales. El viraje ocasiona una fuerte poda de la plantilla, que de un millar de colaboradores se comprime a 600.

Los resultados de Uriach batieron récords en 2021, gracias a los ingresos atípicos generados por la cesión de las plantas industriales. La facturación subió a 233 millones. El beneficio se disparó como un cohete hasta 68 millones.

URIACH EN CIFRAS (en millones de €)
Año Ventas Beneficio
2021 233 68
2020 165 8,2
2019 226 17,9
2018 180 15
2017 174 33
2016 155 23
2015 123 18

Durante el último decenio, los socios se repartieron dividendos por un importe de 50 millones. Pese a la constante distribución de excedentes, Uriach atesora un patrimonio de 285 millones.

Es esta empresa una de las más antiguas del sector en España. El abandono de la división médica supone en buena parte la pérdida de su original naturaleza farmacéutica.

El iniciador de la estirpe es Juan Uriach Feliu, quien en 1838 entra a trabajar en una droguería ubicada en el paseo del Borne. Aprende el oficio y en 1898 abre un laboratorio de pequeñas dimensiones en la Barceloneta, donde aborda la producción de preparados que luego vende a las boticas de la ciudad.

El grupo se encuentra hoy en manos del patriarca Juan Uriach Marsal, representante de la cuarta generación, acompañado por sus hijos Marta, Juan, Javier, Enrique y Joaquín Uriach Torelló, que encarnan la quinta. Todos ellos componen el órgano de gobierno de Corporación J. Uriach, la sociedad dominante del conglomerado.

Este alberga adicionalmente otros varios consejos. Uno es el de familia, en el que están representadas cada una de las cinco ramas sucesoras. Otro, el de propietarios, en el que figuran los delegados de los accionistas. Finalmente, está dotado de un flamante sanedrín de gestión y dirección, compuesto por miembros de la saga y por varios asesores externos.

Pese a tan extensa gama de colaboradores dominicales y áulicos, el auditor Ernst & Young (EY), que ha revisado las cuentas consolidadas de la Corporación, formula una salvedad: “La memoria no incluye las remuneraciones de los administradores y altos directivos”. Ya se sabe que la renuencia a divulgar los datos referentes a cuestiones retributivas es una constante en los anales mercantiles de este país.

Los petardazos soltados por el linaje Uriach descritos al comienzo, equivalen a un vuelco radical en la evolución reciente de la veterana compañía. El plan de negocio prevé que en 2025 alcance un giro del orden de los 450 millones. El salto es muy ambicioso, pues para lograrlo debería cabalgar a un ritmo de crecimiento del 18% anual. El tiempo dirá si la drástica mutación efectuada fue un acierto. Como dijo el clásico, la fortuna ayuda a los audaces, nunca a los pusilánimes y acomodaticios.