Ocurrió. No hizo falta mirar muy lejos. Los atrevidos lo habían pronosticado. Sánchez se va a dar un castañazo. Y se lo dio. Con el viaje de Sánchez a Barcelona. Era lo más predecible y ocurrió. Su reunión con Quim Torra, president de la autonomía catalana, ha sido un fracaso. Y ahora, el Torra, va predicando lo que hablaron y negociaron. Está bien que se sepa, pero no que se traicione. Por fiarse de un impresentable. Te cae bien Pedro Sánchez.

¿Qué buscaba con su viaje a Barcelona el presidente del Gobierno Pedro Sánchez? El apoyo de los independentistas a los Presupuestos del Estado para 2019. No era poco. Era bastante. Y con ello Sánchez alargaba su residencia en La Moncloa hasta la primavera del 2020. Ni más, ni menos. Buscaba que PDeCAT y ERC apoyaran los Presupuestos. Sí, los de 2019. Modernamente se prueban los Presupuestos a toro pasado, cando han transcurridos tres o cuatro meses del año. Lo que hay que ver. A lo que hemos llegado. Volvamos al camino. A la negociación con Torra. A la negociación rota. Porque Torra, o Puigdemont, o vaya usted a saber porque aquí cada vez se entiende menos, han dicho que se han roto las negociaciones. ¡Vaya por Dios! Seguro que quieren más. No les vale con el diálogo de Sánchez y sus promesas. Quieren más. Y más. Y más.

Pedro ha arriesgado. Mucho. Sus barones, como ya anunciábamos el pasado jueves, están que muerden. Enfrentados. En la reunión anterior al viaje a Barcelona hubo palabras mayores. Fuera de contexto. Y amenazas. Y enfrentamiento duro entre dos damas. Casi llegan a tirarse de los pelos. Por poco. Por la sensatez de algún caballero. El clima está muy tenso en el PSOE. Porque ven el derrumbe electoral. Temen su desaparición, como le ocurrió a italianos y franceses. Aún así Pedro arriesgó. Es su baza para seguir adelante. Triunfar en Cataluña. Entonces se aseguraría La Moncloa. Por eso arriesgó. Se ratificó en su política de diálogo. De negociación. Todo dentro de la legalidad. Se veía, casi, el éxito. Pero Torra y Pigdemont no están por el tema, porque triunfe Pedro. Sólo se ven a sí mismos. Sólo buscan sus intereses personales. Se han cargado el diálogo.

Torra ha empezado a predicar. A desvelar los acuerdos a los que había llegado con Pedro. A desvelar los secretos de su conversación con Pedro. Que propuso celebrar un referéndum. ¿Otro? Un referéndum de autodeterminación con mediación internacional. ¡Ah! Ahora lo entendemos. Al menos algo. Pero poco. ¡Vaya locura de Torra! ¡Vaya traspiés de Sánchez! ¿Hacia dónde vamos? Parece que hacia atrás. Hacia 1934. Que hable Ortega y Gasset. Que suba de nuevo a la tribuna del Congreso y lea su discurso. Escrito está. Que alguien lo lea y veremos que no hemos avanzado nada. Y cuando se quiere avanzar con diálogo llega Torra y lo rompe. ¿Qué busca Quim Torra?

Ha desvelado, de paso, que le entregó a Sánchez 21 puntos para tratar. Incluyendo la petición de una comisión internacional que medie entre el Govern y el Gobierno de Madrid. Para la autodeterminación. ¿Para qué? ¡Qué cosas hay que oír! De igual a igual. Y lo dijo en el cementerio. ¡Uff! Mal fario. Hombre, señor Torra, hay muchos otros sitios donde decirlo. Predique usted toda la conversación con Sánchez, pero en sitio más apropiado. Claro, lo mismo es mucho pedirle. Demasiado. Y quiere una respuesta rápida. Siempre con exigencias. Con imposiciones. Pues ese no es diálogo creíble, señor Torra. Parece que su diálogo es todo exigencias al Presidente Sánchez. Luego no es diálogo. Si usted busca otra cosa, dígala.

Y díganos también qué le contestó el Presidente Sánchez. Se echa en falta la otra parte de la conversación. ¿Qué le contestó Sánchez a sus exigencias? Algo le diría sobre los presos del procés. Algo le diría sobre el juicio que empieza el próximo 22 de enero. Algo le diría sobre si habrá indultos o no. Algo le diría sobre qué piensan hacer ustedes si vamos a una elecciones generales y gana la derecha. ¿Y usted qué le contestó a todo esto? Cuéntenoslo todo, señor Torra. Estamos hambrientos por escucharle. Cuente señor Torra, cuente. Es Navidad y los cuentos siempre son atractivos.

Cuente toda la conversación. Así sabremos todos qué camino hay que seguir. Sabremos si Sánchez busca el bien de España y Cataluña o sólo su interés personal. Cuente señor Torra toda la conversación. Cuente si usted quiere conversar o imponer. Cuente si usted piensa o sólo dice lo que piensa Puigdemont. Cuente cómo va a ser el futuro. Cuente su cuento, pero rápido. Los ciudadanos españoles ya están cansados del cuento de Cataluña. Cada día más. Y el próximo año, puede asegurarlo, más. Pasadas las fiestas de navidad se terminan los cuentos. Queda una oportunidad para el diálogo. Fin del cuento, señor Torra. Feliz año.