Pensamiento

Tras un año de espera, Telefónica y Hutchison, pendientes de la solución sobre O2

26 enero, 2016 00:00

Con todas las matizaciones que se quiera, España ocupa a la postre el puesto 31 entre 189 economías, en lo que se refiere a la facilidad para hacer negocios, según el informe anual que publica el Banco Mundial, 'Doing Business'. Aunque pueda parecer para algunos una desmesura que se necesiten más de 187 días en trámites de todo tipo y condición, la realidad apunta a que los órganos de gobierno de la Eurozona compiten entre ellos para que ese número de días parezca todo un record de eficacia. Para ello basta recordar que hace 365 días Telefónica cerraba un pacto para fusionar O2 (Movistar) con Three, la filial del grupo hongkonés Hutchison Whampoa en Reino Unido, y todavía ambos actores están esperando que los organismos reguladores británicos y comunitarios decidan dar el visto bueno a la operación.

Es dudosamente defendible que se paralicen, durante un largo periodo de tiempo, las estrategias de compañías de las dimensiones de Telefónica o Hutchison

Las empresas implicadas (O2 y H3G) ocupan el tercer y cuarto puesto del mercado británico, y en ese sentido la compañía de Hong Kong necesita reforzarse para poder competir, de manera efectiva, frente a fortísimos competidores como BT-EE y Vodafone.

Están en juego 14.000 millones de euros, que es la cifra pactada entre Telefónica y el grupo asiático, y uno y otro son conscientes de que la solución final pasa por un escrupuloso respeto a la competencia y que la operación no puede ni debe repercutir negativamente en los consumidores. Y en ello parece haberse esmerado Hutchison Whampoa, que ha tenido que enfrentarse con éxito a otros procesos regulatorios similares o no.

Aunque todo celo es poco a la hora de defender los intereses de los consumidores y velar por la competencia, cuando se trata de una fusión que supondría crear el mayor grupo de telecomunicaciones móviles en Reino Unido, que coparía cerca del 40% del mercado y reduciría los operadores de redes móviles en el país de cuatro a tres, también es cierto que es dudosamente defendible que se paralicen, durante un largo periodo de tiempo, las estrategias de compañías de las dimensiones de Telefónica o Hutchison, hasta el punto de que algún analista internacional ha llegado a afirmar que si la operación no se cierra estaría en peligro el pago del dividendo en metálico previsto por Telefónica, así como otras operaciones que la compañía española tiene en cartera.

No deja de resultar sorprendente que en el último informe aprobado en sesión plenaria por el Parlamento Europeo este mes de enero sobre la política de competencia de la Comisión Europea y referida al caso Google, la Comisaría, entonces dirigida por Almunia, se cuestiona la larga duración de las investigaciones y lamenta que éstas se prolonguen ya desde hace años sin transparencia y sin ningún resultado definitivo.

Algún analista internacional ha llegado a afirmar que si la operación no se cierra estaría en peligro el pago del dividendo en metálico previsto por Telefónica, así como otras operaciones que la compañía española tiene en cartera

A medida que se acerca la fecha final --16 de marzo de 2016-- para que los reguladores y las autoridades de la competencia tomen una decisión sobre la operación, la compañía compradora se esmera en dejar claro su disposición a contemplar cuantas alternativas estructurales existen para que se salvaguarde los principios de la competencia, y en ello coinciden los análisis más reputados de Citigroup, Deutsche Bank, Goldman Sachs, Redburn, Jefferies o BOFAML, utilizando argumentos bastante comunes y que se pueden resumir en la idea, expresada por uno de ellos, que pone de relieve que "la propuesta que hace Hutchison es claramente procompetencia y la compañía está dispuesta a apaciguar las preocupaciones regulatorias que pueda tener la Comisión".

De lo que se trata es de determinar las reglas del juego de un sector estratégico, de futuro y muy complejo en la Unión Europea, en la medida en que cada mercado es único y por lo tanto no se puede implementar una legislación con el mismo patrón para todos, y ello queda patente al estudiar precedentes regulatorios en materia de consolidación en mercados similares, como por ejemplo, Alemania o en el caso distinto de Dinamarca. Y teniendo siempre en cuenta que, si existe un problema de excesiva concentración del espectro en Reino Unido, éste es consecuencia de la fusión entre BT y EE (T-Mobile & Orange). Por el contrario, la cuota del espectro resultante de la combinación de O2 y H3G sería similar a la que actualmente tiene Vodafone y la mitad de la que tiene BT y EE.

Como corolario y a tener en consideración lo publicado en el informe de la Comisaria de la Competencia, aprobado en el Parlamento Europeo, en donde se pone de relieve que la competencia en el sector de las telecomunicaciones es esencial, no solo para impulsar la innovación y la inversión en redes, sino también para fomentar unos precios accesibles y una gama amplia en los servicios para el consumidor, a la vez que pide a la Comisión que proteja la competencia en este sector, en particular en la asignación del espectro.