Pensamiento

Ucrania, ¿federación o retrocesión de Crimea?

7 marzo, 2014 08:20

Una de las primeras decisiones del parlamento ucraniano después de la destitución del presidente Víktor Yanukóvich ha sido derogar la ley que reconocía la cooficialidad de la lengua rusa en las regiones de Ucrania donde sea hablada por más del diez por ciento de la población. Una provocación solo útil para justificar la intervención rusa en Crimea y para enmascarar los designios estratégicos de Vladimir Putin.

La simple anexión de Crimea a Rusia no sería reconocida por la Comunidad internacional con lo que el problema quedaría sin resolver y la estabilidad internacional resultaría seriamente afectada

La población de Crimea es mayoritariamente rusófona y rusófila. De hecho y de jure Crimea perteneció a Rusia desde 1783 hasta 1954 cuando la Unión Soviética la cedió a la República Socialista Soviética de Ucrania por un capricho interesado de Nikita Kruschef. En 1992 Rusia denunció la transferencia de 1954.

Rusia, heredera de la Unión Soviética, continúa siendo una gran potencia con todas las necesidades estratégicas y servidumbres de tal categoría. Sebastopol, en la península de Crimea, es la principal base de la flota rusa en el Mar negro y derivadamente en el Mediterráneo. Rusia no se puede permitir perderla ni ponerla en peligro por la inestabilidad y las incertidumbres que comporta el cambio drástico de régimen en Ucrania. Se juega la posición estratégica en su flanco meridional y el prestigio de gran potencia.

La exacerbación nacionalista ucraniana y rusa no tiene que tapar el problema de realpolitik que se arrastra desde el fin de la Unión Soviética, consistente en cómo asegurar a Rusia el statu quo de Crimea.

La canciller Angela Merkel, llenando el vacío de una inexistente política exterior común de la UE, ha lanzado una propuesta constructiva: federar Ucrania para garantizar los derechos de las minorías de cada lado y para constitucionalizar el statu quo de Crimea, manteniendo la integridad territorial de Ucrania, pero facilitando a Rusia alguna forma implícita de soberanía compartida sobre Crimea. ¿Se conformará Vladimir Putin con esta fórmula o exigirá la retrocesión de Crimea a Rusia? La simple anexión de Crimea a Rusia no sería reconocida por la Comunidad internacional con lo que el problema quedaría sin resolver y la estabilidad internacional resultaría seriamente afectada.

Cualquier intento de establecer alguna comparación entre España y Rusia, Cataluña y Ucrania, sería una pura y gratuita frivolidad

La retrocesión es una figura del derecho internacional mediante la cual un Estado retrocede a otro Estado un territorio que aquel le había previamente cedido. El Estado español la utilizó para transferir Ifni – que había sido español de jure desde 1860- a Marruecos en 1969. Un tratado de retrocesión (con la garantía formal de Rusia de respetar las minorías en Crimea y Ucrania las rusas del este y el sur del país) representaría un enorme éxito para Vladimir Putin, pero también seria la compensación por el aprovechamiento occidental de la debilidad de Rusia durante los primeros años de la posguerra fría.

La evolución de esta grave crisis internacional dependerá de la sensatez de unos y otros. Es la hora de la alta diplomacia y puede jugar un papel apaciguador la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, actualmente presidida por la experta Suiza, y de la que forman parte 56 Estados de Vancouver a Vladivostok.

Poca broma con la situación. Ucrania además de limitar con Rusia tiene frontera con Rumanía, Hungría, Eslovaquia y Polonia, con la UE, luego con nosotros, y tiene en funcionamiento 14 reactores nucleares. Cualquier intento de establecer alguna comparación entre España y Rusia, Cataluña y Ucrania, sería una pura y gratuita frivolidad.